“QUE POCA”

Editorial                     DR. CARLOS BRAVO M.              21-6-18

“QUE POCA”

Que deleznable la actitud del presidente Donald Trump al separar a los niños de sus padres migrantes, enjaulándolos en un gueto sin importarle el daño sicológico y pasándose por el arco del triunfo los derechos humanos y peor aun desacatando las recomendaciones de organismos internacionales incluida la ONU.

Cierto es que los Estados Unidos de Norteamérica tiene que lidiar con el problema que implica la migración masiva de mexicanos, centro y sudamericanos que buscando el falso sueño americano, gastan fortunas y se juegan la vida con tal de burlar la vigilancia de la frontera para internarse con una mano adelante y otra atrás en un país que los trata mal, los explota y finalmente los persigue para atraparlos y luego deportarlos, pero si bien son un problema que también sufre nuestro país con la llegada de miles de migrantes del sur, al menos debieran ser tratados con mas decoro y respeto aunque al final sean expulsados y en el mejor de los casos, deportados a su país de origen, cuando no, simplemente nos los avientan de este lado del Bravo como si fuera el juego de la papa caliente.

Muchos norteamericanos incluidos legisladores se han levantado en protesta por esa actitud del presidente, pero aunque ya se sabía de su intolerancia, racismo y necedad, así lo eligieron presidente, dejándose llevar por su discurso y falsas promesas que al final se han centrado en la construcción del muro y que mientras no le sea aprobado el presupuesto para ello, seguirá con sus acciones persecutorias, villanas y hasta macabras como eso de encerrar a los niños cual si fueran animales. Aunque dichas acciones son del todo reprobables, hay que reconocer que en el caso de nuestros paisanos, es el mismo gobierno el que tiene gran parte de culpa al causar crisis económica a los ciudadanos que se van buscando otras oportunidades que no alcanzarán y también de los indocumentados que a sabiendas lo que pueden sufrir, se arriesgan a cruzar el río, dejando atrás sus tierras, hogar y hasta familia y lo peor es que muchos no les importa exponer a sus hijos, al llevárselos consigo. A diferencia de las políticas de otros mandatarios que lo antecedieron, a ese gobernante, además de los reclamos y del repudio internacional, le podemos decir que poca.

Otro que se merece el que poca, es el lamentablemente paisano que tras el partido donde nuestra selección derrotó a Alemania, se atreviera a quemar la bandera de ese país, siendo que los alemanes con bastante más respeto y reconocimiento a la victoria de nuestros compatriotas, le mostraron respeto y honores a nuestra bandera y nuestro pueblo. Y como parte de esos penosamente mexicanos, quisieron hacer proselitismo al final de la justa deportiva para un candidato y partido, aprovechando el júbilo de los aficionados, tanto en Rusia como en nuestro monumental Ángel de la Independencia.

Lejos del fanatismo y la vergüenza que nos causan esos corrientes paisanos, hemos de reconocer la civilidad de los japoneses que tras vitorear a su equipo vencedor contra Colombia, se abocaron a limpiar las gradas y pasillos que ocuparon durante el encuentro, para dejarlo tal como lo encontraron a su llegada.

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