Desde antes de la precampaña, en declaraciones a la prensa, y luego en la campaña en actos públicos, Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, rechazó la figura de “primera dama”.
El 28 de mayo, ya en plena campaña, en un mitin en Minatitlán manifestó: “Pongamos fin a la idea de la primera dama porque en México no queremos que haya mujeres de primera ni de segunda, tampoco queremos que haya hombres de primera ni de segunda”.
“Con todo respeto a las mujeres que han actuado antes en este papel, es decir ‘Primera Dama’ es algo clasista, todas somos mujeres, todas hacemos algo importante y la idea que propongo es proclamar aquí que es la suma de todas nuestras actividades las que darán como resultado un mejor país”, proclamó.
En esa ocasión sostuvo que era importante “feminizar la vida pública” y planteó que “la esposa del presidente no debe ser solo un adorno”.
“No hablo para nada de una esposa que se convierte en una sombra complaciente, silenciosa o dócil ante un sistema que perpetúa las desigualdades, hablo también, y escuchen bien, de una compañera que está en las buenas y en las malas, al lado, atrás, delante, pensando y haciendo de manera crítica y constructiva y haciendo lo suyo”.
Cuando ha empezado a correr el tiempo para la que será la nueva familia presidencial (seguramente van a rechazar el término, pero eso ni más ni menos serán), asoman los primeros indicios de que no será la primera dama, que no usará ese pomposo calificativo, pero sí que será una mujer muy poderosa y que tendrá una gran influencia en las decisiones que tome su esposo, o que autorice.
Esto es, que, en efecto, no solo no será un “adorno” de su esposo ni una “sombra complaciente, silenciosa o dócil” en el sistema que “perpetúa las desigualdades” y quizá por eso AMLO decidió que el DIF pasara ser un área de la Secretaría de Salud, un organismo hecho para que lo presidiera la “primera dama” y fuera solo una figura decorativa como presidenta, porque todo lo hacía un director o directora. A eso se limitaba el papel de la esposa del presidente, con la excepción de “la señora Martha” que pareció chivo en cristalería y que enloqueció como Carlota llegando a acariciar el sueño de que podría ser presidenta de México.
En una entrevista que se publicó el 11 de febrero en la Revista R del diario Reforma, la señora Gutiérrez Müller declaró que si ganaba su esposo ella sería una figura absolutamente gris, por convicción propia, que no le gustaba ser el centro de atención, y admitió: “Tengo problemas con el pánico escénico”, algo para mí muy difícil de creer porque como periodista que fue también tuvo que haber actuado con mucha soltura y decisión arriba y abajo del escenario público.
Razonó correctamente: “A quien votaron fue al candidato, no a la señora… solo corresponde estar a la altura de las circunstancias”.
Casada con López Obrador desde 2006, con quien en 2007 tuvo un hijo, Jesús Ernesto, a finales de 2017 pareció contradecirse con su dicho de que no le gusta ser el centro de atención cuando lo fue necesariamente, pues en diciembre de ese año se hizo viral un video en el que interpretaba la canción “El necio” de Silvio Rodríguez como parte del documental Este soy que narraba la vida de AMLO.
Ella (el 5 de junio pasado le dediqué una columna con el título “Una esposa que sabe “leer y escribir”, en parte para compararla con la chiva loca y nada ilustrada que resultó Martha Sahagún de Fox) es licenciada en Comunicación, maestra en Letras Iberoamericanas y doctora en Literatura, además de escritora e historiadora.
En su calidad de conocedora de la historia de México fue que recordó en esa fecha que el nuestro ha sido un país “que ha resuelto muchos de sus conflictos a punta de pistolas, y creo que una forma de evitar que suceda en un futuro un nuevo episodio de esta magnitud es teniendo más conciencia”.
Dijo que le preocupaba la violencia de hoy, que a diferencia de la de las revoluciones, no es resultado de ideales. “Me preocupa esta violencia generada por la falta de atención a comunidades y a pueblos y a ciudades enteras en torno a sus problemas fundamentales… la violencia no puede tener resultados positivos en general, y menos si no tiene un componente espiritual o ideológico, doctrinario. Aquí estamos hablando de violencia a lo inhumano”.
Ya presidente electo su esposo, esta mujer vino por primera vez al Estado el viernes pasado para participar en una reunión privada con los integrantes de la Fundación 500 años de la Vera Cruz, A. C., que se celebró en un hotel de Boca del Río.
