“El cinismo es una traición intelectual.” – Norman Cousins.
Se necesita ser muy obtuso, bastante más corto de miras, y sumamente necio para no reconocer que la llegada de Claudia Ruiz Massieu, nuevamente a la dirigencia Nacional del Revolucionario Institucional no fue en términos prácticos un acto democrático.
Por el contrario, esta acción vista a todas luces es auto asalto al poder y a la democracia de un instituto político, que podrido desde su propia estructura se niega a morir a pesar de estar infestado por el peor de los males conocidos, “la corrupción”.
Ahora bien, mención aparte merece el PRI, al haber sido el partido que encauso y consolido las instituciones de esta nación, gústele o no a determinada clase política y a algún segmento de la sociedad.
Es evidente que lo referido en su momento por el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa al señalar que en nuestro país enfrentábamos la “dictadura perfecta” era ni más ni menos, un reconocimiento de la clase intelectual de América Latina a esa capacidad por demás arrogante de una clase política que sola se pretendía engañar, pues a los ojos del mundo, la democracia en México, jamás y nunca existió tras el triunfo de la Revolución Mexicana.
Tras el proceso electoral del 1 de julio, en donde los mexicanos confirmaron su hartazgo a la presencia misma de esa clase política rapaz, insaciable, altamente marcada por la corrupción, el PRI, debía intentar mostrar un nuevo rostro, una nueva cara, si es que piensa que puede seguir manteniendo una permanencia, digamos más o menos digna dentro de la vida política nacional.
Hoy convertidos en una oposición casi obnubilada, sin presencia, sin mayor fuerza, que buscará a como dé lugar en convertirse en la moneda de cambio de las grandes decisiones nacionales, claro a cambio de las canonjías a las que los priistas siempre han estado acostumbrados.
Seguramente los llamados a misa que ahora hace la líder de este partido quien por prelación estaba impedida para poder estatutariamente contender por la dirigencia nacional -cosa que les importa un pito a los priistas, ellos hacen las normas, para luego quebrarlas- servirán para eso y nada.
El PRI está condenado al fracaso, al menos es la evidencia de este proceso de renovación, vía fast track en el que dan muestra nuevamente de lo que no se debe, ni se quiere dentro de ese instituto político.
Una vez más, a pesar de contradecir su propio discurso, la dirigente Claudia Ruiz Massieu permitió que “una cuota de partido, determinará el rumbo del mismo” contraviniendo lo dicho por ella, al afirmar, que “buscan ser un partido de causas, y no de cuotas”.
Por lo pronto, en una carta dirigida a militantes y simpatizantes del PRI, la corriente Democracia Interna rechaza el procedimiento extraordinario convocado para elegir a la persona titular de la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de este partido, el cual califica de “viciado”.
“En vista de la falta de respeto al priismo, Democracia Interna no avalará con su presencia este nuevo episodio de traición a la militancia y, por el contrario, seguirá insistiendo en la necesidad de que sea un priista ajeno al grupo que mantiene secuestrado al Partido, quien presida la dirigencia de transición que garantice legalidad, inclusión y transparencia en el próximo proceso para renovar al Comité Ejecutivo Nacional el próximo año”, manifiesta.
En la carta, dicha expresión interna, liderada por el ex gobernador oaxaqueño Ulises Ruiz Ortiz, califica de “tramposa” la convocatoria emitida para el viernes pasado para elegir a la dirigencia que culmine el periodo 2015-2019 (para el cual había sido electo Manlio Fabio Beltrones, que fue sustituido luego por Enrique Ochoa Reza, éste por René Juárez Cisneros y éste por Claudia Ruiz Massieu).
Y precisamente, Ruiz Massieu solicitó su registro para participar en el proceso extraordinario para elegir a la persona titular de la presidencia del CEN, lo cual ocurrirá la tarde-noche de este martes en sesión de Consejo Político Nacional. Y su registro, de dos, fue el único que procedió.
Democracia Interna, manifiesta su extrañeza porque también se convoca a la “elección” de la persona a ocupar la Secretaría General, sin que este proceso se diera.
¿Que sigue para el PRI?
Al menos Democracia Interna advierte que impugnará ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) el procedimiento extraordinario porque viola los estatutos del PRI, de igual modo, continuará exigiendo que la renovación estatutaria se lleva a cabo por consulta directa.
Y confía en que los consejeros políticos nacionales se manifiesten en contra de “lo que les ha ordenado la cúpula”.
Si lo visto en la sede nacional del tricolor no fue un auto asalto al poder, entonces ¿cómo debiera llamarse?
Seguramente la misma operación habrán de aplicar en Veracruz, para mantener al mismo priismo simulado, ese que paso de ser segundo lugar en las urnas en 2016, al tercer lugar en 2018.
Al tiempo.
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