He tocado este tema en otras ocasiones, pero ahora parece haber esperanza para quienes tenemos clara la idea y la visión de cómo ser tratados cuando nuestro fin se acerque y sea irremediable.
Debo decir que de las muchas promesas y propuestas del gobierno próximo a entrar, la reciente propuesta de la Lic. Olga Sánchez, designada a la secretaría de gobernación para el próximo sexenio, es de las pocas coherentes y con bases lógicas. Recordemos que la Licenciada es –como muchos de los actuales morenistas- de extracción priista, habiendo sido ministra durante el sexenio de Ernesto Zedillo y que por más de 30 años ha ejercido y vivido del sistema y que seguirá viviendo por otros seis años más, tiene por ende experiencia en política y aspectos jurídicos y de ahí que con bases bien fundamentadas, proponga la legalización de la llamada voluntad anticipada. ¿A qué se refiere esto? Pues muy simple, a que cualquier persona estando en buen estado de salud o ya con una enfermedad, puede decidir su destino para los últimos momentos de su vida, lo que no significa eutanasia, sino que pensemos en caso de sufrir un infarto severo al corazón o al cerebro, un accidente grave, un cáncer terminal, insuficiencia renal u otra enfermedad mortal de necesidad y que al estar en un hospital o peor aún en una sala de terapia intensiva lleno de agujas, piquetes a cada rato, tubos y dedos en todos los agujeros y luz permanente, conectado a respiradores artificiales y con un arsenal de medicamentos, a sabiendas que no hay remedio y la muerte llegará obligadamente y lo único que los médicos hacemos es prolongar la agonía, primero por el afán de luchar por salvar una vida que no tiene remedio y otra por evitar enfrentarse a demandas que los acusen de negligencia y abandono, y peor aún, si acaso logran sacar vivo a un paciente pero que quedará comatoso o vuelto un vegetal, ¿no sería preferible que en lugar de gastar los ahorros, endeudarse, empeñar hasta el alma para una causa perdida, que mejor nos dejaran de hacer tratamientos y maniobras heroicas e inútiles y tener la oportunidad de morir con dignidad?, bueno a eso se refiere esa propuesta, a que estando conscientes y con libre albedrío, indicar a manera de testamento, tanto rechazar ese tipo de tratamientos y maniobras, incluida la intubación endotraqueal y que la familia, amistades, médicos y juristas, acepten nuestra voluntad, que bien puede incluir la donación de órganos. Hoy por hoy se puede hacer ante notario, pero no es válido en la mayoría del país, pero de aprobarse, debiera bastar llenar un formulario en alguna institución de salud, firmada por el interesado y un par de testigos, sin costo de notario y que se respete nuestra voluntad, a lo mejor no se llega a usar y nos toca morir plácidamente en nuestra cama, pero de no ser así, que no nos martiricen inútilmente.
Ojalá se apruebe por la próxima legislatura federal y sea norma para todos los estados y que a la hora de morir, nos permitan hacerlo con dignidad y respeto.
Desde siempre y a futuro, eso deseo para mí.