“Ha llegado el momento de ampliar nuestro diálogo con la sociedad, y de aumentar en ella nuestra presencia. Tenemos el firme compromiso de ser un nuevo Partido, para una nueva política de profundas raíces sociales, que se exprese en buenos programas y en buenos gobiernos. Una política que atienda las exigencias de hoy, pero que abra los horizontes del mañana. Una política que se convierta en ética de la responsabilidad pública”
Luis Donaldo Colosio,
Instalación del primer Consejo Directivo de la Fundación el 14 de mayo de 1991:
La ideología política, de manera muy simple se refiere, al cúmulo de referentes, pensamientos históricos, ideales, sentimientos, bases éticas, doctrinas, símbolos, etc., que se convierten en principios y valores de un partido político y que dan forma y rumbo a la actuación de sus integrantes y visión en sus formas de organización.
Estos referentes sirven como base para dos objetivos principales: 1) para que la actuación de los individuos que participan en las instituciones políticas sea congruente, y su misión tenga rumbo en el ejercicio de la misma , promoviendo la participación de los militantes en el respeto y la pluralidad de ideas y seleccionando y postulando a hombres y mujeres de bien en los cargos de representación y, 2) para hacer que esos valores políticos de partido, den forma a una actuación ética en la misión de gobierno, para que sus actores cumplan de manera irrestricta con la obligación de depositar su esfuerzo al servicio de la comunidad –cualquiera que sea el ámbito de competencia–, pugnando por la solución de sus problemas y necesidades y garantizando el bienestar del conjunto, por sobre el bienestar individual.
Luego entonces, son los valores y la ética política, lo que da directriz a las instituciones. Tales valores, definen la visión, programas y normas de un partido político y son de invaluable utilidad, porque permite que sus integrantes actúen con disciplina, dentro de la filosofía propia de su institución. Y esa mística está plasmada en sus documentos básicos. En el caso del PRI sus Documentos Básicos son: a) Declaración de Principios, b) Programas de Acción, c) Código de Ética y d) Estatutos, y son preceptos a hacer cumplir desde el momento que se acepta la pertenencia al mismo, documentos que han sido construidos por sus integrantes y surgido de la inspiración de grandes políticos, que con su experiencia y sabiduría en el pasado y en el presente, han dado prestigio a esta institución política.
Y una figura que los mexicanos tienen presente, pero especialmente los priistas, es sin duda: Luis Donaldo Colosio Murrieta, ideólogo , político y hombre de estado, que amó profundamente a México y que hoy como un tributo a su memoria , quiero recordar algunas de sus ideas al cumplirse 25 años de su fallecimiento.
Para Luis Donaldo, la política que fue una de sus grandes pasiones, la concebía siempre como un juego ético de ideales; ideales que definían esa mística en la que él creía, por eso su muerte solo segó su existencia—como refiriera Diana Laura su compañera de vida–, pero no los pensamientos que defendía.
En su visión de la Democracia, Luis Donaldo fue un convencido de que para insertar a la sociedad hacia una visión con justicia democrática, había de educar a ésta hacia una nueva cultura política nacional: “…La nueva cultura democrática, tiene que obedecer a principios de legalidad interna y a la nueva cultura política; aquella que no confunde democracia con “democratísimo”. Tampoco competencia con “rupturas”; acción popular con “populismo”; nueva cultura política sustentada en un verdadero compromiso, con la participación social y fomentando la unidad política nacional… ( )…nuestro partido no le puede temer a la democracia, porque ha sido éste quien siempre la ha impulsado, y lo seguirá haciendo decididamente en estos momentos cruciales para México y en el futuro. “Si nuestro partido fortalece su democracia, se democratiza México”.
“También hemos aprendido que el punto de partida de la democracia es la cultura de la tolerancia, que lleva a reconocer intereses y argumentos distintos entre los individuos, entre los grupos sociales; la democracia por tanto, es búsqueda del consenso que no elimina las diferencias ni mucho menos se basa en la premisa de aniquilar al adversario”… ( )…“Hoy, la democracia territorial es el centro de nuestra acción política.
Como hombre de Estado defendía la tesis de la mejor gobernanza y decía: “Entre el gobierno y la sociedad hay que construir nuevas relaciones, tender nuevos puentes, nuevos métodos de trabajo, formas de asociación…Se requiere construir prácticas diferentes, que generen confianza mutua; es necesario desarrollar nuevas bases para dejar atrás viejas sospechas que entorpecen esa relación armónica entre los que detentan el poder y la sociedad, que es quien evalúa los resultados”.
