Si los resultados de las elecciones del 1 de julio no hubieran sido contundentes, la iniciativa de reducir hasta 50 por ciento el financiamiento a los partidos dejaría de ser un tiro de gracia.
Los diputados de Morena, Tatiana Clouthier y Mario Delgado, presentaron dicha iniciativa que se aplicaría sólo al gasto ordinario, es decir que, los miembros, los afiliados, los militantes de cada partido, estarán obligados a pagar sus cuotas, porque ese dinero será el complemento de su sobrevivencia económica.
El gasto pasaría de 4 mil 965 millones de pesos a 2 mil 482 millones de pesos. Esto no incluye las campañas, de tal suerte que se trata de la manera en que los partidos lleven su vida laboral cotidiana.
Es precisamente en el rubro en el que algunos partidos políticos tienen su mayor crisis, es el hilo más delgado de su financiamiento. PRI y PRD, cerraron varios de sus espacios en el interior del país.
El PRD y el PRI debieron recortar personal en sus oficinas desde la víspera de las elecciones. El dinero del gasto corriente era utilizado de manera poco transparente en el caso de dichos partidos. De ahí se tomaba para otras actividades, propias de los jerarcas.
De no aumentar y cobrar las cuotas, los partidos tendrían que obligar a sus afiliados a pagarlas. Los militantes en el PAN, PRD, PRI, MC, no quieren ponerse al corriente, pero tampoco están muy contentos con sus liderazgos.
Es en esa ruptura interna que se centra el tiro de gracia. Las cuotas de los militantes difícilmente estarán al corriente. No sienten simpatía por sus líderes ni en el PRI, ni en el PRD, ni en Movimiento Ciudadano, ni en el PAN.
Ante esta situación se promueve la iniciativa argumentando que “el sistema de partidos ha caducado” y no existe justificación para el incremento constante del presupuesto.
En cualquier parte del mundo, países más y menos ricos que México, tienen en el financiamiento de sus partidos la cuota de la militancia como principal fuente de ingresos. Como complemento realizan rifas de casas y automóviles, bailes, subastas, etc.
El subsidio a los partidos en México proviene de los contribuyentes y no de los militantes. Es decir, un mexicano ayuda a financiar al partido por el que vota y por el que no vota.
Mientras, los militantes dejan de pagar sus cuotas sin más preocupación que la de ser tomados en cuenta por la cúpula para convertirse en candidatos y poder gozar de los beneficios de la campaña, y, en caso de ser favorecido con la mayoría, ejercer el poder.
Ahí hay una injusticia grave, sobre todo tratándose de un país con gente pobre y una riqueza natural digna de mejores condiciones de vida para todos. Mientras que los jerarcas de los partidos viven con holgura prácticamente sin trabajar. Hay una clase dorada que en nombre de su representatividad absorben recursos propios y además, los que les corresponden a sus representados.
A partir de la reducción de los ingresos de los contribuyentes los partidos políticos sabrán, en realidad, qué lugar ocupan en las preferencias de los electores, porque su estructura será realista y transparente. Las cúpulas de los partidos tendrán que elegir entre la estructura partidista y los privilegios personales a cargo del presupuesto. No es un suicidio sino una transformación.
Los partidos familiares, con mucho nombre y pocos militantes, deberán comprobar que utilizan en gasto corriente sus recursos, que anteriormente eran acaparados por la cúpula partidista, dejando sin derechos laborales a sus trabajadores, de tal suerte que los opositores de los partidos estaban en sus propias oficinas ante el desprecio de sus trabajadores. PEGA Y CORRE.- Algo sucede en Veracruz que desde el inicio de algunas administraciones algunos funcionarios públicos muestran que el puesto les quedó grande. A pesar de que tienen a la cabeza a un hombre ilustrado, con preparación académica y honesto, algunos de sus funcionarios actúan haciendo todo lo contrario y hay varias muestras. El caso más sobresaliente es el de la secretaria del Trabajo, Previsión Social y Productividad, Guadalupe Argüelles, quien contrató a su hija, Quetzalli Cárdenas Argüelles, como jefa del Departamento Jurídico y de Amparos de esa misma dependencia. Nadie podría creer que es por desconocimiento sino por abuso. El nepotismo evidente es una expresión de corrupción, así como el hecho de que se emitan expresiones de discriminación desde la posición de gobierno de una entidad con profundas raíces indígenas, porque el delegado federal de Veracruz, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, señaló -desafortunadamente- que “sí funcionan las Yalitzas” refiriéndose a las empleadas domésticas que cuidan a los niños de sus patrones. Como si algún tipo de persona estuviera destinada a desarrollar sólo una actividad en su vida. Pero aquí no acaban los graves errores de algunos que, desde las plataformas del gobierno, se descubren a sí mismos como deshonestos, o ignorantes. Desde la máxima tribuna del Congreso local se emitió un mensaje en redes sociales para celebrar los 92 años de nacimiento del escritor “Francisco” García Márquez, en lugar de Gabriel García Márquez. Todas estas acciones y expresiones emanan de militantes de Morena, partido en el poder, que tiene entre sus funcionarios algunos que no están preparados para ejercer el puesto que ahora tienen y que deberían optar entre la renuncia o la separación. Cualquiera que sea la opción debe ser inmediata, porque ya lo dijo el presidente de la República: “Aquí ya no caben ni los deshonestos ni los ignorantes, ni los corruptos ni los inútiles. Esto exige una decisión inmediata… Esta columna se publica los lunes, miércoles y vienes.
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