Lo que el régimen yunista buscó promover como un “logro” destacable de su pobre gestión al frente del Gobierno del Estado de Veracruz, ha terminado por volverse en su contra.
Las 32 fosas con restos humanos cuya ubicación exacta el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares se ha negado a proporcionar -pero que de acuerdo con los colectivos de búsqueda de desaparecidos y con investigaciones periodísticas se encontrarían en la comunidad de Arbolillo, en el municipio de Alvarado-, han causado indignación a nivel internacional. Y no solamente por el horror de la barbarie ahí cometida.
La opacidad con que el gobierno yunista actuó, dando a conocer el supuesto “hallazgo” de este cementerio clandestino por lo menos un mes después de su detección, ha puesto en jaque la credibilidad de su historia y, una vez más, la de las instituciones del estado.
Los colectivos de familiares de desaparecidos reclamaron al gobernador Yunes Linares y a su fiscal Jorge Winckler Ortiz que se les excluyera e incluso se les ocultaran los trabajos de búsqueda e identificación de restos. La respuesta del mandatario fue inaudita.
Según Yunes Linares, no tenían por qué avisarle a los familiares de las víctimas, a pesar de ser ellos mismos víctimas indirectas también. “El Fiscal no tiene por qué avisarle a ningún colectivo antes de que se haga el hallazgo”, declaró el gobernador, quien negó que hubieran violado la ley, defendió a su fiscal y todavía se dio el lujo de esta perla declarativa: “lo más fácil sería dejar bajo tierra eso y no lo hicimos”.
Por lo visto, el Gobernador y el Fiscal ignoran lo que establece la Ley de Desaparición Forzada y Desaparición por Particulares, aprobada por unanimidad por el Congreso del Estado el pasado 24 de julio –es decir, en su periodo de gobierno-, y que en su artículo 2 dispone que se debe “garantizar la participación de los familiares en el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las acciones de búsqueda e identificación de personas desaparecidas y no localizadas; así como garantizar la coadyuvancia en las etapas de la investigación, de manera que puedan verter sus opiniones, recibir información, aportar indicios o evidencias, de acuerdo a los lineamientos y protocolos emitidos por el Sistema Nacional”.
Asimismo, la Ley General de Víctimas establece, dentro de los principios contemplados en su artículo 5, el de la participación conjunta, en el que “la víctima tiene derecho a colaborar con las investigaciones y las medidas para lograr superar su condición de vulnerabilidad”.
Otro principio de este mismo ordenamiento que fue violado por el gobierno estatal es el de publicidad, el cual dispone que “todas las acciones, mecanismos y procedimientos deberán ser públicos, siempre que esto no vulnere los derechos humanos de las víctimas o las garantías para su protección”.
Pero lo más grave de todo es que el régimen yunista haya mentido al asegurar que todas las víctimas encontradas en las fosas –cuyo número aumentó a por lo menos 174, de acuerdo con los cráneos exhumados-, fueron enterradas desde hace más de dos años, pretendiendo ocultar que entre los restos se encuentran los de personas que desaparecieron durante el presente periodo gubernamental.
De acuerdo con una acuciosa investigación del periodista Miguel Ángel Carmona, en el predio de Arbolillo ya se habían identificado desde hace aproximadamente un año los restos de dos personas que desaparecieron el 11 de diciembre de 2016, ya durante el periodo de gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares. Y habría un tercero, hermano de uno de los ya identificados, de quien sus familiares dejaron de tener noticias en la misma fecha.
Esa es la razón por la que el gobierno de Yunes Linares no ha querido brindar la ubicación exacta de su “hallazgo”, ya que desde el año pasado, tras una diligencia de la Marina, se encontraron fosas con restos humanos en Arbolillo, lo cual la administración estatal nunca quiso reconocer.
Ahora resulta que sí había fosas cerca de Alvarado. Que desde hace un año encontraron ahí restos humanos. Que había personas desaparecidas desde el inicio del presente bienio. Y que lo ocultaron.
¿Cuántos más habrán escondido?
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