El debate sobre la propuesta del “Día de muertas” indicaba división entre las feministas en México, sin embargo hay un mar de fondo. Las discusiones en el feminismo suelen ocurrir con frecuencia en muchos temas porque se trata de una comunidad, plural, con distintas corrientes, así que no era de extrañarse que un acontecimiento político o social volviera a colocar sobre la mesa un intercambio intenso de ideas al seno del feminismo del Siglo XXI.
El debate feminista sobre distintos temas siempre viene acompañado de numerosas y opuestas opiniones, amén del oportunismo para los ataques de una cultura misógina. El feminismo moderno, inserto en el enorme reto de exigir igualdad de derechos, en la actualidad coexiste con divisiones internas entre sus líderes pero siempre saludables, mientras el diálogo y el respeto no se pierda o se adopten posturas de mujeres patriarcales.
El movimiento social del feminismo es pacífico, evoluciona, genera sinfín de sentires, saberes y complejas discusiones pero, finalmente se llega a consensos entre las distintas miradas. Lo importante es no dividirse, no abrir la brecha que permita que los comportamientos del patriarcado sigan reproduciéndose en las mujeres. El caso que sacudo hoy debe esclarecer si pertenece a esta lid o se intenta cosificar a las víctimas del feminicidio, como denuncian.
El 10 de Octubre del 2018, en Change.org, se hizo pública la petición dirigida a la Fiscalía de delitos de violencia contra las mujeres y trata de personas de la PGR (FEVIMTRA), por parte de un grupo de “Asociaciones”, que informan -sin especificar nombres-, que “detrás de este movimiento existen asociaciones de derechos humanos que día a día luchan contra esta epidemia y por llevar justicia a los familiares de las víctimas”.
Los convocantes plantean la colocación de una ofrenda monumental el día 3 de noviembre para recordar los feminicidios perpetrados en el país. La invitación es a marchar del Ángel de la Independencia al Zócalo de la CDMX. En la plataforma se argumenta que se respeta y ama la tradición mexicana, pero “la magnitud del fenómeno del feminicidio en México exige un “Día de Muertas” para llamar la atención internacional y ejercer presión al gobierno mexicano en todos los niveles hasta lograr justicia, reparación y verdad para las víctimas”.
Aparece además un video, donde familiares de algunas víctimas llaman a no dejar que “ellas vuelvan a morir”. Anotan que cada día mueren 7 mujeres en México por feminicidio. De cada 10 casos, solo en 1 hay una sentencia condenatoria. Aparecen también el escritor Juan Villoro y Elena Poniatowska, avalando la convocatoria a conmemorar el primer “Día de Muertas” en México.
El 29 de Octubre respondió contundente el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), rechazando la propuesta al considerar que el feminicidio, es un delito, no una tradición y se deslindó de ella porque desvirtúa la lucha contra el feminicidio en México. “Reprobamos la lógica irresponsable que se le busca dar al feminicidio a través de la mercadotecnia”. De 2014 a 2017 OCFN documentó 8,904 asesinatos de mujeres, de ellos sólo 2,188 casos fueron investigados como feminicidio
El OCNF, conformado por 43 organizaciones en 23 entidades federativas del país, desde hace más de 20 años, defienden los derechos de las mujeres, que se reconozca al feminicidio como una violación grave a los derechos humanos de las mujeres y como la manifestación más extrema de discriminación y violencia contra ellas. Lograron la tipificación del delito “asesinatos producto del odio, discriminación y la violencia que se ejerce contra las mujeres, niñas y adolescentes, asesinadas por razones de género y de las maneras más brutales”.
Concluyen que exigir el establecimiento de un “Día de muertas” fomenta la normalización de la violencia feminicida convirtiéndole a la larga en una “Bella tradición” para comerciar con las causas, como ocurrió con el 8 de marzo, por lo que se oponen a considerar al feminicidio como parte de la histórica tradición del Día de muertos en México. “Las mujeres asesinadas no pueden ser una tradición y mucho menos una bandera utilizada por la agencia de publicidad que impulsa dicha iniciativa y que pondera la campaña sobre el tema de fondo que es la prevalencia y agudización del feminicidio en todos los estados del país”.
Sin identificar a la agencia, revelan que ésta se acercó al OCNF con el objetivo de que avalaran la campaña, y en respuesta evidenciaron su desconocimiento sobre el tema. Recordaron que a partir de la sentencia histórica de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (COIDH)“Caso González y otras (‘Campo Algodonero’) vs. México”, familiares de víctimas, organizaciones y defensoras de los derechos humanos establecieron el 6 de noviembre como el “Día por la Erradicación del Feminicidio en México”, en conmemoración de la fecha en la que fueron encontrados tres de los ocho cuerpos de jóvenes y cuyo caso derivó en la sentencia de Campo Algodonero ,estableciendo como símbolo una cruz rosa.
Reivindican el 25 de noviembre, fecha designada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y reiteran que para el OCNF la lucha contra el feminicidio es una postura política, totalmente alejada del sensacionalismo, la comercialización y el uso de las propias víctimas y mujeres para lograr objetivos poco transparentes, por lo que hacemos un llamado a la sociedad para retomar los eje centrales de esta lucha.
Que los esfuerzos contra los feminicidios vayan encaminados a la exigencia de verdad y justicia para las víctimas: Exigir la sanción a los agresores y abatir la impunidad; conmemorar la vida de las mujeres víctimas de feminicidio, visibilizando los proyectos de vida que fueron truncados, sin caer en la revictimización, y/o, poniendo en riesgo los procesos jurídicos.
Refrendan su compromiso con las víctimas, sus familias y la sociedad, en la defensa del derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia de una manera responsable y ética.
De confirmarse la versión del organismo, que revela que es una agencia de publicidad la que promueve la iniciativa, no se puede menos que pensar que escritores de la talla de Elena Poniawtoska y Juan Villoro, así como las víctimas y algunas asociaciones, fueron sorprendidos por la mercadotecnia hasta que no se aclare lo contrario.