Morena: un secuestrador en la nómina municipal

* Jairo Jafet Dzib, acusado del plagio de Lesly  * Empleado en la DiMuDe  * ¿Fue su novia? La Fiscalía calla  * Caso Aarón-Kristell: ¿narcomenudeo?  * Confrontó a la síndica y un rufián le aplicó tormento sexual  * Si son “famosos”, el Peje los hace impunes  * Parque Central Hidalgo: se ampara una liga  * Los platillos caros de la primera dama

Publicada en mussiocardenas.com

24 de septiembre de 2018

Vestido de junior, con aires de rey, Jairo Jafet fue del negocio publicitario al cargo de gobierno, al círculo de poder, al equipo del alcalde Víctor Carranza, hasta detonar el enésimo escándalo de nota roja sobre Morena, el de un secuestrador que cobra en la nómina municipal de Coatzacoalcos.

Le imputan la autoría intelectual de un plagio y un noviazgo con su víctima que ni la Fiscalía General de Veracruz ha podido acreditar.

Habría urdido, según la trama oficial, el levantón de Lesly Jared Bucio Palma, estudiante de Medicina en la Universidad Cristóbal Colón, ejecutado al llegar al hogar que habita en Boca del Río, atacada y sometida, arrastrada y subida al automóvil de sus captores, cuatro delincuentes de poca monta, y llevada a Xalapa, como se ve en un video que se hizo viral. Era el miércoles 12.

Habría vuelto a Coatzacoalcos Jairo Jafet Dzib Lara, según la verdad de la Fiscalía General de Veracruz. Volvía a su vida normal. Sus movimientos precisos servían para despistar. O eso creyó.

Tres cómplices —Jonathán de Jesús Vera Castro, José Armando Marcial Ocampo y Maura Trujillo Ocampo— retenían mientras a la víctima en una casa de seguridad, en Xalapa. Y pedían 7 millones de pesos para dejarla vivir.

Hacia la tarde del lunes 17, el destino de Jairo Jafet se precipitó.

Y a Morena le impactó el misil. Uno más.

Conducía esa tarde su auto, un flamante Renault del año, cuando advirtió que era seguido. Lo asediaron, lo amagaron. Hubo disparos. Se escuchaban las detonaciones provocando alarma. Algo inquietaba, una vez más, a los vecinos de la colonia Benito Juárez —feudo de capos y matones en Coatzacoalcos—, esparciéndose en redes sociales que un “empresario” había sido levantado.

Pero el empresario no era tal sino un empleado de la firma Publicidad Vial, del ex alcalde Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— y su hermana Alejandra, ex síndica municipal—. Jairo Jafet Dzib cayó así en manos de la Unidad Especializada en Combate al Secuestro. Y en Xalapa sus cómplices también.

Al amanecer —martes 18—, el periódico Notiver destaca la trama oficial. Jairo y sus amigos implicados en el secuestro de Lesly Bucio. Jairo y sus amigos saboreando millones de pesos por un rescate que nunca llegó.

Aprendices de truhanes, serían la nota central de Notiver. Se llevaron “la de ocho”, con sus rostros íntegros, sin difuminar, y sus nombres tal cual, polarizando al respetable, unos aplaudiendo a la Fiscalía, otros advirtiendo que eso es violación al debido proceso. Y que pueden salir.

Sin daño alguno, Lesly Bucio fue rescatada por la UECS. Se hallaba retenida en la “casa de seguridad” de Xalapa. Los tres cómplices fueron sorprendidos ahí. Jairo fue trasladado desde Coatzacoalcos para enfrentar los cargos.

Detalle a detalle, Notiver contó la trama winckleriana. Jairo es empleado del ayuntamiento de Coatzacoalcos. Jairo es allegado a síndica, Yazmín Martínez Irigoyen. Jairo fue novio de Lesly Jared Bucio. ¿Realmente lo fue? Jairo es de Morena.

