Me pregunto ¿cuál puede ser la razón para que una flor de gran tamaño, belleza exquisita, blancura impecable y singular timidez sólo tenga la oportunidad de una noche para inundar su espacio con tan sutil y delicado aroma?
La Dama de Noche es una cactácea que se da en arbustos que normalmente no rebasan los tres o cuatro metros de altura, del que pueden abrir hasta 60 u 80 flores en una sola noche. Con el fin de no confundirle, estimado lector-lectora, he de advertirle que la flor de la que le estoy hablando, cuyo nombre científico es Epiphyllum oxypetalum, es presuntamente originaria de la India y de zonas tropicales y en algunos lugares se le conoce como Reina de la Noche. Pero no es la única flor a la que se le llama Dama de Noche, pues hay un tipo de jazmín y otras flores a las que también se les llama así.
Otra particularidad de esta planta es que, de la orilla de sus largas y angostas hojas de bordes ondulados, brotan los minúsculos botones de la flor que crecen y maduran en diez días aproximadamente, hasta que una noche abre en todo su esplendor. Especifico que esto ocurre en Xalapa, Veracruz, México que está a mil cuatrocientos kilómetros sobre el nivel del mar. No me queda la menor duda que el comportamiento de estas plantas sea distinto en otras latitudes, incluso cercanas.
Mire usted, yo supe de esta flor hace treinta años, entonces se decía que floreaban sólo una vez al año. En la ciudad de Córdoba donde yo vivía, se sabía que sólo una familia la tenía y los vecinos, conocedores y fotógrafos iban a admirar y fotografiar la flor. De entonces a la fecha, en Xalapa la planta la cultivan muchas familias y hasta la he encontrado al pie del camino, como si fuera silvestre. Esto me encanta, es como desmitificar la flor y democratizarla…
Bueno, ahora le voy a platicar de la singularidad de “mi planta”. Me la obsequió Amparito, una participante del Concurso de Fachadas y Balcones Floridos de Xalapa que realizamos durante seis años (2011-2016). Está en una maceta que por tres años estuvo a 20 centímetros del enrejado que le habría dado luz y calor directamente y cuando la pasamos al lugar adecuado, tuvo sus primeras dos flores. La alegría desbordante me dejó en vigilia, observando sus cambios y tomándole fotografías. El siguiente año la planta creció 40 centímetros y dio flores en tres ocasiones: en julio, agosto ¡y en octubre!
Ahora, la planta de poco menos de tres metros, con un tallo de una pulgada de grosor, este año ha sido muy pródiga, ya floreó en el mes de abril, cuatro hermosas y níveas Damas y, para estas fechas de julio, nos obsequió ya dieciocho flores, primeramente cuatro y dos días después catorce. Estoy muy sorprendida porque ella tiene sólo ocho tallos con hojas. Tan solo cuatro hojas dieron dos flores, otra, tres y siete hojas sólo una flor cada una. sin contar que dos botones sanos se cayeron muy pequeños, tal vez por la lluvia o porque estorbaban para el desarrollo de otras flores. El esfuerzo de esta joven, aunque escueta planta es muy importante y ella sabe que la valoramos mucho. ¡Lo sé!
Lulu y yo estamos atentas al cambio de macetas y de lugar, a su riego riguroso, a la composta que les preparamos permanentemente y a las palabras amorosas con las que les agradecemos tanta belleza y salud…Sin duda, aquella realidad de que la Dama de Noche florecía una sola vez al año, quedó atrás. La naturaleza se ha encargado de decirnos cuanto ella está dispuesta a cambiar también, acorde a los vertiginosos cambios que se dan en el clima, en el aire y el ambiente; en la vida misma…
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