Las últimas actuaciones de María Josefina Gamboa Torales, mejor conocida como Marijose, tienen un trasfondo más grave aún que el aparente desajuste mental de la panista.
Sus antecedentes delictivos coinciden con su trayectoria política en el PAN y al lado de su mentor, Miguel Ángel Yunes Linares. Aquel que calificara de “loco” al actual presidente de la república, de manera reiterada, en un video que difundió en las redes sociales. La locura ahora parece instalarse en ese grupo que pareciera disfrutar la derrota por ser parte de la tragedia de la entidad; sin embargo, el papel de bufona de la diputada contribuye de manera importante a los objetivos de ese grupo dedicado a impedir que el nuevo gobierno trabaje.
Marijose, siempre cercana a los íntimos del fiscal general de Veracruz y al ex gobernador Yunes Linares empieza a aparecer en los medios por causas muy ajenas a su trabajo legislativo, que en realidad es inexistente. Su presencia en el Poder Legislativo es producto de la imposición de sus padrinos políticos, a quienes paga la factura con tragedias y giros teatrales que la señalan como una persona poco apta para funcionar en sociedad.
A mediados de julio de 2014 Marijose Gamboa Torales, surge a la fama, al mismo tiempo que un oscuro abogado que la defiende por matar a un peatón que ella atropelló, por manejar ebria. Ese abogado era, ni más ni menos, el actual fiscal general de Veracruz, impuesto por Miguel Ángel Yunes en su cargo, Jorge Winckler Ortiz. Fue condenada a un año tres meses de prisión por homicidio culposo.
Los une el delito y la amistad con Yunes Linares. Así, la actual diputada panista se convirtió en una especie de árbol que cubre el bosque para que todos vean sus actos de circo y dejen pasar lo más grave. Así sucedió la semana pasada cuando, durante la aportación de pruebas para llevar a juicio político a Jorge Winckler, mientras el abogado Alejandro de Jesús Meléndez, mostraba evidencias de la necesidad de llevar a juicio político al fiscal general, la diputada se lanzó como perro de presa a morder la mano del denunciante causándole una lesión en el dorso de la mano izquierda de 6 mm de longitud, “que compromete piel y tejido celular subcutáneo”, según la doctora del Congreso local de Veracruz, Claudia del Rosario García Pérez.
Con este incidente la sesión que conduciría a la imposición de juicio político contra Winckler, se desactivó y si bien continuó el proceso se perdió el efecto de impacto legal y la coherencia legislativa que debía tener el debate.
No pasó ni una semana, cuando de nuevo Marijose Gamboa debió hacer gala de sus dotes histriónicas, el miércoles 30 de enero, realizó otro desagradable espectáculo en las puertas del Congreso local al intentar entrar por la fuerza a la sesión donde se realizaba el proceso hacia el juicio político contra Jorge Winckler.
Acompañada de un grupo reducido de fiscales de diferentes municipios, incondicionales al grupo de Yunes, fue interceptada por un guardia de seguridad en primer lugar porque la sesión había comenzado, en segundo porque no podía entrar con más personas de las que se designaba en el protocolo, y fue cuando inició la tragedia que todos conocemos y que ahora la tiene al borde de la atención psiquiátrica.
Los gritos de Marijose Gamboa hicieron que la atención se centrara en ella y no en el grupo de fiscales que llevaba como porra o como porros en el proceso que conduciría a la aprobación de juicio político contra el fiscal general de Veracruz, su amigo, Jorge Winckler.
Resulta que en Veracruz tanto el ex gobernador Yunes Linares, como su fiscal y amigo de muchos años, Jorge Winckler, tienen un blindaje conformado por mujeres. Así como Winckler tiene su pararrayos en el Congreso que evita que el proceso legal en su contra se lleve a cabo, también el ex gobernador cuenta con un escudo femenino, su nombre es Mirna Romero Ramírez, como lo hemos informado en este espacio. Esta mujer, agente del ministerio público y Fiscal en Jefe de Xalapa, filtra información de la delegación de la Fiscalía General de la República que pudiera afectarle a Yunes Linares, con el fin de que se ampare, proteja, cuide, se ausente, contraataque, etc. Y pueda seguir también en la impunidad, como su amigo Winckler.
Así, la administración pasada en el gobierno de Veracruz parece un manicomio que con su aparente locura incurable impide la acción de la justicia. Quien paga los platos rotos es el pueblo, que ha pasado dos meses de gobierno morenista sin que la fiscalía actúe, como una especie de invitación a la impunidad y a impedir que haya un desarrollo sano en la administración actual.
Detrás del espectáculo denigrante de personajes como Marijose Gamboa, está la intención de dejar sin justicia ni legalidad a los veracruzanos.
A este grupo no le importa acabar con el poco prestigio con que cuenta el PAN, ni desacreditar las instituciones, sólo quieren salvar el pellejo. Con estos actos circenses no será difícil ver la derrota del PAN en Puebla y en Baja California en los próximos comicios para cambio de gobernador.
La impunidad como objeto único del ejercicio político se convierte para algunos en la mejor manera de pasar a la historia, dejando atrás un desastre económico y político que no pudo arrastrar la dignidad de los veracruzanos, que serán quienes coloquen en su exacto espacio a quienes ahora quieren negar no sólo el presente sino la historia. PEGA Y CORRE. – El PRI expulsó del partido al ex gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, quien lleva casi un año 10 meses prófugo de la justicia acusado del delito de desvío de recursos públicos. Quien fuera anfitrión de Peña Nieto en Chihuahua en más de una ocasión, ahora, para los priistas, se trata de un delincuente que actuó solo, cuando en realidad contó con la complicidad y protección de otros priistas que nunca se irán del PRI… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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