Difícil. No se puede ocultar lo inocultable o maquillar el infierno que vive Veracruz en 100 días de gobierno. Hay una paranoia por la invasión del crimen organizado. Mantiene en jaque a la población. ¿Y cómo ayudar al góber CGJ que vive en otra dimensión?
La guerra contra el Estado mexicano no ha terminado para la delincuencia organizada, como lo anunció paladinamente el presidente AMLO el 30 de enero pasado. No hay día que Veracruz no se incendie por los infiernos hitlerianos. La impunidad, ineficiencia y corrupción a flor de piel.
Hay toda una expectación y conjeturas en el imaginario colectivo y oposición porque el próximo viernes 8 estará cumpliendo el presidente AMLO y el góber CGJ 100 días de haber asumido el poder público.
Fracasos, aciertos y desaciertos, errores y horrores, yerros y correcciones, claros y oscuros de Obrador y de su joven alumno de Veracruz, serán sujetos del escrutinio público de la vilipendiada sociedad civil, de los ciudadanos de a pie y de los partidos políticos de oposición.
El político tabasqueño frenó sus giras por el interior del país y sus anuncios mediáticos para hacer un corte de caja el próximo viernes de los 100 días de gobierno; un balance de la puesta en marcha de sus programas para abatir la desigualdad social.
Para darle realce, el Peje, a su estilo personal de gobernar, después de que concluya con la acostumbrada rueda de prensa mañanera, pondrá la cereza del pastel.
Según la columna Bajo Reserva de El Universal del martes 5, Obrador destapará otra cloaca de corrupción del régimen priista de EPN en el sector de Salud —una mancha más al tigre—, con los nombres de quienes provocaron la irregular compra millonaria de medicamentos para abastecer a las instituciones de seguridad social del país.
De acuerdo con AMLO, se destinan 80 mil millones de pesos para la adquisición de medicamentos caros que, por lo menos, acaparan 15 empresas el 80 por ciento que serán sujetas de investigación. Algo similar ocurre en Veracruz.
Y la otra perla, la cascada de empresas involucradas en la expedición de facturas falsas, entre las que, por cierto, se encuentran compañías foráneas y veracruzanas que tienen que ver con el affaire del Duartegate 2016.
Entre ellos se cuenta la danza de los 45 mil millones de pesos que documentó la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en perjuicio de las arcas del gobierno de Veracruz, a los que Cuitláhuac García no ha dicho cómo y cuándo se piensa recuperar el quebranto a las finanzas del erario público.
Con los anuncios espectaculares de los 100 días del Gobierno federal y los nuevos affaires de EPN, Obrador acaparará mediáticamente todos los espacios estelares de los Mass Media que dará mucho de qué hablar en días y semanas.
Pero lo que causa mayor expectativa en Veracruz, es qué diablos va a informar el góber Cuitláhuac García, qué cuentas le va a entregar a los veracruzanos si en casi 100 días de gobernar tiene un auténtico caos, un estado en llamas y un desorden neurológico.
Se intuye que el titular del Poder Ejecutivo dará su informe de los 100 días de Gobierno un día o varios días después de que haga lo propio Obrador, para no entorpecer el mensaje y anuncios mediáticos sobre las nuevas cajas de Pandora que encontró el presidente de su antecesor EPN.
Si poco o nada se sabe de los 100 días de Cuitláhuac es porque su coordinador y vo-cero de prensa, Iván Luna Landa, anda en todo menos en misa. Actúa con frivolidad, con ligereza y egocentrismo, pero en los grandes temas de crisis de la inseguridad pública, salud, corrupción, nepotismo, impunidad, deuda pública, actúa con síndrome de la Avestruz.
De qué sirve el catálogo de buenas intenciones del góber Cuitláhuac —de entelequias no comen los marginados o el lumpen social— si el gasto público se canaliza a cuentas gotas y mezquindades.
El ajuste del presupuesto anual del ejercicio 2019 del Gobierno del Estado ya lo aprobaron los orondos diputados de la Legislatura local, ahora corresponde a la coordinación general de Comunicación Social difundirlo cómo quedó distribuido, cuáles serán las obras prioritarias del sexenio, cuántos empleos directos y temporales habrá de generar el gobierno de la 4T, etcétera.
A 100 días del gobierno de Cuitláhuac los veracruzanos que sufragaron por él y los que votaron en contra, se han ido desencantado con sus acciones y decisiones porque han socavado su integridad física y sus bienes patrimoniales. El estado, en cualquiera de los 212 municipios que se le busque, es un infierno.
¿Qué argumentos expondrá ante la aguda crisis de inseguridad pública que vive el estado? ¿Cómo va a justificar la ineficiencia, la improvisación, el tortuguismo, la corrupción, la impunidad, el colapso institucional del aparato político estatal?
Le heredaron un estado en llamas, sí, originado hace más de 30 años, pero Morena y Cuitláhuac traían un plan de gobierno transversal y un diagnóstico para enfrentar y superar las pandemias que sembraron los gobiernos priistas de Javier Duarte y el panista de Miguel Ángel Yunes Linares. ¿Qué pasó? ¿Por qué no han aterrizado sus brillantes proyectos?
Todo ha sido hasta ahora una vil, repugnante y perversa retórica. Cuitláhuac y su privilegiado círculo de colaboradores están actuando oprobiosamente igual que los priistas y panistas. No hay credibilidad, certeza, ni optimismo del eje central del gobierno morenista. Hay encono, exacerbación popular, incertidumbre y recordatorio por el día de las madres de la sociedad civil. ¡Sálvense quien pueda del infierno desatado en Veracruz!
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