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EL MARATÓN OLÍMPICO

by Carlos A. Bravo Matus

El pasado sábado 7 de julio, reunido con mi viejo amigo, hermano y compadre
Ernesto, recordamos y conmemoramos el cincuentenario del maratón olímpico
scout mismo cuya historia es peculiar.
Corría 1968, año olímpico ya que en octubre se celebraría por primera vez en
nuestro país la olimpiada, lográndose la sede durante el gobierno de Don Adolfo
López Mateos, así que durante una reunión de nuestro clan de rovers del grupo 7
de los Scouts de México, se planeó hacer una carrera a campo traviesa de México
a Cuernavaca, recorrido que por carretera era algo más de 70 kilómetros, pero
que por el campo, podríamos restarle unos 15 o 20 kilómetros y sin pasar por la
temida curva de la pera. Algunos antecesores nuestros, habían hecho el recorrido
y nos dieron los puntos de referencia para no perderse y así nos aventuramos a
caminar la ruta para hacer un mapa y conocer los puntos clave. Varias veces nos
aventuramos entre bosques y montaña para trazar el mapa y elaborar el programa
de la carrera que en verdad resultaba maratónica e invitar a otros clanes de la
Ciudad de México, mismos a los que les entusiasmó la idea y se dispusieron a
entrenar, recorrer la ruta siguiendo el mapa y prepararse para la carrera.
Llegó la fecha programada, el 7 de julio, el punto de reunión y salida era el
monumento al caminero donde iniciaba la carretera federal y la super de cuota;
siendo las 7.07 hrs se dio el banderazo de salida, compitiendo un buen
contingente de escuderos y rovers scouts, la mayoría portando el uniforme y
botas. La ruta iniciaba subiendo un tramo de la carretera libre para internarse entre
las calles empinadas y empedradas de San Pedro Mártir a orillas del pueblo de
Tlalpan, cruzando el poblado ascendiendo hacia las laderas del Ajusco, donde
había que checar tarjeta en el Arco Natural, un hermoso monolito enorme, cercano
a las cuevas del aire. El siguiente punto de referencia era el llamado cerro del
Pelón o pelado, siguiendo el ascenso agotador hasta la vieja estación del tren de
Fierro del Toro, donde el terreno se hacía más plano para llegar a Tres Marías y
sin echar tacos, continuar ahora en descenso siguiendo las torres de luz hasta
topar con la carretera de entrada a Cuernavaca y la meta final en la fuente
Buenavista. Gano un scout que corría como saeta, de nuestro grupo en los
primeros lugares, fueron llegando el Ing. Oscar Monroy Hermosillo, el Ing. Sergio
Rojano Sahab, el Dr. Antonio García Virués, seguido de su hermano el Ing.
Raymundo, luego el LAE Rafael Rojano y detrás un gran contingente, con todo y
que algunos se quedaron en el camino y pidieron aventón. La experiencia fue
extraordinaria, tanto que hubo maratones cada año en los que volvimos a correr,
pero éste fue significativo por el año olímpico, ser innovador y una reunión de sana
convivencia entre clanes scouts que fue muy grato recordar como una gran
aventura vivida, llena de peripecias y gran esfuerzo hace 50 años SLPS por el
honor scout, arriba el 7.

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