Finalmente la próxima semana, entregarás la banda oficialmente a quien desde hace ya un tiempo está dando órdenes de gobierno y te ha desplazado; lejos de hacer una transición democrática te ha dejado en ridículo, bueno, uno más de los que hiciste a lo largo de 6 años.
Lamentablemente llegaste a gobernar gracias a millones de votantes, la mayoría mujeres que sin meditar acerca del pésimo gobierno que presidiste en el Estado de México, se dejaron llevar por tu copete y lo guapito que te veías, sin sospechar que tu sexenio sería un rotundo fracaso. Me vienen a la memoria el conteo de muertos que le llevaban a tu antecesor por haber declarado la guerra a los narcos y maleantes, pero tu rompiste el record hasta perder la cuenta.
Te vas dejando un país desastroso, con incremento de la pobreza, habiendo devastado el poder adquisitivo, incrementando el desempleo con todo y que te has cansado de presumir que creaste millones de empleos inexistentes o a lo más temporales que con la entrada del nuevo gobierno se están extinguiendo. Retomaste la idea de Zedillo de hacer reformas en diferentes rubros, lo mismo en aspectos políticos, de educación y económicos, pero al final no funcionaron, dando al traste al sistema educativo, entregando a manos poderosas nacionales y extranjeras nuestros principales recursos empezando por el petróleo y el gas mientras nos clavaste más impuestos a los energéticos, llevándonos a tener que pagar luz, gasolinas y gas a precios cada día más caros.
Te aparentabas tonto, pero al final te llevas muchas inversiones y la gaviota hasta la casita blanca, al igual que las mansiones que se hicieron muchos de tus colaboradores. Nos dejas también un peso debilitado, un estado de derecho en el que los delincuentes pueden transgredir la ley sin recibir castigo creando cotos de poder que ya son incontrolables. En las relaciones internacionales resultaste agachón ante nuestro vecino del norte cuyo gobernante desde que era candidato, te puso el pie varias veces.
Dejaste abandonados a los mexicanos que sufrieran pérdidas durante los desastres naturales y de los apoyos económicos nacionales y extranjeros no se sabe a qué bolsillo fueron a parar, pues aun hoy día hay familias que viven en la calle tras perder sus casas y departamentos, otros como los nayaritas que siguen pasando hambre al igual que en otros estados y a los que tus discursos de esperanza no les sirven para nada.
Ni siquiera pudiste educar a tus hijos que siempre mostraron arrogancia y desprecio por los connacionales y se expresaban groseros y obscenos ante cualquier crítica que hicieran por tu actuar.
Te vas igual de inculto e iletrado como llegaste, sin temor tras pactar en lo oscurito para que no te pidan cuentas, pero afortunadamente te vas, mientras que los mexicanos, lejos de vitorearte, te dirán adiós y hasta nunca Enrique.