El huachicol tricolor y albiazul

Los ramales de complicidad se extienden a lo largo del sistema de ductos de Pemex y lo mismo afecta al Estado de México y a Veracruz que a Tamaulipas, sobre todo si consideramos que las gasolineras de la cadena Hidrosina, están ligadas a los hombres del poder, a grado tal que nunca le compraron a Pemex el combustible, sino que fue producto del robo de los huachicoleros.

Pero tan huachicolero es el que llena la cubeta en el charco de combustible que el que llena los depósitos de sus gasolineras con combustible robado. Los primeros lo hacen por necesidad, los segundos por ambición. Los primeros sobreviven, los segundos quebrantan leyes desde el origen hasta la impunidad que se alcanza teniendo amigos y familiares en el gobierno.

Este es el caso de la cadena de gasolineras Hidrosina, propiedad de los hermanos Karam Kassab, familiares de quien fue gobernador de Hidalgo, procurador general de la República y otros cargos que desempeñó no sólo de manera deficiente y parcial, sino implicando la deshonestidad que caracterizó a los gobiernos priistas.

Lo cierto es que la mayor riqueza de México estaba en manos de ladrones de cuello blanco, quienes hasta la fecha el brazo de la justicia no los toca, a pesar de la gravedad de su delito y de colocar a México al borde de la quiebra.

No es necesario decir que a los presidentes de este siglo nunca les importó el país. Jamás ponderaron el interés público al interés personal. Hicieron gala de su prepotencia para robar frente a los ojos de la población sabiendo que tenían en sus manos a quienes aplicaban la justicia.

Ante este descubrimiento se explica la prisa que han tenido Fox, Calderón y Peña Nieto por aprobar la reforma energética, que siempre se dijo que favorecía a unos cuantos. Peña Nieto gastó millones en propaganda tratando de legitimar un delito, pero siempre creyó que convenció a la gente simplemente porque tenía a su servicio a los comentaristas de las noticias que también estaban con salario de origen negro.

El pueblo extrae con cubetas, y algún bidón comprado en abonos, es la inversión para ayudar a la economía de la casa, pero los ladrones de cuello blanco ni siquiera son capaces de gastar en un bidón. Todo el combustible robado es su ganancia.

El robo de parte de Hidrosina movió a las autoridades más flexibles a abrir un expediente por aquello de que los abusos fueran a convertirse en escándalo. Pero la complicidad era tan extensa que los encargados de procurar justicia no sólo callaron, sino que propiciaron el robo. Por su parte, los medios no tenían interés en denunciar a quienes habían adquirido acciones de algunos periódicos con el dinero de la venta del combustible robado.

Porque lo mismo se enriquecieron empresarios de la gasolina, que funcionarios públicos de los más altos niveles y sindicalistas corruptos.

Cuando se inicia la investigación de Hidrosina estaba a cargo de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda un chamaco llamado José Antonio Meade, quien nunca advirtió delito alguno. La PGR estaba encabezada por Raúl Cervantes. El presidente era Peña Nieto, exgobernador del Estado de México, donde tiene la mayoría de sus estaciones de servicio Karam Kassab, propietario de la red de gasolineras más grande del país, con 193 gasolineras, de las cuales 34 están en la tierra de Enrique Peña Nieto, quien debió advertir el robo desde que era gobernador.

Si lo sabía hizo mal su trabajo, y a pesar de eso fue presidente de la República para aprobar la reforma energética.

Si no lo sabía también hizo mal su trabajo por no estar enterado de un robo de esas dimensiones y aun así impulsó la reforma energética como si se tratara de un recurso que salvara al país de la quiebra.

El imperio de Karam Kassab tiene 30 años, es decir cuando inicia el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. La cadena de delitos se asocia con lo peor de la mafia en el poder como es el caso de su sociedad con el principal lavador de dinero de Javier Duarte, es decir Moisés Mansur Cysneiros.

Un reportaje de Sanjuana Martínez señala, entre otros, como cómplices de huachicoleo a los hermanos Isaa Tafich, Rogelio Montemayor Seguy, Antonio Juan Marcos Issa, Salomón Issa Tafich y hermanas, Carlos Mouriño Terrazo, hermano de Juan Camilo Mouriño quien falleció en accidente aéreo, la familia Loret de Mola Gómoroy, Antonio Vega Serrador, el exgobernador Roberto Borge Angulo y Anuar Fayad Hassan Vega.

Roberto Díaz de León, presidente de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo, señaló: “Por cada estación de servicio (en México operan 12 mil 225 gasolineras) hay cuatro puntos de distribución de los huachicoleros”.

Milenio realizó una investigación periodística y la dirección Corporativa de Operaciones de Pemex, donde detectó comercialización de combustible que originalmente había sido donado a la Secretaría de la Defensa Nacional y al Gobierno del Estado de México, entre otras dependencias. Porque el estado de México sin tener un solo pozo petrolero fue privilegiado con donativos en el sexenio pasado, con Emilio Lozoya al frente de PEMEX, dinero canalizado a los estados donde se produce el combustible. Inexplicablemente esa entidad tenía un subsidio en dinero y gasolina por obra y gracia del Grupo Atlacomulco.

Pero como en nuestro país el que tiene dinero es al que le asiste la razón, se encarcela a los pobres, quienes además mueren quemados por ganarse unos pesos en la venta de una cubeta de gasolina.

Luego de que se benefició con la reforma energética Karam Kassab, advirtió en tiempos de campaña que no podría reducirse el precio de la gasolina a menos que se quisiera regresar a una política de subsidios.

Entrevistado por la revista CNN Expansión, que pondera a los ricos, sin dar a conocer la manera en que obtuvieron su dinero, señaló convencido que “La liberación del precio permitió que empresas internacionales ingresaran al mercado mexicano con sus marcas propias, en un proceso acelerado. Pemex tiene 11,632 estaciones de servicio, frente a 803 que operan con marcas distintas, según datos de la petrolera al primer trimestre de este año”.

Como los hermanos Karam Kassab hay muchos, ellos son sólo la punta del iceberg que les deben a los mexicanos millones de dólares por comercializar con su riqueza que fue extraída de pipas, buques, pozos, etc. La miseria de un país de enormes riquezas naturales se la debemos a seres despreciables que finalmente parecieran seguir viviendo en la impunidad. PEGA Y CORRE. – El alcalde de Veracruz, Fernando Yunes Márquez, fue visto en Atlanta, pero no para visitar a su correligionario Ricardo Anaya, quien vive ahí, sino para asistir al Super Bowl, donde cada boleto costó 7 mil dólares, mientras su municipio se debate entre la pobreza y la inseguridad…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

 

Dudas y comentarios:

angelalvarop@hotmail.com

Facebook: PoliticosAD

 

 

Related posts

Cuitláhuac carga con su basura

La oposición se queda sin curules

Claudio, el nini tóxico