Sábese que Jairo Jafet Dzib es allegado a la ex síndica priista, Alejandra Theurel Cotero, su jefa en Publicidad Vial, pero no hay evidencia pública del nexo con la síndica actual, Martínez Irigoyen.

Sábese de su trabajo en la Dirección Municipal del Deporte en el ayuntamiento de Coatzacoalcos y de sus andanzas en antros, su estampa de aspirante a junior, su doble vida, su vida de oropel.

Una pregunta formulada a la Fiscalía de Veracruz, el martes 18, cuestiona si es real el vínculo amoroso que supuestamente hubo entre el secuestrador y su víctima. ¿Se acredita que Jairo Jafet Dzib haya sido novio de Lesly Bucio? Hubo silencio. ¿Fue su novio? La Fiscalía sigue callada. 

Jairo Jafet Dzib es empleado municipal. En Al Día, programa de análisis de Jorge Luis Torres y este reportero, a partir de una investigación exhaustiva sobre tres nóminas, se estableció su estatus laboral: está adscrito a la Presidencia Municipal con nivel A4817, categoría de auxiliar administrativo, salario de 8 mil 143 pesos bruto y 7 mil 500 neto.

Ahí, este reportero citó que junto al nombre de Jairo Jafet Dzib en el listado de nómina, una línea arriba, aparece el de Axel Alberto Borrego Burguette, yerno de la síndica Yazmín Martínez Irigoyen. O sea, vecinos de nómina aunque Axel enmascara su ingreso con la fachada de “beca”.

Claudia Guerrero, autora de la columna Entre lo Utópico y lo Verdadero, retoma algo de ello. Y lanza una aseveración:

“Además, Jairo Jafet es amigo de la pareja sentimental de la hija de la síndica Yazmín Martínez, de nombre Axel Alberto Burguette (es Borrego Burguette), quien también está como empleado en la Presidencia Municipal”.

Demoledor, el misil detona en el centro de mando de Morena en Coatzacoalcos, en el alcalde Víctor Manuel Carranza, en el grupo jefaturado por la senadora Rocío Nahle García, artífice del desbarajuste municipal.

Un juez determinó prisión preventiva de dos años a Jairo y sus cómplices y este lunes 24 se realizará la audiencia en que se les vinculará a proceso. Mientras, permanecen en el penal de Pacho Viejo, a unos kilómetros de Xalapa. Podrían enfrentar hasta 50 años de prisión. 

Su caso se inscribe en el catálogo de episodios ligados a delitos, narcomenudeo, levantones, malas compañías y hasta una imputación de tortura sexual en el entorno del alcalde de Morena, Víctor Manuel Carranza Rosaldo, su síndica y Rocío Nahle.

Uno es el de Aarón Azahel Ayusso Collins, abatido por el ataque de sicarios poco después de las 6 de la mañana del miércoles 5. Se hallaba en su vehículo cuando los matones fueron por él, asestándole varios impactos, letales todos.

Su esposa o pareja, Kristell Marín Domínguez, profesora en la escuela Artículo 123 de Agua Dulce, quedó casi a las puertas de la vivienda marcada con el número 102 de la calle Aurelio Martínez Burgos, colonia 24 de Octubre, al poniente de Coatzacoalcos.

Pero lo que se halló en la vivienda sacudió a Morena, a la operadora de Rocío Nahle, María Sandra Collins Coronel, madre de Aarón Ayuso Collins, que llegó al lugar, que permaneció expectante, conocedora de temas violentos pues hará cierto tiempo trabajó en la Agencia del Ministerio Público del Fuero Común, siendo allegada del entonces titular, Miguel Ángel Piña Lara, y al policía judicial Frank Munguía, asesinado en San Andrés Tuxtla, el 30 de junio pasado.

Había ahí yerba verde semejante a marihuana, bolsas de plástico con piedra con características de crack. Y algunas sumas de dinero de las que nadie volvió a hablar. Hay fotos devastadoras.

