Un mensaje para reflexionar, atender y corregir

El mensaje dominical de ayer de la Arquidiócesis de Xalapa es un texto que me hubiera gustado haber escrito.

Coincide en lo general con lo que ya me había propuesto comentar para abrir la semana en esta columna.

Confieso que cuando lo leí me pareció no estar ante un texto escrito por un sacerdote, normalmente orientado hacia temas religiosos, sino ante el trabajo del mejor analista y columnista político.

No tiene desperdicio y refleja fielmente, al pie de la letra, la inquietud ciudadana por el estado de cosas que se vive reflejo de la conducción de los destinos de Veracruz que está haciendo la nueva administración.

Tres cosas, para mí, le dan mayor valor: que el juicio de la Iglesia está sustentado en las miles de voces que se escuchan en confesión; que la institución religiosa obra de buena fe buscando el bien de Veracruz, que es tanto como buscar el bien para todos sus feligreses; y que obra guiada por la doctrina de los 10 Mandamientos de la Ley de Dios, uno de cuyos ordenamientos dice claramente: no mentirás.

Es una voz de alerta, a tiempo, de que las cosas no van por buen camino o que se están haciendo mal, una voz que debe ser escuchada para actuar en consecuencia.

Originalmente Diócesis de Veracruz desde el 19 de marzo de 1863, que abarcaba todo el Estado, fue elevada a Arquidiócesis por el papa Pío XII el 19 de junio de 1951.

Consulto Wikipedia: Es la primera Arquidiócesis en el continente americano en haber tenido un obispo santo: san Rafael Guízar y Valencia.

Su población es de 1,274,624 habitantes, de los cuales 1,125,443 son católicos. O sea, la mayoría. Cuenta con 75 parroquias organizadas en 13 decanatos que abarcan Xalapa (poniente, centro, noreste, norte y sur), Naolinco, Ixhuacán, Coatepec, Banderilla, Tuzamapan, Altotonga y Actopan. Ofician 148 sacerdotes diocesanos, 9 sacerdotes religiosos, 7 religiosos profesos y 287 religiosas profesas.

Cito los datos para poner en contexto la importancia e influencia de la Arquidiócesis, alrededor de la cual se suman los obispados de todo el Estado. Una institución, pues, fuerte, poderosa.

Sí, lector, ya advertí que me dices que vaya al grano de lo que quiero puntualizar.

En concreto, la Arquidióceis, la Iglesia, en un inusual mensaje, señala que la gente ha ido perdiendo confianza en el nuevo gobierno del Estado, luego de que con su llegada generó muchas expectativas en los ciudadanos.

Reconoce que la gente se ilusionó dado que las promesas de campaña habían sido muy generosas, pero:  “Lamentablemente el desánimo y el desencanto van ganando terreno”.

Señala que “a medida que pasan los días se van acumulando algunos fracasos” y que “pareciera que hay muchas cabezas y que las torpezas de unos pocos están echando a perder el poco trabajo de otros”.

En una crítica directa afirma que “no se puede invocar la novatez ni la curva de aprendizaje para justificar los desaciertos que en estos 74 días de la nueva administración… están a la vista de todos”.

El texto lo suscribe el presbítero José Manuel Suazo Reyes, Director de la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis, su vocero, pues. Coincido totalmente con él.

Dice algo muy cierto y sabido por todos pero que a veces se olvida: La participación de los ciudadanos en la selección y definición de sus autoridades de gobierno no se termina con el voto ejercido en las urnas el día de los comicios, sino que se prolonga en la observación, evaluación y exigencia de los compromisos anunciados en los tiempos de campaña.

También, que debemos recordar que quien asume una responsabilidad pública sabe que debe dar cuentas a los ciudadanos; debe ser consciente de que su labor estará siempre sometida al escrutinio público.

“Dado que el gobernante ha recibido un encargo de parte de los ciudadanos y como tal administra bienes que no son suyos, no le debe extrañar que se le exija eficiencia, honradez y transparencia en las funciones que desempeña”. Cierto.

El mensaje refleja fielmente la voz ciudadana: No estamos para improvisaciones, se necesita evaluar los resultados y la eficiencia de los colaboradores del gobierno.

Pone el dedo en la llaga: Hay señales claras de que algunos “recomendados” no están funcionando y por lo mismo es tiempo de tomar decisiones. Se observa que falta oficio político y que el ambiente se está enrareciendo. No hay que esperar a que el Estado se encienda, para actuar.

Insiste la Iglesia: Se requiere dirección, un proyecto bien definido y mejores resultados ante las grandes necesidades que vive la gente… Queremos un Veracruz en Paz y el gobernante debe trabajar sin descanso hasta no lograrlo.

Y en clara alusión al vergonzoso espectáculo que se está viviendo en el Congreso local, el señalamiento es contundente: Las autoridades gubernamentales no pueden perder el tiempo en pleitos sin sentido, en caprichos infantiles que causan el enfado de la sociedad. Se necesita una verdadera transformación que traiga oportunidades de progreso a los ciudadanos, no que los enfrente en bandos de buenos y de malos.

Claro, lamenta también la situación de violencia e inseguridad que se ha incrementado en las últimas semanas. Este ambiente de violencia afecta el tejido social, lastima a las personas, las envenena con el resentimiento, el miedo, la angustia y el deseo de venganza.

“Todos los días, los medios de comunicación dan cuenta de asesinatos, secuestros y levantones; ya no es extraño escuchar balaceras, incluso en lugares concurridos. Muchas personas viven con la angustia de sentirse indefensas ante la amenaza de la violencia”.

Lo alentador: “vemos con esperanza el despertar de la sociedad civil que se manifiesta en contra de la corrupción y de la impunidad y que se mantiene alerta del proceder de sus gobernantes, reclamando sus derechos y defendiendo las instituciones y sus libertades”.

Lo más importante: ofrece ayudar en la solución: Desde nuestra identidad, estamos dispuestos a colaborar en la construcción de una cultura de paz y de vida, que traiga nuevos horizontes y contribuya a la reconstrucción del tejido social.

Reanudarían en cualquier momento

La instrucción fue estar alertas a cualquier llamado porque en cualquier momento, este mismo lunes si es preciso y si encontraron ya la fórmula mágica para, ahora sí nuevamente, echar a Winckler, en el Congreso local reanudarán la sesión pendiente.

 

 

 

 

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