¡Qué satisfacción volver a visitar jardines participantes de nuestro concurso, apenas dos años después! Ellos cambian a la par que nosotros. Los jardines tienen vida propia, como nosotros, pero su vida no depende de sí mismos, sino de sus hacedores: jardineros y dueños. El jardín va a indicar si la familia está en casa y si está bien, lo dirán sus plantas y sus flores, si están podadas, hidratadas, lustrosas; lo dirá el suelo, si está limpio o lleno de hojarasca, si hay basura acumulada, arrastrada por el viento o si está recién acicalado y ´rechinando de limpio´.
Cuando la familia sale de viaje, normalmente deja encargado a algún vecino, amistad o familiar que rieguen sus plantas. Así lo hacía mi madre, cuando estaba de viaje y hasta los últimos meses de su vida pedía: “cuídenme mis plantas” “no dejen de regar mis plantas”. Cuando hay un enfermo en la familia, también lo reciente el jardín. Luego entonces, este espacio vivo, vive con nosotros. Y como dice una leyenda del Jardín Botánico Francisco Xavier Clavijero, asentado en Briones, Xalapa: El jardín…”te nutre cuando lo visitas y se alimenta con tu compañía”.
La literatura recoge pasajes que describen un paisaje que se mimetiza con el personaje que sufre, que tiene una pena de amor o atraviesa por momentos de angustia. Los árboles se mueven de un especial modo, las plantas se agitan o las flores se cierran; muy diferente a un día de alegría y bienaventuranza en que los campos reverdecen y las flores estrenan vestido de luminosos colores. Estamos diseñados para ser uno mismo con la naturaleza…
Por ello es de destacar que en el municipio de Xalapa haya varios espacios relacionados con las plantas, con la clasificación de ellas, la reutilización de los desechos orgánicos para hacer composta, por ejemplo; con la selección de las plantas que deben cultivarse para los jardines, arriates y camellones públicos y otros tantos temas planteriles…
Y por ello es importante la organización de la comunidad para instruirse con el fin de coadyuvar con las instituciones municipales, como lo han hecho ya juntas de vecinos y aliados espontáneos que en toda sociedad existen. Por otro lado, es muy importante que se regulen y apliquen los reglamentos a fin de respetar el uso adecuado de los espacios públicos, como las banquetas y las calles.
Deberán resolver y evitarse casos como el que se presenta en la colonia Obrera Campesina, donde existen talleres de hojalatería y pintura que no tienen local ni cochera, sino que en la vía pública y sobre las banquetas, mantienen los vehículos que esperan turno porque ahí mismo son reparados. La contaminación es impresionante por los solventes y pintura que utilizan. Esto afecta la salud de los niños que asisten a dos escuelas primarias de la zona y a un jardín de niños, así como a quienes acuden a un centro de salud. Ya no decir a las plantas.
Por suerte, en esa colonia -y en otras- las familias están organizadas en Junta de Vecinos y han dado la batalla contra prácticas que por mucho tiempo permitieron las autoridades. Recientemente lograron que se retirara del lugar un tianguis que se instalaba los domingos sobre la avenida Orizaba, cerca de un salón-bazar. Y esperan más de las autoridades, los sufridos vecinos de esta hermosa zona de la capital veracruzana.
Es urgente arribar a la legalidad que protege los derechos a la salud, el bienestar y ¿porqué no? a la felicidad, que es el destino del ser humano y que no es mas que ese estado de ánimo que nos hace sentir plenos, satisfechos y gozosos por disfrutar nuestros logros; muchos de los cuales nos los da la madre natura, quien nos provee de la fuerza, la energía, el oxígeno y el alimento, una y otra vez, para lograrlo…
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