El reflejo más allá del espejo

La diversidad de productos diseñados y la mercadotecnia surgieron primero pensando en usuarios, en públicos específicos a los cuáles dirigirse. Con el tiempo estos productos se han adaptado a individuos, por ello las campañas cada vez son más segmentadas y las redes sociales venden datos personales de formas estratosféricas, porque saber qué quiere cada uno es casi garantía de éxito.

De acuerdo a Brandon Gien, diseñador australiano, el buen diseño resuelve problemas, pero el gran diseño los previene. Una idea similar compartían distintos ponentes en el CID 2018, donde personalidades de todo el mundo exponían un poco de su experiencia con los asistentes, el denominador común de todas ellas era la mención de responsabilidad social en sus proyectos. Todas las campañas iban pensadas en resolver una problemática social: la hambruna, el cambio climático, la pobreza, la donación de órganos, la discriminación.

Sin embargo, esta ideología no es exclusiva del mundo del diseño, ha de extenderse en los demás ámbitos, donde la arquitectura, la economía, la comunicación y demás disciplinas dejen de ver únicamente al individuo y piensen más en una colectividad. No se trata de ser extremistas y descartar la individualidad de cada persona, ni de pensar únicamente en colectivos, se trata de reconocernos en medio de las diferencias y encontrar puntos en común que permitan un mejor desarrollo social.

“Dejamos de temer aquello que hemos aprendido a entender” escribió en su momento Marie Curie. Y justo en la actualidad nos tememos unos a otros, vemos al semejante como amenaza, nos cuenta entender su desgracia y deseamos su bienestar sin que interrumpa el mío, olvidamos que el bien común requiere de colaboración constante y que en ocasiones se hacen pequeños ajustes y sacrificios para poder prosperar.

En esta época, pocos hacen el esfuerzo de entender el origen de problemáticas sociales, tenemos una crisis derivada de marcar fronteras y hacer diferenciaciones entre seres humanos, en la cual algunos se ven amenazados y cierran aún más cualquier posibilidad de ayuda, otros cuántos solo piensan en los principios de humanidad y buscan tener un gesto básico que ayude al prójimo a no morir en su búsqueda de mejora, de una oportunidad. Pero la realidad es que la solución de estos conflictos requiere acuerdos mayores y que estos sean realizados por personas que piensen a futuro, capaces de vislumbrar más allá de intereses personales o empresariales.

El mundo necesita líderes más comprometidos con la sociedad, que sepan tomar decisiones por un bien común, que no finjan una democracia por mantener el poder y sobre todo que tengan buenas intenciones, porque la base de todo es ser buen ser humano y a partir de eso decidir lo demás. Necesitamos líderes que se vean reflejados en otros, que al ver a alguien padeciendo hambruna o sufriendo un atentado contra los derechos humanos sean empáticos y piensen en soluciones. Necesitamos personas que vislumbren más allá de su reflejo en el espejo, que se reconozcan en otros y por ellos propongan mejoras colectivas.

 

 

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