La noche del viernes anterior acudí a una cálida, amena y musical velada que ofrecieron los amigos Dr. Francisco Berlín Valenzuela y la estupenda escultora, orgullo veracruzano, Edith Vázquez de Berlín, a un reducido grupo de amigos y amigas, la mayoría del clan de Irma Quintero… La guitarra de Carlos Darío Arcos, canciones, poesía, anécdotas y un poco de historia hicieron muy agradable la reunión, exquisitamente coronada por bocadillos y canapés magistralmente preparados por la chef de la familia… y risas, muchas risas.
Otros personajes participantes fueron las esculturas de Edith Berlín -como se le conoce-, desde la amplia entrada a la mansión, dando vida a numerosos espacios. Las pinturas en los muros no son adornos, sino temas y el amplísimo balcón de la terraza trasera da una vista extraordinaria hacia la noche. En medio de todo, las plantas, la vegetación dentro y fuera de casa.
Me llamó la atención la presencia de numerosos ejemplares de la planta conocida como “Palo de Brasil”, la “Dracaena Fragrans” o ’Tronco de Brasil’, ’Palo amarillo’, ‘Palo de agua’ o ‘Árbol de la felicidad’, dentro de la casa. Aunque se explica, pues esta especie de crecimiento lento y hojas perennes, a quien no le favorecen los rayos solares directos, se comporta muy bien en interiores, siempre y cuando esté bien ventilada y se le riegue una o dos veces por semana, según el clima. Las encontré en varios sitios de la planta baja de la casa que nos recibe: dos grandes macetas a la entrada, en el recibidor, en la sala, en el balcón posterior… Todas provienen de la planta madre que tiene veinte años de edad, ha dado seis retoños ¡y sigue dando flores!
De pronto, la anfitriona nos llamó a ver una Dracaena del recibidor que está floreando; mide más de tres metros y luce espectacular. Sus hojas lustrosas verde vivo con un par de franjas amarillas en el centro y, por excepción, en lo alto, luce un gran ramo de flores blancas. Y digo por excepción porque esta especie suele florear ¡sólo una o dos veces en su vida! ¡Y nos tocó verla! Nuestra anfitriona nos dice que además de fascinarle, estas plantas le hacen sentir tranquila, feliz, libre y en paz. Y justo es decir que en este hogar, se siente su presencia.
Se estima que esta planta (si se siembra en maceta) o árbol (si se siembra en el campo) es originaria de África occidental y se propaga fácilmente cortando y sembrando un tallo del tronco principal. A la Dracaena Fragrans se le atribuyen propiedades curativas y también cualidades para limpiar el ambiente y eliminar productos químicos, como disolventes y productos de limpieza, como también puede ser tóxica para los perros y gatos de casa. En Islas Canarias, en cambio, al Palo de Brasil se le adjudican poderes mágicos.
De manera particular, yo le tengo gran aprecio a esta planta, pues conocido es que en el ramo de la floristería -negocio que tuve por veintidós años- sus hojas son de gran utilidad para acompañar a las flores como follaje decorativo. En este ámbito se les conoce como ‘maiceras’ -las de color verde con franjas centrales amarillas- y ‘victoria’, si son verde oscuro, brillante y elegante.
Y si acaso, decidiéramos adquirir un ejemplar de esta interesante especie, para nuestro hogar u oficina, conviene escoger una planta que tenga el tallo recto, muchas hojas, colocarla en una maceta no muy grande, ponerla en un lugar de techo alto que le permita crecer y asegurar el drenaje; poner un lecho de bolas de arcilla o grava junto con abono de plantas para el interior. Y cuidarla, así como los amigos cuidamos que la amistad, crezca sanamente…
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