El avistamiento de pequeñas protuberancias al filo de las hojas de la Dama de Noche siempre me dieron gran alegría, incluso en los últimos meses del pasado 2018. Sin embargo, descubrir dos retoños en la planta hace cinco días, me asusta: ¿Damas de Noche en enero? ¿A medio mes del primer tercio del invierno?
La respuesta, usted y yo la sabemos: Cambio climático. Mucha tinta ha corrido y toda la que falta, acerca de este delicado tema. Y aún así es insuficiente. Todos estamos llamados, todos convocados, todos involucrados y todos hemos de estar comprometidos. Porque se trata de nuestro hogar, de nuestro espacio vital, del planeta que habitamos.
Los gobiernos, unos más y otros menos, toman medidas para frenar el fenómeno, pero lo cierto es que no ha parado ni disminuido el problema. Tal vez sea un proceso sólo del globo terráqueo o tal vez de todo el sistema solar, pero lo cierto es que ya se han organizado numerosas naciones para enfrentar este gran reto cuyas causas son, algunas naturales y otras vinculadas a las actividades humanas.
Para estudiar el caso, 120 países se reúnen en un organismo de expertos sobre el cambio climático, quienes han confirmado que: “el calentamiento del planeta Tierra es inequívoco, que la influencia humana en el sistema climático es clara, y que las emisiones de gases de efecto invernadero son las más altas de la historia” (tomado del “Resumen para responsables de políticas en: Cambio Climático, 2013: Bases físicas. Contribución del Grupo de trabajo al Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático” también conocido como Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC).*
Sin duda que hemos observado y advertido algunos síntomas como temperaturas del ambiente más altas o muy bajas, alteraciones bruscas, desbordamientos de ríos. Hemos visto imágenes del descongelamiento de los glaciares; como aquella que dio vuelta al mundo: Un oso polar subido en la cúspide de un trozo de hielo, apenas guardando el equilibrio; también erupciones volcánicas y otras más graves como “las modificaciones en la rotación, en la órbita y en la inclinación de la Tierra”*. En estos fenómenos, probablemente no podemos influir, pero hay otros…
“1) Deforestación, 2) Abuso de los recursos naturales, 3) Contaminación de ríos, mares, lagunas y mantos acuíferos; 4) Quema de combustibles: petróleo, gas, gasolina, que producen los gases de efecto invernadero y que tarda desde 50 años en eliminarse parte del CO2, hasta 100 años. Otros, (como el 20% del CO2) hasta milenios.* En resumen, acciones humanas contribuyen al sobrecalentamiento de la Tierra, por lo tanto, también tiene el hombre el poder de frenarlo.
Esta es nuestra casa y por eso cuidamos plantas que nos acompañan en nuestro diario vivir. Ellas pueden remediar mucho el ambiente en que vivimos, pero también son afectadas por las altas temperaturas. Los geranios y capotes que dan alegría a las ventanas de mi fachada, no dejan de florear nunca y lo subrayo porque es mucha su intención de vivir, de contribuir con su color y fragancia al mejor existir los 12 meses del año; pero el que mi Dama de Noche, tan delicada, tan exigente de su clima cálido para abrir en noches de primavera y verano, se haya asomado desde ahora, enmedio de un clima entre frío, neblinoso y lluvioso, me preocupa. Tal vez nos alerta de algo que no estamos haciendo bien. Temo que si seguimos así, y no paramos el desorden, un día de estos en lugar de abrir de noche, mi Dama ¡va a abrir de día! xalapaflorida@hotmai.com
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