En marzo, mes en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, en las oficinas púbicas suelen programarse actos y jornadas alusivas al tema del género, se hacen pronunciamientos a favor de los derechos de las mujeres, se anuncian medidas de protección contra la violencia hacia las mujeres si es que las hay y, políticos de toda cepa, dan encendidos discursos para tener buena prensa, Claro, tampoco faltan los despistados que felicitan a las mujeres y les regalan rosas el 8 de marzo como si fuera una celebración estilo Día de las Madres.
En Veracruz entró en vigor, a inicios de este mes, el Protocolo para la Prevención, Atención y Sanción del Hostigamiento y Acoso Sexual en la Administración Pública Estatal, cuya aplicación y vigilancia estará a cargo de una comisión interinstitucional. Con este protocolo, aparentemente, quedará prohibido todo tipo de acoso y discriminación física o verbal contra las mujeres en las oficinas estatales.
El gobierno de Cuitláhuac García perdió una oportunidad de oro para demostrar que los gobiernos morenistas son diferentes de los anteriores, vía las autoridades de Radiotelevisión de Veracruz (RTV). En enero de este mismo año, una trabajadora de RTV puso una queja formal por la forma en que un compañero de trabajo se refería a ella en un chat que se filtró a un grupo de reporteros. En las notas sobre el tema se dijo que las conversaciones que sostenía el reportero y conductor de televisión Hugo Garizurieta con la editora Claudia Cid fueron distribuidas a los reporteros por la esposa de Garizurieta debido a problemas maritales.
En las conversaciones, el conductor se refiere en especial a una compañera, en forma reiterada, con apodos como “la suaderos”, hace afirmaciones sobre su conducta sexual, sólo por tratarse de una mujer y se muestra agresivamente discriminador al llamarla “naca” y afirmar que va a conducir “notináhuatl hablando totonaco” en referencia a sus rasgos físicos. Sergio Goyri se queda chiquito, palidecería frente a los comentarios racistas, clasistas y discriminadores de este Goyri veracruzano recargado. Además de las ofensas contra esta joven, Garizurieta también se refiere en forma obscena a otra compañera y de manera insultante hacia algunos de los directivos, en especial a uno de ellos con comentarios homofóbicos.
En la queja, la joven solicitaba ‒en forma comedida, pero justa‒ una disculpa pública, que el agresor tomara cursos en materia de género y fuese retirado de la pantalla, porque no podía ser la imagen de un medio público y cultural como Radiotelevisión de Veracruz. No obstante lo anterior, no pasaba nada con la queja interpuesta en el mes de enero hasta que un grupo de mujeres de ese sistema de comunicación gubernamental acudió al gobernador y al director de RTV solicitando intervenir en el asunto, y a los medios locales.
Cuando comenzaron a circular las notas y seguramente por un llamado de atención de la oficina de Gobierno, los directivos de RTV se acordaron de la queja, la sacaron del archivo y también recordaron que existe un Comité de Ética, que resucitaron para analizar el caso. No es la primera vez que casos como este ocurren en RTV, pero han terminado siempre en nada. Más grave, terminan en humillación para la quejosa y, si acaso, con una leve llamada de atención para el agresor, todo en una oficina a puertas cerradas, que comúnmente es la del área jurídica.
Esta vez se montó un show diferente y eso debido a la intervención de la oficina del gobernador. Se reunió el Comité de Ética (?) de RTV, el cual dictaminó que lo procedente era la disculpa pública. El primero de marzo se convocó al personal de la dependencia a reunirse en el lobby de RTV para atestiguar la “disculpa” y estuvo una representante del gobernador Cuitláhuac García. Nada en la cuenta de Facebook de Garizurieta, nada en su Twitter, nada en el grupo de reporteros; tampoco nada realmente público por parte de Claudia Cid, tan culpable como él. Decidieron adoptar un sentido muy restringido de lo público, sólo el lobby de las instalaciones frente a los trabajadores, en tanto que los insultos hacia la joven circularon profusamente, mucho más allá de los muros de RTV, de teléfono en teléfono y los leyeron tanto los que lo recibieron en forma directa como los que quisieron curiosear después de leer las notas periodísticas. El castigo, como dirían nuestros primos del norte, fue “a slap on the wrist”, un manacito.
¿Cuál castigo severo a los agresores de las mujeres? El conductor sigue en el noticiario vespertino como si nada hubiera pasado y no se sabe nada de que haya hecho algo para instruirse en temas de género y respeto a los derechos humanos de las mujeres. La empresa Univisión tuvo la sensibilidad para deslindarse de Sergio Goyri y rescindir su contrato cuando se refirió a Yalitza Aparicio como “pinche india”, pero desde el punto de vista de RTV, un servidor público como Garizurieta puede decirle a una mujer “suadero”, “naca”, “fea”, “loca” y criticar su conducta sexual a partir de suposiciones… y no pasa nada. ¿Ya se habrán enterado en la oficina del gobernador Cuitláhuac García del supuesto “castigo” para este agresor de mujeres, discriminador y homofóbico? ¿O será necesario llevar el caso a los medios nacionales para que realmente se aplique un castigo ejemplar?, ¿Es que acaso sólo las mujeres famosas tienen derecho a ser defendidas cuando las agreden?
De inmediato, lo menos que procedería sería sacarlo de cuadro. Este Goyri veracruzano no puede representar de ningún modo a Radiotelevisión de Veracruz, pues el castiguito estaría enviando un mensaje muy desalentador a las mujeres agraviadas y no sólo a las de RTV, sino a todas las veracruzanas.
Lamentable “regalo” a las mujeres que luchan por el reconocimiento de sus derechos y una bofetada todavía más sonora en el mes en que se conmemoran las luchas que han dado en distintos tiempos y espacios.
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