Precisamente cuando los partidos políticos deben estar sólidamente conformados dentro y fuera de sus tareas legislativas, hay divisiones que pueden degenerar en desmembramientos.
Los partidos políticos quedaron tan lastimados luego de los resultados electorales del 1 de julio que creó cuarteaduras que son difíciles de subsanar. Ahora se encuentran en la búsqueda desesperada de un contrapeso político y social.
Sin embargo, lejos de preocuparse por fortalecerse en lo interior, los líderes de los partidos de oposición tienen en el enfrentamiento con el presidente de la República, su principal preocupación y enemigo. Los espacios con los que cuentan están dedicados a desgastar la figura de Andrés Manuel López Obrador y no a convocar a la unidad o a cerrar las heridas internas.
Un ejemplo de ello es el PAN. Con un dirigente nuevo, Marko Cortés, cuyo ascenso dividió más aún las filas del blanquiazul, porque motivó la salida del partido del expresidente Felipe Calderón, con quien se van más de 50 panistas.
Desde ese momento Marko Cortés dedica sus declaraciones públicas a fustigar la política de López Obrador y dedicó un par de días a repartir volantes en los cruceros de la Ciudad de México exigiendo al presidente de la República que cumpla todas sus promesas de campaña. El PAN tiene problemas que escapan de la capacidad del imberbe dirigente como es el caso de la muy posible pérdida de la gubernatura de Puebla, donde se ordena repetir las elecciones ante las dudas sobre el resguardo de los paquetes electorales en el recuento.
Por otra parte, el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, tal vez uno de los cuadros más fuertes de ese partido, aseguró que el PAN no tiene la suficiente fuerza como oposición para enfrentar al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Añadió que al partido le hace falta fuerza moral y política para fungir como el contrapeso que México requiere, ’se están agotando las posibilidades dentro del propio partido’.
Sin embargo, el siempre optimista Marko Cortés dijo que el PAN será el contrapeso del nuevo Gobierno federal, asumiendo su lugar como el principal partido político de oposición.
La coordinación parlamentaria del PAN en el senado fue cedida por Damián Zepeda, amigo cercano del excandidato a la Presidencia de la República, Ricardo Anaya, pero al saber que quien lo sustituiría sería el Gobernador Bala, es decir, Rafael Moreno Valle, le recriminó poca transparencia en su trayectoria como funcionario público y se convirtió en su permanente crítico.
Pero en el PRI la situación no es muy diferente, a pesar de su experiencia en derrotas y victorias electorales, porque al nombrar en días pasados a Luis Antonio Godina Herrera, como nuevo Secretario de Finanzas y Administración, hace a un lado a los pocos personajes cercanos a Peña Nieto dentro de la estructura de este instituto político: Luis Vega Aguilar.
Los señalamientos de corrupción en contra de diferentes militantes del PRI, ensucian la imagen de otros que están dentro de la cúpula de ese partido, forzando la salida de miles de militantes.
Exgobernadores como Javier y César Duarte, entre otros, pueden implicar a otros priistas si las investigaciones se llevan a cabo con responsabilidad.
El Partido Nueva Alianza, adjudicado a la maestra Elba Esther Gordillo, pierde su registro por no alcanzar el 3 por ciento del total de la votación. El rechazo generalizado de la sociedad para cerrar los partidos pequeños coloca al Panal en la lona y con pocas posibilidades de seguir adelante.
En el PRD la división está a la vuelta de la esquina, incluso puede hablarse de su desaparición.
La posible derrota electoral en Puebla afecta seriamente al PRD, que fue el partido más castigado en las elecciones. No hay día en que no haya deserciones de ese partido hacia otros o simplemente salen de ese partido para abandonar la militancia.
Ni siquiera en la ciudad de México el PRD puede sobrevivir, a pesar de que contaba con una fuerza social importante; sin embargo, la pobreza de votos del PRD en las elecciones del 1 de julio, lo lleva a tener únicamente 5 senadores, es decir que, si alguno de esos legisladores renunciara a ese partido, este perdería su derecho a ser representado en el Senado, porque el número mínimo de senadores para sostener la presencia de un partido es de cinco.
La fragilidad del coordinador parlamentario en el Senado, en la persona del ex jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, crea una debilidad que bien podría desgastarlo tanto dentro como fuera de su estructura.
Las demandas que existen contra sus excandidatos como es el caso de quien compitiera por la Jefatura de gobierno de la Ciudad de México, Alejandra Barrales, es otro factor que puede desgastarlos dentro y fuera de su práctica parlamentaria.
El partido que había perdido su registro y por negociaciones de las que nunca se conoció su contenido, Movimiento Ciudadano ahora sufre la primera división profunda en su historia, luego de que se convocara a elecciones para renovar a su líder nacional.
El creador de dicho partido, Dante Delgado, expriista y exgobernador interino de Veracruz, convoca a elecciones internas y es electo por la raquítica militancia el senador Celemente Castañeda, un alfil del propio Dante.
Dante Delgado fue puesto a disposición del Ministerio Público acusado del robo de 450 millones de pesos, por los que estuvo preso 15 meses. Él asegura que fue un preso político.
Ante esta elección poco clara, surge una voz de descontento, la de la diputada federal Martha Tagle, quien asegura haber sido marginada injustificadamente para competir por el liderazgo de ese partido. Ahora, pide no sólo concursar esgrimiendo su derecho a la equidad de género sino repetir las elecciones donde ella participe. PEGA Y CORRE. – acostumbrados los gobernadores a hacer de su gestión como representantes populares un feudo o un virreinato, están apanicados ante el surgimiento de los superdelegados federales, que consideran les quitan imagen, recursos, presupuestos, reflectores y protagonismo… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.