“La ambición nunca queda satisfecha.” – Jean de Lebrune.
Tras la borrachera electoral que el pueblo de México se dio el pasado domingo 1 de julio viene la resaca, una que habrá de dejar un tremendo malestar, que no tiene forma de remediar en lo inmediato y que poco a poco comienza a sorprender a quienes, cegados por el odio y la venganza, voltearon el pulgar para exigir decapitar a los partidos que traicionaron la confianza ciudadana a lo largo de las últimas décadas.
Una cruda que evidentemente habrá de durar al menos tres años –en el afán de castigar al sistema de partidos-, para confirmar si como tal, que la borrachera electoral provocada por Morena y su virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, fue la purga, que como lavativa mando al caño al menos el registro de cinco institutos políticos.
PRD, PVEM, PANAL; PT; Encuentro Social son los que peores consecuencias recibieron tras haber servido de comparsa al Sistema de Partidos.
Algo que la ciudadanía jamás habría de perdonar.
De esta manera, en la reflexión vino a mi memoria, un ensayo denominado “El Sistema Electoral y el Sistema de Partidos en México” de la autoría de Javier Santiago Castillo de la UAM-Iztapalapa, en el que escudriña y explica cómo se conformó el modelo de partidos y su sistema en México desde la óptica de quienes mejor analizaron el modelo de partidos y sus sistemas. http://dcsh.izt.uam.mx/cen_doc/cede/Anuario_Elecciones_Partidos_Politicos%20/2008_divi/2008/2008p.19-35.pdf
Así Castillo, expone desde las visiones de Dieter Nohlen, Maurice Duverger, y Giovani Sartori los partidos en México transcurrieron del Partido hegemónico-ideológico al Partido hegemónico-pragmático, hasta llegar sistema de partidos pluralista moderado dependiente en donde predominaran la presencia solamente de 3 a 5 partidos.
Y el resultado electoral de este domingo 1 de julio, nos coloca ahí, en una posibilidad única de reconformación institucional, en donde la conformación de partidos sea cosa sería, en donde verdaderamente se fiscalice su conformación con todas las de la ley, en donde una militancia real valide su permanencia y quizá con ello llevarnos al principio de una democracia bipartidista, en donde su costo y financiamiento no sea de parte del estado, o si lo llegará a ser, no fuera tan oneroso.
Hoy el riesgo que enfrentan PRD, PVEM, PANAL; PT; Encuentro Social de desaparecer, confirma que la sociedad se hartó de mantener a tanto político huevón, que solo se incorporaba a la vida pública en su afán de cobrar y enriquecerse a costillas de su pueblo.
La otra resaca que nos quedará y que podría ser de terribles consecuciones a pesar del intento de trascender histórico de López Obrador sería lo seductor y embriagador del poder absoluto, algo que no razonó a fondo la sociedad en su afán por castigar al sistema, convirtiendo al próximo presidente de México, en un presidente con facultades como las que tuvieron, Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, entre los más recientes.
Confirmando, esperemos que no, que la Cuarta Transformación de México, en realidad era la Cuarta Transformación Priista, bajo las siglas de Morena.
Pero, aun así, es muy pronto, otorguemos el beneficio de la duda, y por supuesto, estaremos muy atentos al actuar de los absolutismos.
Al tiempo.
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