Cuitláhuac dice en su disculpa: “Los responsables deben pagar las consecuencias legales”; pero su gobierno liberó a Bermúdez Zurita
Arturo Bermúdez Zurita era el secretario de Seguridad Pública en 2016, el año que desaparecieron Bernardo, José, Susana, Jose Alfredo y Mario Arturo; Bermúdez Zurita era el jefe de Marcos Conde Hernández, delegado de Seguridad Pública de la zona, preso por la desaparición de estos cinco jóvenes; Bermúdez Zurita era el jefe de los policías que torturaron y quemaron los cuerpos de los jóvenes. Bien dice el gobernador Cuitláhuac García en su disculpa pública que le ordena la Comisión Nacional de los Derechos Humanos: “los jóvenes eran inocentes y nunca debieron vivir los hechos que sufrieron”. Pero el gobernador de Veracruz se contradice, pues según él “los responsables de la desaparición forzada de sus hijos deben pagar las consecuencias legales”. En este punto habría que recordar que apenas entró el gobierno de Cuitláhuac García y Arturo Bermúdez Zurita salió de prisión para seguir su proceso en libertad. Fue inmediata su liberación, tan inmediata que a muchos les pareció pactada. Todavía Bermúdez Zurita quería evitar el ir a firmar a los juzgados de Pacho Viejo, y de no ser porque se le descubrió en la maniobra, el gobierno de Cuitláhuac García se lo hubiera permitido. Qué pena que los familiares de estos jóvenes se hayan creído lo de la disculpa; que pena que se hayan creído lo de que los responsables pagarán las consecuencias legales. Qué pena, porque a las víctimas de una tragedia no se les debe engañar de esa manera.
Guadalupe Argüelles Lozano anuncia que su hija será alta funcionaria en su dependencia; “para que no se diga que es nepotismo”. ¡Señora no sea tan inmoral!
A ver señora Guadalupe Argüelles, de acuerdo con un diccionario en línea, “el nepotismo es la preferencia que tienen algunos funcionarios públicos para dar empleos a familiares o amigos, sin importar el mérito para ocupar el cargo, sino su lealtad o alianza”. El nepotismo, señora secretaria del Trabajo de Veracruz, es inmoral y va en contra de los preceptos de la Cuarta Transformación que dictara Andrés Manuel López Obrador. De hecho, en su conferencia de prensa del primero de marzo dijo: “No valen las recomendaciones, el influyentismo, el amiguismo, el nepotismo, ninguna de esas lacras de la política. Eso ya se acabó”. Pero usted no entiende, usted cree que porque anuncia que su hija será jefa del Departamento Jurídico y de Amparos ya por eso el nombramiento no entra dentro de la definición de nepotismo. No sea usted ingenua, no sea usted inmoral. Así lo anuncie a los cuatro vientos, nombrar a su hija en un alto puesto de su administración es nepotismo. Si a esto sumamos que también colocó al yerno, a los hermanos, a las cuñadas y a los sobrinos, estamos hablando de la cumbre del nepotismo en Veracruz. Ya sólo falta que se lleve usted la oficina a su casa y que las reuniones de trabajo las haga a la hora del desayuno. ¿Qué le pasa por la mente? ¿Se pensó que nadie se iba a enterar, a pesar del descaro con que ha actuado? Esperemos a ver qué es lo que procede, en una de esas, con este gobernador ausente e ineficiente, usted se sale con la suya. ¿A eso le apuesta verdad?
Uriel Flores, víctima del cretinismo de Zenyazen Escobar, de las venganzas pueriles de Cuitláhuac García
Uriel Flores Aguayo sabe que la retención del sueldo de su hija en la Secretaría de Educación de Veracruz no es fortuita; sabe que es una consigna que brota del cretinismo de los “honestos” funcionarios de Morena. Una vez que se detectó que la empleada de la Secretaría de Educación de Veracruz era hija de alguien que laboró en el gobierno de Yunes Linares, inmediatamente le dejaron de pagar y cuando la empleada preguntó por qué, nadie le dio una respuesta válida. Ante esta situación, quien también fuera diputado federal no tuvo de otra que llamar a conferencia de prensa para pedir al gobernador Cuitláhuac García, en otros ayeres compañero de partido en el PRD, que reconsiderara el nombramiento de Zenyazen Escobar, secretario de Educación de Veracruz. Para Uriel Flores, Zenyazen Escobar está haciendo quedar mal al gobernador Cuitláhuac García, pero además al presidente López Obrador quien dijo que el sueldo de un empleado es sagrado y que negárselo no sólo era ilegal, sino un pecado. Supone el exdiputado que el caso de su hija no es único, sino que puede haber más casos de personas a quienes arbitrariamente le tienen retenidos sus sueldos. Sobre el caso de su hija señaló: “Solo nos queda como ciudadanos el recurso de la resistencia civil, no hay un dato oficial del porqué le dejaron de pagar. Está en la indefensión porque es vejatorio y lesiona la estabilidad económica, familiar, emocional y de salud”. Por supuesto, se espera una respuesta de las autoridades, si tienen alguna razón por lo que están reteniendo los sueldos de los empleados, que expliquen las razones y si no hay razón, harán bien en cumplir con su deber legal.
Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com