El gobernador electo Cuitláhuac García declaró al respecto que se le había invitado en su carácter de investigadora (no dijo que de esposa del presidente electo aunque mencionó: “Estamos haciendo el primer contacto del Comité Veracruz 500 años con alguien del Gobierno Federal que tiene el interés cultural, científico, social e histórico”), para que los organizadores locales se coordinen en las propuestas y se impulse el evento a nivel nacional e internacional.
Sobre todo en los gobiernos priistas, aunque también en los panistas, ese papel que ha empezado a jugar la señora Gutiérrez Müller le hubiera correspondido al Secretario de Gobernación (ahora a la futura titular del ramo), tomando en cuenta que se espera la presencia de los Reyes de España, de presidentes del continente, de la comunidad autonómica española de Andalucía (de Granada y Sevilla) y de personajes de todo el mundo.
El papel de historiadora justifica y encubre muy bien la representación política y oficial que se le otorga, pero si ella ya tomó la punta de la madeja celebratoria cabe pensar entonces que llevará la voz cantante y no los representantes de Gobernación, Relaciones Exteriores o Turismo.
Es cierto, aunque ya había trascendido la visita, la presencia de la señora se oficializó apenas con horas de anticipación, se advirtió a la prensa que la reunión a la que venía sería privada y tampoco se quiso avisar que cumpliría otras actividades en La Antigua y con las autoridades de la Universidad Veracruzana.
No hubo, pues, exposición personal ante los medios, se evitó a la prensa y lo poco que se dijo fue a través de un escueto boletín de prensa del gobernador electo, aunque en cambio los de la UV fueron extensos y abundaron en detalles.
Historiadora que es, seguramente empapará de información a su esposo para que no vaya a hacer algún ridículo como los que cometió Vicente Fox cuando era presidente, que nos dejó en vergüenza ante todo el mundo.
Quiera que no, será, es ya una mujer con un gran poder, el que otorga el poder político en México, una mujer cuya palabra será ley y a la que nadie podrá oponérsele so pena de sufrir las consecuencias.
Su presencia no se limitó a lo de los 500 años de la fundación del puerto. Dio y dejó noticias alentadoras en el terreno cultural. Las hizo en Xalapa, durante una visita, el sábado, al Museo de Antropología.
Reveló que entre 2019 y 2021 se rememorarán hechos históricos “que nos construyeron como nación” en todo el país, “sobre todo la llamada ‘ruta de Hernán Cortés’” para lo que ya también se están preparando y que contemplaría actividades en los estados de Tlaxcala, Morelos, Puebla y el Estado de México para concluir en la Ciudad de México.
Esto seguramente llevará a que se reedite el libro sobre el tema de Fernando Benítez, La ruta de Hernán Cortés, que narra el camino que siguió el conquistador hasta el 13 de agosto de 1521 cuando cayó Tenochtitlan.
El clásico y el colmillo de Américo
Mis respetos para el exalcalde y dirigente estatal del PRI, Américo Zúñiga. Ayer sacó a relucir su colmillo para sacarle provecho a un accidente que sufrió. Allá sobre las dos de la tarde circulaba en el fraccionamiento Las Ánimas a bordo de un coche descapotable Karmann Ghia Convertible (¿modelo 1955?), de modelo clásico, que lógicamente no cualquiera puede tener.
De pronto, ¡zas! que se le para (el motor, claro está). Le daba y le daba marcha y nada. ¡Rooonnnk! ¡Rooonnnk! hacía el motor. El lujoso carro empezó a llamar entonces la atención de la gente que estaba de paseo en el parquecito “De la Señoría” de los ricos (van a darle a comer a los patos, a pasear a los perros, de picnic), pero antes de que empezaran a tomar fotos de lo que estaba pasando, Américo les ganó el brinco.
¡Empezó a llamar a todos, a familias enteras que habían ido ahí a hacer su domingo, para invitarlos a que se subieran y él mismo les empezó a tomar las fotos del recuerdo! Y es que no todos los días tiene uno la oportunidad de poner sus pompas en un clásico. Aprovechando la distracción, su familia empezó a retirarse silenciosamente y cuando pudo, Américo prácticamente salió corriendo detrás de ellos y ahí dejó el carro, que seguramente luego mandó a remolcar con alguna grúa. Retorcido el colmillo del muchacho.