Otro caso: Verónica Bringas, abogada, cercana a la dirigente de Amedea —Asociación Mexicana por la Defensa de los Animales—, Miriam Hernández, increpó el 1 de marzo a la síndica Yazmín Martínez Irigoyen, recriminando que arrebatara el Centro de Control Animal. Dos días después —marzo 3— recibió amenazas en su teléfono celular. Y lo que vendría fue brutal.

Días más tarde abría la puerta de su hogar cuando sintió la presencia de un sujeto. Le habló con tono que intimida. La conminó a entrar. Advirtió que andaba armado con un filoso cuchillo.

Sometida, tirada en el piso, su ropa le fue arrancada. Con su teléfono celular, desnudo su cuerpo, fue captada, amenazada que las fotografías irían a dar a sus amigos y luego a las redes sociales.

Condenada a un tormento sexual, escuchó decir al sujeto que “le baje de huevos” o la próxima sería peor. Y horas después se largó.

Verónica Bringas acudió a denunciar ante la Fiscalía Regional. Y a la prensa le dijo que su sospecha se centra entre la sindica Yazmín Martínez Irigoyen y el secretario del ayuntamiento, Miguel Pintos. 

O el caso de José Alfredo Toledo Ramírez, subdirector municipal del Deporte, cuyas amistades cercanas no son malas, son peores. Una de ellas, Marco Antonio González Martínez, alias “Tony”.

Dedicado al negocio de grúas, el 20 de enero de 2016 acudió al sepelio de José Gertrudis Guízar Valladades, hermano del diputado local y líder estatal del Partido Encuentro Social, Gonzalo Guízar. Saludó, abrazó, ofreció condolencias y se marchó. Y se marchó para siempre.

Horas después su cuerpo apareció en el basurero de Las Matas, el predio ubicado entre Coatzacoalcos y Minatitlán donde se depositaban desechos y restos humanos. “Tony” era maloso.

Y así el catálogo de hechos de sangre, nota roja, roces con el narcomenudeo, amigos de capos y un caso de tortura sexual. Y ahí Morena. Ahí, en el centro del show.

Y el (presunto) secuestrador en la nómina municipal.

