“El que se pierde es el que encuentra las nuevas sendas.” – Nils Kjaer.
Una vez más se encienden las alarmas, nuevamente el escenario de crispación social se vuelve a tensar en nuestro país.
A penas este martes 13 de noviembre, mientras los diputados federales se daban con todo en reclamos por la crisis de inseguridad y de impartición de justicia que afirman existe en Veracruz tras el asesinato de la hija de la diputada federal Carmen Medel Palma.
La bancada panista tomaba la tribuna para gritar a los cuatro vientos la exigencia de no permitir la construcción de una nueva dictadura bananera en México, tras la aprobación a las modificaciones de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, con la que dan paso a la creación de superdelegaciones y nuevas Secretarías.
Tras tener un noviembre lleno de caídas económicas en donde la depreciación del peso es una constante, las estimaciones de crecimiento comienzan a verse con reserva, sumado a la estrepitosa caída en el precio del petróleo, lo que obligará a limitar los ingresos nacionales, a pesar de basar la política fiscal en una nueva corriente donde la confianza pretende lograr aumentar la recaudación con base en que cada mexicano abiertamente confiese sus ingresos.
Y provocando la caída de la Bolsa Mexicana de Valores tras verdaderas ocurrencias, que sin consenso o consulta han provocado las dos caídas más relevantes desde 2011, generando un clima de desconfianza en el inversionista.
Sumado a ello, la serie de anuncios de obras que sin proyectos ejecutivos, autorizaciones de estudios de impacto ambiental, y consultadas a modo buscan mejorar las condiciones de inversión favoreciendo evidentemente tan solo a quien el nuevo gobierno federal elija, están provocando que la presión sobre la olla express comience a ser factor de riesgo.
Luego de la primera gran marcha masiva contra las ocurrencias del festejado presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador -quien en su onomástico en Mérida, Yucatán, soltó una nueva máxima “Mi amo es el pueblo de México, yo ya no me pertenezco”- la crisis de incertidumbre comienza a crecer.
Tras los serios señalamientos vertidos por la defensa de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera en Nueva York, en la que aseguran haber entregado millonarios sobornos a los dos últimos presidentes de México (Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto) la imagen de nula credibilidad internacional en las instituciones mexicanas se vino al piso.
La más reciente llamada a generar este clima de polarización vino precisamente de un ex presidente , Vicente Fox Quezada, a quien nadie puede dejar de atribuirle importantes contactos al menos en los Estados Unidos y Europa -esos que tienen el capital- como para en el peor de los escenarios financiar una especie de rebelión.
De acuerdo con la Revista Proceso, Fox Quesada convocó a los mexicanos a la resistencia a partir del 1 de diciembre, fecha en la que Andrés Manuel López Obrador asumirá como presidente de la República, para que modifique decisiones como la cancelación del aeropuerto internacional “y no nos lleve entre las patas”.
Según la información firmada por la reportera Verónica Espinosa, https://www.proceso.com.mx/559564/vicente-fox-convoca-a-la-resistencia-para-que-amlo-no-nos-lleve-entre-las-patas Fox señala que López Obrador “está tomando decisiones increíblemente fuera de la ley, fuera de la Constitución y del periodo constitucional”.
“¿De cuándo acá un ciudadano que apenas es presidente electo toma decisiones como cancelar un aeropuerto? Es fatal. Invito a todos los mexicanos a ser un contrapeso político, democrático”.
De acuerdo con el guanajuatense, “la consulta es una jalada, es un pinche engaño. ¿Quién se cree esas tonterías? Yo digo que sea valiente y que se ponga los pantalones, decida él y asuma la responsabilidad él, (o) de todos los fracasos después va a decir que fue el pueblo, el pueblo sabio de México”, tronó Fox, abordado por medios en la sede del centro que lleva su nombre, durante un evento de la Fundación Vamos México que encabeza su esposa Marta Sahagún.
Lo grave de estas declaraciones es que no provienen de cualquier sujeto, sino de un expresidente de México, que por mucho cuenta con información privilegiada y contactos a nivel global -guste o no sus formas y estilos de hacer política-.
Lo cierto es que así como esto comienza a provocar alarma, muchas de las acciones que comienzan a emprender los legisladores morenistas, son asunto de revisión con lupa, pues como en los contratos con la banca, el riesgo esta en las letras pequeñitas.
La tormenta que viene, es y será de proporciones árticas.
Al tiempo.
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