Yunes no es ningún novato en eso de los tiempos políticos, los conoce con cronómetro en mano. Sabe que esperar no sólo es un acto de paciencia sino de estrategia.
El exgobernador sincronizó relojes con el Fiscal, Jorge Winckler, y esperó a que tuviera Cuitláhuac García Jiménez unas horas en el poder para liberar a tres de los cómplices de Duarte de Ochoa que estaban presos.
Los delitos son graves, más aún tratándose de sólo unos cuantos, ya que la lista de los miembros de la banda de Javier Duarte es muy larga. En este sentido, los veracruzanos todavía se acuerdan de la promesa de campaña que convirtió en gobernador a Yunes con la bandera de la justicia penal, donde aseguró que en seis meses tendría a su antecesor y a sus cómplices en la cárcel y que terminaría con la violencia en la entidad. La promesa de campaña quedó en promesa, nunca se cumplió, simplemente se negoció.
En este panorama, Yunes aprovechó la orfandad de algunos textoservidores que andaban como perro sin dueño y les dio oxígeno del bueno para afirmar que quien había liberado a los corruptos era nada menos que Cuitláhuac García Jiménez.
Además de la nostalgia que le impone a Yunes no tener reflectores al frente, quiere seguir gobernando o, por lo menos, influyendo en la opinión pública del estado para cumplir un acto de venganza que no empieza con la liberación de los corruptos ni termina con la sociedad que establece con Winckler.
A Winckler lo impuso Yunes Linares, amigos de muchos años, el mayoriteo irreflexivo del PAN en el Congreso local llevó a su gran amigo a la Fiscalía. Así, el entonces gobernador aseguraba complicidad por dos años y protección a su hijo por seis años más, y de ser posible, protección a su otro hijo, actual presidente municipal de Veracruz, porque el Proyecto Yunes estaba programado para estar 14 años en el poder, por lo menos.
“Yo no soy corrupto y no hay pruebas. De ellos sí hay pruebas, está ese audio y está aquella entrega de la casa a Miguel Ángel Yunes que él anunció. Ellos son los mentirosos”, dijo García Jiménez.
Yunes tiene en la bolsa a más de un comunicador de Veracruz y varios a nivel nacional, su objetivo es claro: destruir la imagen de Cuitláhuac, por el simple placer de consumar su venganza ante una derrota que nunca imaginó.
Le apostó a la simpatía de su hijo y resulta que les fue antipático a los veracruzanos.
Por su parte, Winckler, títere de Yunes, menosprecia la inteligencia de los veracruzanos al intentar culpar al gobernador de liberar a los delincuentes de cuello blanco, cómplices de Duarte, cuando en realidad las leyes del estado las maneja él.
Cuitláhuac García insistió en que existen pruebas de la negociación que realizó Bermúdez Zurita con Yunes Linares para recuperar su libertad.
“Lo único que hay que observar es que existe un audio en el que queda evidenciada que negociaron con Arturo Bermúdez Zurita este tipo de liberaciones y han de haber negociado otras. El audio es público donde se ve claramente cómo los abogados de Zurita están negociando con el enviado de Jorge Winckler. Hablan de que está enterado y de ‘pruebas de amor’. ¿Qué son esas pruebas? Fueron la entrega de casas a Miguel Ángel Yunes Linares para que él las usara electoralmente en el cierre de las campañas electorales de hace unos meses donde iba compitiendo el hijo de Miguel Ángel Yunes”, aseguró.
El 11 de abril del presente año, Yunes anunció la recuperación de 4 inmuebles con valor de 40 millones de pesos, ubicados en el Edifico Pelícanos en el Boulevard Ávila Camacho, en Boca del Río, pero nunca se registraron en los ingresos del gobierno del estado ni hubo cambio de nombre del propietario; es decir, que siguen siendo de Duarte y de la familia de su esposa, Karime Macías.
Cuitláhuac García Jiménez, consideró, en días pasados, que debe revisarse la actuación del fiscal, pues al parecer hubo un pacto de reducción de penas a cambio de la entrega de bienes robados a los veracruzanos.
“Winckler se quería quedar con una casa que se le había quitado a (Adolfo) Mota, creo que había un reparto, había una piñata con los bienes duartistas supuestamente recuperados, ahora yo lo pongo en duda porque no fueron recuperados, fueron nuevamente robados”, señaló el gobernador.
El Fiscal no tiene la calidad moral de señalar culpables, simplemente debe atenerse a su suerte, porque la inconformidad social está allanando el camino para su destitución, o, lo que es peor para levantarle juicio político y sea sancionado de acuerdo con la legalidad, de la que se ha burlado por dos años.
Yunes al tener en sus manos parte de los medios de la entidad considera que sigue gobernando, pero sobre todo influyendo en la opinión pública del estado, cuando el sentido común de los habitantes de Veracruz pide que no se vuelva a aparecer en su territorio. Las trampas de la comunicación que maneja el exgobernador quieren ocultar mucho de lo malo que hizo en dos años, que puede ser incluso más grave que las maldades que hiciera Duarte en seis años.
La derrota del hijo de Yunes es el principio del fin de quien intentó crear una dinastía en Veracruz a costa del menosprecio de la inteligencia de todos quienes ahí residen; la venganza, que es lo único que le queda, tiene como herramienta a Jorge Winckler, quien como carne de cañón recibe los golpes que en algún momento llegarán a afectar a Yunes Linares, y de los que ya no podrá levantarse. PEGA Y CORRE. – Por si fueran pocas las anomalías del gobierno anterior, Fernando González Rivas, secretario general del Sindicato del Tecnológico de Xalapa y de la Federación Nacional de Sindicatos de Tecnológicos de México, denunció que aún persiste un adeudo de 900 millones de pesos por parte del gobierno de Veracruz. Herencia que ha pasado de administración en administración, por lo que ahora se muestra como un problema más a la gestión de Cuitláhuac García… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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