Archivo muerto

Si son “famosos”, que respiren tranquilos. Si son políticos y empresarios, igual. Don AMLO les garantiza su estado ideal, el de la impunidad, porque “nosotros no vamos a perseguir a nadie, no vamos a hacer lo que se hacía anteriormente, de que habían actos espectaculares, de que se agarraba a uno, dos, tres, cuatro, cinco como chivos expiatorios, y luego le seguían con la misma corrupción”. Y así Andrés Manuel López Obrador, alias el Dios Peje, categoriza a Rosario Robles, cuyas manos no se tiñen de sangre pero sí de dinero sucio, de estafas maestras y de dinero robado a la nación, de ser un “chivo expiatorio” mientras una minoría rapaz, la mafia del poder —con la que el dueño de Morena pactó su llegada a la Presidencia— se han venido comiendo a México desde hace treinta años, quizá más. Y recrimina el Dios Peje a la prensa que lo cuestiona, que le pide su opinión sobre el último pecado de la ex lideresa del PRD, el tema de los 700 millones de pesos en efectivo desviados en la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano. “Sí, como otros, porque los de la mafia del poder y algunos medios de información les gusta mucho ofrecer circo a la gente, y nosotros ya no queremos eso”, dice AMLO. Es “circo”, dice el futuro presidente de México, “porque no fueron al fondo. Nunca cuestionaron a los responsables, a los jefes del saqueo desde tiempo atrás. Llevan 30 años saqueando el país, y los medios de comunicación calladitos”. Y arremete contra la prensa: “Algunos medios de comunicación han callado durante muchos años sobre el saqueo que ha habido en el periodo neoliberal, y los principales saqueadores de México, los que permitieron el saqueo, gozan de impunidad y ni siquiera se les menciona en los periódicos, a los de mero arriba. Entonces ya chole, como dicen los jóvenes, ya hay que ser más objetivos, más serios”. Y entonces le sueltan la pregunta clave: ¿él sí irá por los jefes de jefes de la mafia del poder? Y el Dios Peje recula. “Ya no va a haber corrupción ni va a haber impunidad”. El Mesías es bipolar. O deliberadamente esquivo. Debiendo hablar de Rosario Robles y su historial de corrupción, prefiere recriminar a la prensa que por años guardó silencio o eludió tocar a los pillos de la mafia del poder. Pero llamarle “chivo expiatorio” —o sea, víctima sacrificada— y que lo que se le imputa es circo, y tampoco tocar a los capos políticos, retrata al futuro presidente en su faceta de encubridor profesional. Cómplice su respuesta, mereció la condena general. Hasta Proceso, que es su medio-fan, le dedica la caricatura de Hernández, titulada “No te preocupes, Rosario”, como al inicio del sexenio le dijo Peña Nieto a su ya desde entonces cuestionada secretaria de Desarrollo Social. “No te preocupes, Rosario”, queda mejor en voz de López Obrador. Otro que lo fustiga es Jenaro Villamil, reportero de Proceso, escritor, titular del portal Homozzaping. “Pésima declaración de López Obrador. En todo caso, no le corresponde a él sino a la PGR o a la fiscalía determinar si hay o no algún tipo de responsabilidad de Rosario Robles”. ¿Qué obliga al Peje a encubrir a la mafia del poder? Sólo un pacto de impunidad… Tarde o temprano el Central Park del Clan de la Succión se va a esfumar. Y ellos lo saben. Se esfumarán los 60 millones de pesos aportados por Pemex, vía los Programas de Apoyo a la Comunidad y Medio Ambiente (PACMA), una vez que sepa que hay derechosos sobre los terrenos que conforman la Unidad Deportiva Miguel Hidalgo de Coatzacoalcos. Tres particulares esgrimirán en los próximos días el contenido de escrituras que le dan, a uno de ellos, carácter de propietario del predio, y a los otros, categoría de concesionarios. Y de inmediato aparece la instancia legal. Se amparó ya la Liga Municipal y obtuvo la suspensión provisional, garantizada con el pago de 10 mil pesos, según el expediente 1132/2018 ante el Juzgado Décimo Cuarto de Coatzacoalcos. El próximo 28 se realizará la audiencia incidental tratando de que les sea otorgada la suspensión definitiva. Hasta ahí llegará el Parque Central Miguel Hidalgo, ideado por los Carranza, las Nahle, los Hillman y demás dueños de Morena en el sur de Veracruz, edificado sobre un atropello descomunal al deporte y en concreto al futbol. Algo así como la reedición del Parque Quetzalli, otra faramalla ecológica y capricho obsesivo de Mónica Robles de Hillman, cuya máscara ambiental no oculta las satrapías cometidas en el fidelismo y el duartismo, que le dieron al Clan de la Succión varias decenas de millones y otros beneficios a través de eso que en la jerga legal se denomina tráfico de influencias y corrupción. Que disfruten del sueño del Central Park porque pronto habrán de despertar… Quiere todas Lucila Aguilar, lo que atañe al DIF y lo que no también. Intratable como es, la esposa del alcalde Víctor Carranza Rosaldo tiene otra faceta: la organización de eventos, el salón y el menú. Y se cotiza como si fuera master-chef. Al colegio John Sparks, donde su hijo se habrá de graduar como parte de la generación 2018-2019 de bachillerato, le ofrece el banquete a razón de mil pesos por platillo, provocando desde ya dimes y diretes, suspicacias y malestar. Otros proveedores cotizan mejor. Que proponga doña Lucy es lo de menos; lo cañón es que se le rindan a los pies. Y que de paso que pretenda influir en cuanto al sitio en que se celebrará la misa de acción de gracias. No le cuadra la iglesia de Guadalupe porque su marido, el títere-alcalde, no la lleva bien con el párroco. Y hace calor. Mejor la catedral de San José. Obvio, hay padres de alumnos irritados que observan cómo las ínfulas de poder la llevan a imaginar que también ahí puede enchinchar… 

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