Primero las clientelas

Si se quiere tener una idea clara sobre las intenciones, prioridades, rumbo y talante de un gobierno, solamente hay que echar una mirada hacia dónde dirige el dinero de su presupuesto.

Y por lo menos en su proyecto de Presupuesto de Egresos para 2019, el gobierno que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dejado claro que la cultura, la educación superior, la investigación científica, el desarrollo rural y la prevención de la violencia contra las mujeres son rubros que le importan muy poco y que está dispuesto a sacrificar, con tal de sacar adelante su política asistencialista de subsidios a estratos desfavorecidos que alimentan su clientela política.

Los datos del proyecto de presupuesto no dejan lugar a dudas. El subsidio a universidades públicas federales de educación superior sufre una reducción de mil 713.8 millones de pesos respecto de lo presupuestado en 2018. La más castigada de las instituciones de educación superior es la UNAM, a la que se le pretende recortar mil 23 millones de pesos, lo que representa una variación de 6.3 por ciento menos en comparación con lo que se le otorgó en el ejercicio fiscal que está por concluir.

Otro rubro sensible al que se intenta dar una cuchillada es el de la investigación científica. Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) se le quieren quitar dos mil 299 millones de pesos, mientras que al Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional se le recortan 57.1 millones de pesos.

Tan solo en estos ejemplos queda de manifiesto que la preparación profesional de calidad en instituciones académicas verdaderamente autónomas no es del interés del nuevo régimen, que pretende sustituirlas con la creación de cien “universidades” afines a su proyecto político, y que como la que echaron a andar en la capital del país, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, han resultado un fraude académico, aunque al parecer como centro de adoctrinamiento político sí funciona muy bien. Cobra entonces sentido el supuesto “error mecanográfico” de la semana pasada que borraba de un plumazo la autonomía universitaria de la Constitución.

A pesar de que el sector cultural del país fue uno de los que apoyó decidida y abiertamente la candidatura de López Obrador, resulta que la cultura siempre no es prioridad para el nuevo gobierno federal. El proyecto enviado al Congreso de la Unión contempla una disminución de mil 20 millones de pesos, lo que equivale a 7.6 por ciento respecto de 2018 y es el monto presupuestal más bajo asignado para este rubro desde 2012. Paradójicamente, mientras los cineastas mexicanos triunfan en el mundo, el área de la cinematografía es de las que concentra los mayores recortes.

Otras secretarías que sufren reducciones importantes son la de Medio Ambiente, a la que se le quiere aplicar un descenso presupuestal de 32.1 por ciento; la Sagarpa, con 28.5 menos; Función Pública (que se supone va a vigilar que ya no haya corrupción en el gobierno), 27.1 por ciento; y Comunicaciones y Transportes, con una rebaja de 24.4 por ciento.

A pesar de que la violencia contra las mujeres se ha convertido en un tema crucial de la agenda social del país, en el primer proyecto de presupuesto lopezobradorista prácticamente se desmantela el andamiaje institucional que se había creado para atender este problema.

Desaparecen el Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas y el Fondo de Coinversión para Sociedad Civil, mientras que el Consejo Nacional para Prevenir discriminación es reducido a membrete, pues se le quita 91.11 por ciento de sus recursos, y a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim, instancia que ha solicitado las alertas de violencia de género en estados como Veracruz) se le busca aplicar un recorte de 27.56 por ciento.

¿Qué sí le interesa al gobierno de López Obrador? La Secretaría de Energía (que tendrá a su cargo la construcción y rehabilitación de refinerías, como en los 70), a la que se le aplica un incremento extraordinario, pues de dos mil 565 millones de pesos pasa a recibir 27 mil 229.80 millones de pesos (un aumento de ¡961.30 por ciento!); Pemex, a donde se asignan 464 mil 601.60 millones; la Secretaría del Bienestar (antes Sedesol), que pasa de 105 mil 458.10 millones a 148 mil 491.10 millones; y la Secretaría de la Defensa Nacional, que recibe 93 mil 670.20 millones de pesos.

Vale la pena puntualizar que, contrario al discurso lopezobradorista de austeridad y crítico del despilfarro mediático de gobiernos anteriores, al área de Comunicación Social se le asignan 4.2 mil millones de pesos. En la promoción de la imagen del gobierno (o mejor dicho, del Ejecutivo) se quieren gastar casi tres veces lo que pretenden “ahorrar”, por ejemplo, en educación superior. Un despropósito monumental.

Como es evidente, se trata de un proyecto de presupuesto que tiene como eje el asistencialismo más rancio y pedestre, la militarización, el culto a la personalidad y una abundante inversión en el sector energético, como si siguiéramos en la época de la fracasada “administración de la abundancia”.

Porque para el bien del “movimiento”, primero las clientelas.

 

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