Los quistes que se alojan en un organismo pueden ser mortales si no se extirpan a tiempo. Así sucede con las instituciones que permiten que haya personajes oscuros de sexenios anteriores pensando que son tumores benignos y terminan por sabotear un proyecto sano.
Ahora que fue designado Alejandro Gertz Manero, como Fiscal General de la República, no deberá permitir que la institución sólo cambie de nombre, debe ir a fondo en la depuración del personal, sobre todo cuando hay elementos suficientes para que algunos funcionarios sean removidos.
Dentro de estas filas hay gente que impide que la Cuarta Transformación avance en diferentes partes del país y en el caso particular en Veracruz, pero la protección de delincuentes viene desde la Ciudad de México, donde Roberto Ochoa Romero, nombrado en enero de 2018 Subprocurador de Control Regional, Procedimientos Penales y Amparo de la PGR, designa a Martín Ortiz Lerma, delegado de la PGR en Veracruz, el 18 de marzo del año pasado, quien sólo actúa en favor de Miguel Ángel Yunes Linares, olvidándose de sus responsabilidades, a través de la protegida de ambos, Mirna Romero Ramírez, agente del ministerio público y Fiscal en Jefe de Xalapa, desde donde opera en favor de la permanencia en su cargo del Fiscal General de Veracruz, Jorge Winckler Ortiz, amigo del ex gobernador y cuya cabeza está en vilo, luego de que ha impedido, a toda costa, que la justicia y la legalidad lleguen a Veracruz.
Veracruz ha sido saqueado desde hace muchos años, y tuvo en la era de Javier Duarte, su peor momento, robó a todos los veracruzanos y sus cómplices siguen en libertad gracias a los buenos oficios de procuradores y fiscales que les tendieron puentes de impunidad a través del fuero y despistes de investigación.
Yunes Linares prometió en su campaña, encarcelar a los cómplices de Duarte, pero Yunes vive más cerca del delito que de la justicia y se hizo su cómplice. En dos años no atrapó a nadie, al contrario, creó los mecanismos necesarios para que su equipo y él mismo, actuaran en la impunidad.
Luego de dos años de actuación oscura de Jorge Winckler, el Congreso local sube un acuerdo al pleno para realizar un juicio político contra el fiscal Winckler por llevar a cabo su trabajo con serias dudas sobre su honestidad.
El Fiscal General impide el trabajo del gobernador Cuitláhuac García Jiménez desde el primer minuto de su gestión. Ahora, fue citado a una audiencia que se llevará a cabo el miércoles 23 de enero a las 11 de la mañana, como parte de una de las dos denuncias de juicio político que analiza la Comisión Permanente Instructora del Congreso local.
El presidente de esa comisión, Rubén Ríos Uribe, citó al titular del organismo autónomo tras la denuncia que presentó en su contra el ex director de Servicios Periciales, Gilberto Aguirre Garza, quien lo acusa de los delitos de tortura, asociación delictuosa, abuso de autoridad, falsas denuncias y simulación de pruebas.
La gente se preguntará las causas por las cuales todavía no se le remite al banquillo de los acusados en un juicio político por demás merecido, la respuesta tiene un nombre: Mirna Romero Ramírez, personaje de extraño andar, de raro comportamiento y de filiación yunista de hueso colorado. Ella no trabaja para la PGR sino para Winckler, ese es su cometido.
Mirna Romero, ejerce una especie de virreinato de la PGR en Xalapa, desde donde se informa de dónde y de quién vienen las denuncias contra Jorge Winckler, de tal manera que éste pueda protegerse a tiempo de sus enemigos, gracias a los oficios de Mirna, quien le avisa de enemigos y trincheras contrarias.
Mirna se siente intocable, porque se dice protegida de Martín Ortiz Lerma, amigo de Roberto Ochoa, el chico de la Ibero en la PGR, quien llega a la delegación de la PGR con la total anuencia de Yunes Linares. El equipo de Ortiz Lerma en Veracruz, encabezado por ese extraño personaje llamado Mirna Romero Ramírez, nada en lodo. Es un lodazal azul y blanco. Donde Romero Ramírez lleva la batuta.
Como dueños de las leyes en Veracruz recordamos que fue Winckler Ortiz, quien defendió legalmente a María José Gamboa en el accidente de tránsito donde atropelló a José Luis Burela, causándole la muerte.
María José Gamboa es la defensora a ultranza de Winckler en el Congreso local, de ahí que haya sido reelecta pero no por su eficacia sino por sus servicios prestados a esta mafia que no quiere salir de la administración pública.
Es decir, todo este grupo que ahora se reúne alrededor de Winckler Ortiz para que salve el juicio político, no sólo debe ser investigado sino despedido previamente a sus averiguaciones para facilitarlas y, de ser culpables, castigarlos severamente como corresponde a alguien que obstruye la acción de la justicia.
El gobierno de Veracruz tiene al enemigo en casa y mientras no haya sido castigada o por lo menos erradicada toda huella del yunismo, los veracruzanos no podrán tener tranquilidad y justicia.
Todos ellos no sólo son panistas mal intencionados, en algunos casos con cuentas pendientes ante la ley, pero sobre todo con compromisos con el pasado lleno de corrupción que se debe extirpar de la actual Fiscalía General de Alejandro Gertz Manero, de inmediato para la buena salud de la justicia en el país y el desarrollo social en Veracruz. La primera acción de justicia desde esa Fiscalía es limpiar la casa. PEGA Y CORRE. – Es lamentable que haya otro periodista asesinado, esta vez en Mulegé, Baja California Sur, se trata de Rafael Murúa Marínquez, periodista y director del medio comunitario RadioKasha, cuyo cuerpo fue encontrado en el kilómetro 40 de la carretera Transpeninsular entre Santa Rosalía y San Ignacio… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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