Un diccionario para la oposición

Los panistas hace unos meses afirmaban que Andrés Manuel López Obrador estaba muy viejo como para durar seis años en la Presidencia de la República. Que era un riesgo votar por él, debido a su edad.

El porro Javier Lozano, mandó a hacer un video que se transmitió insistentemente por televisión, donde aparecía un hombre con acento tabasqueño que no entendía la manera de encender un auto moderno.

Ahora, esos mismos panistas aseguran que la intención de López Obrador es reelegirse, como si los mexicanos pudieran olvidar lo que afirmaban hace menos de un año con tanta frecuencia y gran ímpetu.

La ignorancia que caracteriza a la actual derecha, desde Javier Lozano, hasta Marko Cortés, pasando por Romero Hicks, muestra que desconocen el significado de las palabras. Muy orgullosos los tres de saber inglés, pero son incapaces de entender la definición de palabras tan simples como “revocación”.

Marko Cortés, presidente nacional del PAN, dijo el lunes en un video que las modificaciones se hicieron “con la intención de manipular, con la fuerza de la Presidencia de la República, las elecciones de 2021 y convertirlo en un probable primer paso para la reelección”.

La precisión está a la mano en cualquier diccionario:

REELECCIÓN: Acción y efecto de reelegir.

REVOCACIÓN: Dejar sin efecto una concesión, un mandato o una resolución.

Por otra parte, los panistas deben estar avergonzados de tener líderes tan mal intencionados y con poco sentido común. Hace unos días el líder nacional del PAN hizo un llamado a la comunidad internacional, como una voz de alerta al mundo entero, para anunciar que, según su muy escaso entendimiento, López obrador quiere reelegirse.

Si Marko Cortés quisiera acusar a su Presidente de la intención de reelegirse con su patrón Donald Trump, lo primero que dirá el presidente amigo de los panistas será que él también quiere reelegirse.

Es decir, la comunidad internacional no puede considerarse una plataforma de política interna como lo quiere hacer aparecer Juan Guaidó, ídolo de Marko Cortés, y ejemplo a seguir.

Si el presidente de cualquier país del mundo quiere reelegirse es un asunto interno de cada nación. Ningún país del mundo puede entrometerse en la política de otro país; sin embargo, para el líder panista, producto de negociación y no de elección, la posibilidad de que López Obrador se reelija es un asunto que debe resolver la comunidad internacional, mostrado un claro desconocimiento de la política del país y del mundo.

Para acabar con las especulaciones y desmemorias de los mal intencionados, López Obrador firmó el 19 de marzo un compromiso de no reelección. Reiteró que él es maderista y partidario de los principios de sufragio efectivo y no reelección. “Sepan pues, señores conservadores, que abandonaré la Presidencia en el día preciso que marca la máxima Ley y que en el 2024 me iré allá por Palenque”, dijo.

El pasado 14 de marzo, en la Cámara Baja, se discutió la revocación de mandato, lo que generó que legisladores de la bancada del PAN subieran a la tribuna para mostrar una lona con la leyenda “Sufragio efectivo, no reelección”.

El panismo debe revisar la historia, y tener siempre un diccionario a la mano.

AMLO dejó en claro que, si bien en 2021 se someterá a la revocación de mandato, este ejercicio no significa un paso previo a su reelección como lo han inferido sus opositores.

“Mis adversarios políticos, los conservadores, creen que soy como ellos porque su verdadera doctrina es la hipocresía, vociferan que la propuesta de someterme a la revocación del mandato encubre la idea de reelegirme en 2024, ante este infundio es necesario reiterar mis convicciones democráticas”, dijo López Obrador.

Otro de los aspectos políticos cuyo significado deben tener muy claro los panistas es la gran diferencia que existe entre guerra sucia y libertad de expresión, porque con ese pretexto quieren hasta ponderar como paladín de la libertad de expresión a quien manipuló las noticias de la televisión comercial de acuerdo con los intereses de un grupo reducido de empresarios.

Pero es tan grande el proyecto de la guerra sucia que uno de sus soldados, el ingeniero textil, Enrique Krauze, ya no sabe cómo deslindarse de los señalamientos de sus cómplices de esos momentos y comienza a gritar a los cuatro vientos que recibe de buena manera la carta en la que el presidente Andrés Manuel López Obrador se compromete a no reelegirse al señalar que tiene un carácter de compromiso con la historia.

Pero como no se trata de defender causas o proceder con la ley en la mano, los priistas también se pronuncian por alejarse de la lógica y apegarse de manera febril al resentimiento al decir la diputada priista Dulce María Sauri que la reforma de revocación de mandato es “una vacilada” y acusó que se trata de preparar el camino para que el presidente Andrés Manuel López Obrador busque la reelección en 2024.

La guerra sucia sigue, es una batalla cuya derrota estaba anunciada, pero que fue perdiendo terreno a lo largo de casi 19 años, cuando empezaron los primeros disparos de una agresión que nunca debió comenzar.

Cuando el Presidente ofrece garantías a los mexicanos para que no entiendan la realidad de manera tergiversada, surge la oposición inventando significados a palabras que desconocen y con una interpretación de la historia propio de un gringo. PEGA Y CORRE. – Ahora que la duplicidad de funciones debe desaparecer, se debe regularizar al Buró de Crédito, una instancia particular que defiende los intereses de quienes no necesitan ser defendidos: los bancos. Ya bastante padecen los mexicanos las comisiones que en otros países no se cobran como para tener una instancia que los proteja de los clientes morosos. Pero cuando el Fobaproa dejó sin recursos al país para proteger el dinero de los bancos nunca nadie salió en defensa de los mexicanos. Es hora de que ese Buró decrépito se regularice, que haya una norma legal, que haya un marco jurídico para su actuación, o que, de plano, desaparezca…. Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

 

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