Criminal negocio de la salud

La salud pública, la educación pública, el transporte público son repudiados por los mexicanos desde hace mucho tiempo. La burocratización en los sistemas de salud hace que quienes tienen dinero para destinarlo a la salud prefieran la atención privada, en todos los ámbitos de esta actividad.

 

Lo mismo sucede en la educación, pública. Cuando un mexicano dice que inscribirá a su hijo en una escuela, nadie piensa en una escuela pública, a pesar de que instituciones educativas como la UNAM, están entre las mejores del mundo.

 

Así sucede con muchos servicios públicos como el transporte, la vivienda, la alimentación.

 

La inercia de la política que se convirtió en una perversión hizo de la calidad en los servicios públicos un verdadero desastre, de tal manera que cualquier mexicano con dos dedos de frente y algo de dinero para invertir en la salud, evita esos servicios y prefiere el privado en salud, vivienda, educación, transporte, etc.

 

Es hora de revertir los valores y que el gobierno se responsabilice de sus atribuciones, que otorgue calidad a todo lo que brinda, a pesar de los recortes económicos que llegan a afectar los salarios de los profesionales de la salud.

 

Es necesario que haya vocación de servicio y no negocio personal. De ahí que sea necesario no sólo dar apoyo al gobierno que lo está intentando sino ser vigilantes de que así suceda.

 

Porque no basta con la buena intención en materia de salud, por ejemplo, que es la prioridad del actual gobierno, se trata de una actividad donde su compromiso y responsabilidad coloca a la vida está de por medio.

 

De hecho, el propio presidente de la república mencionó el hecho de que la salud no sólo fue abandonada, sino que de ella se hicieron grandes negocios.

 

Se comenta, por ejemplo, el gran negocio que hizo con las medicinas el ex gobernador de Chihuahua César Duarte Jáquez, quien hizo de la necesidad de la gente un negocio para él y sus socios cuyos nombres, origen y escondites todavía no se acaban de investigar y que deberían ser castigados por medrar con la vida de los mexicanos.

 

Porque al mismo tiempo que se le otorga calidad a la salud pública debe otorgarse calidad y eficiencia a la procuración de justicia en México, sobre los actos de corrupción que surgieron de una necesidad esencial de los mexicanos.

 

El presidente de la República lo señaló: “Reconocemos que la tarea y el desafío es enorme, frente al criminal abandono en muchas áreas de nuestro sistema de salud, y frente a la corrupción, negocios privilegiados y simulaciones, entre las que sobreviven un personal médico y de enfermería generoso y comprometido con su labor”.

 

Y agregó, para que todos sepan de qué se trata el asunto: “Lo quiero dejar claro. Corrupto es el funcionario que amaña una licitación, pero también el proveedor que impide el libre mercado o viola la ley para vender medicamentos, corrupto es el que no sabe perder licitaciones y lanza calumnias para ganar en la mesa o en los tribunales administrativos lo que perdió en un concurso, corruptos son quienes detrás de sofisticados mecanismos fiscales eluden, simulan u ocultan declarar los sueldos reales de sus trabajadores. Corrupto es quien inventa incapacidades para cobrarlas pudiendo trabajar y el médico que la expide fraudulentamente. Corrupto es el trabajador que busca el amparo de su gremio, para tener impunidad ante fallas o negligencias laborales. Corrupto es el que usa al Instituto para fines personales”.

 

Reconoció que el sistema de salud en México está en ruinas, pero trabajarán para cambiarlo.

 

Sabemos que hay excelentes médicos, enfermeras, especialistas en el servicio de salud pública, pero también sabemos que hay una burocratización que afecta la salud de los mexicanos hasta llevarlos muchas veces a la muerte.

 

Así, las ganancias a costa de la salud de los mexicanos fueron millonarias, porque por un lado los laboratorios farmacéuticos transnacionales se hacían millonarios creando ciudadanos hipocondríacos a través de los medios y, por el otro, el monopolio de la salud fue absorbido por una familia de muebleros españoles, encareciendo la salud.

 

Por ello personajes como Vicente Fox defienden el Seguro Popular, luego de su estrecha relación con la familia Vázquez Raña. Son tiempos de transformación y de ventilar la verdad, pero sobre todo de sancionar a los que se enriquecieron con la salud de los mexicanos.

 

Al inaugurar las oficinas centrales del IMSS, en Morelia, el presidente de la República señaló: “El trabajo del IMSS debe estar presente durante todo el ciclo de vida. Empieza en la gestación, con cuidados prenatales, y termina con cuidados paliativos para bien morir.

 

Dijo que el Instituto garantizará el acceso a la salud de los mexicanos, “que está escrito en la Constitución, pero no es eficaz”.

 

Si un país tiene un sistema de salud de calidad se termina la especulación que en nombre de la salud hacen los dueños de la medicina privada, llámese, doctor, clínica, laboratorios clínicos, laboratorios farmacéuticos, instrumental quirúrgico, etc.

 

Señaló que el IMSS tiene 82 millones de usuarios y el ISSSTE dos millones.

 

López Obrador denunció que la SSA es un “cascarón” porque a su cargo hay 20 hospitales de los sistemas estatales.

 

Basta recordar que hubo una veintena de hospitales inaugurados por Peña Nieto, que estaban en obra negra y nunca tuvieron una sola cama en su interior. Se inauguraba sólo la fachada porque de esas clínicas sólo había fachadas a lo largo y ancho del país, en un engaño más a los mexicanos.

 

El desabasto de medicamentos es una consecuencia de esa sociedad perversa entre laboratorios farmacéuticos, funcionarios públicos y directivos de las clínicas del servicio de salud pública.

 

La promesa de un sistema de salud de calidad está ahí, habrá que contribuir para que resurja y vigilar para que se logre. De esta manera se anunció que en materia de salud en dos años el país estará a la altura de otros como Canadá, Reino Unido y Dinamarca. PEGA Y CORRE. – Jorge Winckler no se cansa de intentar ponerle zancadillas al nuevo gobierno de Veracruz, seguramente por encargo de su jefe y amigo, el ex gobernador Yunes Linares. Ahora se abstiene de juzgar y castigar a los delincuentes alentando al crimen en un terreno que le es muy bien conocido: la impunidad. De esta manera la delincuencia no encuentra un obstáculo para sus actividades en la Fiscalía sino una garantía de impunidadEsta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

 

 

 

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