“Seamos respetuosos y entendamos que la acción de gobierno es para todos; pero como partido político en el poder, tengamos la firmeza, tengamos definición, tengamos la convicción en vigilar el cumplimiento de la tarea de gobierno a cualquier nivel, en cada una de las entidades federativas…”
Cuando pensaba en México, lo expresaba visualizando en ello su proyecto de nación. “La Nación no puede seguir adelante con este abismo de marginación y de atraso. Tenemos que cumplirles a los pobres entre los pobres… ( )… Para ello propongo un conjunto de acciones que los rescate del olvido y los incorpore cabalmente a la vida democrática y de libertades…Por eso nuestra posición es continuar en el ánimo de la reforma económica que hemos escogido: competitividad, baja de la inflación, salud fiscal, solvencia financiera y una amplia política social para construir un nuevo piso de bienestar que sustente el crecimiento económico.”
Luis Donaldo también amaba profundamente a su partido, y por ello quiso dejar en la Fundación Cambio XXI (hoy llamada Fundación Colosio AC) el espacio donde se coadyuvara a la cultura política, al desarrollo de investigaciones que sirvieran como base, no solo para la construcción de las plataformas como oferta política de sus candidatos y representantes populares, sino para construir cimientos donde descansara la formación política ideal que merecen las nuevas generaciones, que vienen vigorosas y desean hacer las cosas mucho mejor, pensando en su presente y futuro.
“Precisamente porque el Partido Revolucionario Institucional quiere una política de calidad es que concibió el proyecto de una Fundación dedicada a la investigación económica, social y política…al análisis de las distintas dinámicas de transformación del país, de los nuevos movimientos y los nuevos actores. Una institución dedicada a pensar en el futuro, una institución que promueva la cultura y la autocrítica. Una nueva cultura política, el diálogo y la discusión de las alternativas”…La fundación ha de conciliar la vocación del poder de nuestro partido con las exigencias del conocimiento y la cultura. Al unir la capacidad de decisión con el análisis serio y la discusión de las propuestas, el Partido Revolucionario Institucional, se fortalece como defensor del interés público”.
Por eso cuando hoy observo a los nuevos partidos en el escenario nacional y local, que no poseen normas, que carecen de lucha histórica, sin ideales ni valores, me deja claro que su existencia será efímera, porque son partidos que tarde o temprano perderán rumbo, desalentarán a sus seguidores , se volverán arrogantes y se fragmentarán en su interior porque su ideal es sólo el poder y no la misión social que obliga al perfeccionamiento interno para dar sentido a la actuación de sus integrantes y al ejercicio del poder.
Y en el caso del Partido Revolucionario Institucional, no hay mucho que pensarle. Si el PRI quiere rescatar la confianza y credibilidad tiene que acercarse a sus raíces y a sus principios. No hay otra. Y para reencausar el rumbo no basta reconocer fallas, hay que ajustarse en adelante al rigor de una actuación ética y de respeto a las siglas y sus integrantes, pero ello implica hacer uso de la inteligencia, cambiar actitudes, ser justos, eficientes e inclusivos, pero sobre todo ser leales y responsables para ser parte elemental de los equilibrios que hoy urgen en el país, para frenar los ímpetus del poder que se ejerce a capricho, sin principios y con visceralidad y que sólo puede situarse en la antidemocracia.
Por ello Luis Donaldo confiaba en el debate de las ideas, porque era una exigencia de la democracia y de la pluralidad, confiando en el valor de la política para dirimir diferencias ideológicas y pragmáticas y priorizando por sobre todo, la unidad nacional.
Hoy a 25 años de su muerte, Luis Donaldo debe ser recordado porque su legado recobra un valor incalculable—especialmente por las circunstancias sociales y políticas que vive el país–, y se convierte en un indicativo de la buena acción de la política cuando se tiene respeto hacia la sociedad y amor a México.
“…Es la hora de la reforma del poder, de construir un nuevo equilibrio en la vida de la república; es la hora del poder ciudadano. Es la hora de la democracia; es la hora de hacer de la buena aplicación de la justicia el gran instrumento para combatir el cacicazgo, para combatir los templos del poder y el abandono de nuestras comunidades... ¡Es la hora de la Nación! ¡Es la hora de reafirmar valores que nos unen. ¡Es la hora del cambio con rumbo seguro, para garantizar paz y tranquilidad a nuestros hijos! ¡Es la hora de ser fuertes todos, haciendo fuerte a México!”.
Luis Donaldo Colosio Murrieta