“La moral no se impone a las naciones con las leyes. Se les infunde con el ejemplo.” – Leopoldo A. de Cueto.
No debiera de extrañarnos el gatopardismo de los políticos mexicanos, vaya a nivel mundial es evidente que han existido ejemplos similares, pero la manera camaleónica de mostrarse en nuestro país es en verdad para resaltarlo.
Ahora nuestro presidente electo, Andrés Manuel López Obrador nos vuelve a dar una recetita de como se debe actuar en eso de alcanzar el poder y hacer todo por perpetuarse.
Tan solo este jueves 15 de noviembre habrá de pasar a la historia de México como uno de esos días en el que diversos eventos construyeron las condiciones de la tormenta que se viene.
Primero en la Cámara Alta, los senadores aprobaron en lo general y en lo particular la Ley de la Fiscalía General, con la que dan pie al nombramiento de un fiscal carnal -que, a modo al ejecutivo, haga y deshaga a favor o en contra de sus intereses- algo que tanto criticaron los mismos integrantes de Morena.
Es evidente que en dicha determinación contaron con el aval y porque no decirlo hasta la instrucción del mismo López Obrador.
En una sesión para recordar por el nivel de confrontación discursiva donde las posiciones dialécticas se basan en razonamientos antagónicos de confronta, de descalificación, y de simple cerrazón, la mayoría de Morena lo aprobó.
¿Dónde quedó entonces aquello que tanto reclamaban respecto a no tener un fiscal autónomo?, ¿A caso esa máxima solo aplica cuando es enfrente donde lo deciden, pero mientras seamos nosotros no aplica, o cómo?
Después de ello, en otro aberrante dislate discursivo, que demuestra la incongruencia empleada por el propio Andrés Manuel afirmó que creará un consejo de asesores empresariales, sí como leyó usted, esos que formaban parte de la “mafia del poder”.
Quienes conforman este cuerpo de notables, pues nada más y nada menos que su responsable de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, Ricardo Salinas Pliego -dueño de TV Azteca y Grupo Salinas-, Bernardo Gómez Martínez -Grupo Televisa-, Olegario Vázquez Aldair -Grupo Ángeles-, Carlos Hank González -Grupo Banorte-, Daniel Jesús Chávez Moran -Grupo Mayan-, Miguel Rincón Arredondo -Bio-Pappel- y Miguel Alemán Magnani -Grupo Interjet y Grupo Alemán-.
Y la pregunta es ¿no que yo no me junto con los fífis?, ¿con la mafia del poder?
¿Qué paso?
Sumado a este Tsunami de incongruencias llega finalmente la que cierra el tema la convocatoria nacional para la creación de la Constitución Moral.
Así es, ahora el presidente electo de México y otro cuerpo de notables demandan públicamente la necesidad de dictar códigos de conducta social, para garantizar con ello la paz y el comportamiento social.
O sea, ellos habrán de decir lo que es moralmente correcto y lo que no.
¡Vaya! Ahora resulta que el pueblo necesita de alguien que nos diga que es bueno y que es malo, que es correcto y que no lo es.
¿Acaso no existe una Constitución para ello y un marco jurídico normativo para lo mismo?, ¿Cuál es en el fondo la intensión de crear esta nueva idea?, ¿A dónde se pretende llegar con ello?, ¿Están los mexicanos listos para supraponer normativas morales por encima de la misma Constitución Política?
La realidad es que no.
En ninguna nación moderna del mundo existe tal locura en condiciones de correcta aplicación, México no necesita un nuevo Dios, sino gobernantes responsables y honestos.
Los mexicanos son plenamente consciente para decidir lo que esta bien, de lo que esta mal, de lo que sirve y de lo que no, de renunciar a una forma de gobierno o de dar paso a otra.
La pretensión de erigirse en una especie de salvador de la consciencia de México es el preámbulo para construir una forma de dictadura en la que nos digan que sí y que no podremos hacer.
Ejemplos muchos, basta solo mirar a la historia.
Peligrosas, muy peligrosas las simulaciones de esta clase de propuestas que parecieran convertir una historia de terror en realidad.
Sextante.
La continúa más activa que nunca es la vicecoordinadora parlamentaria en la Cámara de Diputados Federal, Anilú Ingram Vallines, quien se mantiene atenta a las necesidades del sector femenino en nuestro país.
A penas este jueves presentó una iniciativa para otorgar seguridad social a las trabajadoras domésticas, sector social vulnerable y muy olvidado por las autoridades federales, estatales y municipales.
El escenario es verdaderamente importante pues a nivel nacional existen 2.3 millones de personas que se dedican al trabajo doméstico, 95% son mujeres; de ese universo, sólo 3 mil 359, y solo el 0.14%, están registradas ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
“Desafortunadamente, están sujetas a largas jornadas laborales y carecen de seguridad social, no pueden acceder a servicios médicos, ni a vivienda, muchos menos a aguinaldo, vacaciones o una pensión; trabajan de sol a sol y no pueden ver los beneficios de su sacrificio reflejados en sus mesas y en los techos de sus hogares”, abundó la integrante de la Comisión Permanente de Desarrollo Social” apunto la legisladora veracruzana.
Ingram Vallines apuntó que datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017, 36% de las trabajadoras del hogar comenzó a trabajar siendo menor de edad; una de cada cinco lo hizo entre los 10 y los 15 años, edades en que de acuerdo con nuestra Carta Magna el trabajo es ilegal.
Con estas reformas, adiciones y derogaciones a la Ley Federal del Trabajo, así como a la Ley del Seguro Social, mediante las cuales se estipula que los patrones estarán obligados a proporcionar seguridad social a los trabajadores domésticos, a pagar las aportaciones que por ley les corresponden; que su jornada laboral no podrá exceder, bajo ninguna modalidad, las 8 horas diarias y que, en caso de horas extras, se trata de garantizar su derecho al pago correspondiente en igualdad de condiciones.
Bien por la diputada, quien muestra congruencia política ante una urgente necesidad social.
Al tiempo.
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