Cuando la mayoría legislativa la tenía el PRI nuca dijo nada. Cuando el PAN la adquirió con la ola Fox, también calló y hasta se acercó al entonces nuevo presidente para ver qué migajas le lanzaba al suelo para sobrevivir.
En un video difundido por arte de magia, que aparece en los medios como si se tratara de un hongo que surgió en los rincones más oscuros de la lluvia pertinaz de los últimos días, el video intenta hablar del poder absoluto.
Ese poder absoluto nunca fue tema de plática de este ingeniero textil metido a historiador con calzador y por arte de magia y favores personales de Octavio Paz, de ahí que sea considerado un intelectual, por la cercanía del poeta y premio Nobel de Literatura.
Para Enrique Krauze, una maestría en historia es suficiente preparación para poder hablar, como si se tratara de un líder de opinión, del poder absoluto sin ningún pretexto. Simplemente aparecer en los medios, seguramente dinero de por medio –producto de una desesperación fatal–, como si se tratara de un comercial de cerveza.
A Krauze le hace falta sentido común, porque ya se le olvidó que su hijo fue uno de los conductores del segundo debate, y que debe, por ese simple hecho, quedarse callado y ser imparcial. No ganó poco dinero por León Krauze por ese trabajo; sin embargo, producto de una larga agonía que padece el PRI, partido al que siempre ha servido Krauze, interviene como si se tratara de personas independientes, pero no lo son. León Krauze entró a la televisión, a Televisa para ser precisos, socia del Editorial Clío, de la cual Enrique se ostenta como propietario, gracias a la recomendación de éste. Y ahí sigue medrando por la “palanca” que representa “papi”.
Es decir, que tratándose de dinastía el poder no es absoluto. Es impune simplemente.
Ahora el ingeniero Krauze ha sido blanco de varios historiadores de verdad, hay libros enteros exigiéndole rectifique fechas, nombres, lugares que se saca de la manga, porque tergiversa la historia para darle la razón “histórica” al PRI, al poder, a los amigos que tiene instalados en el gabinetes.
Hay un libro que contiene una parte de esa serie de mentiras que inventa Krauze para darle un mejor servicio al poder. El autor es Manuel López Gallo y el libro se titula “Las grandes mentiras de Krauze”.
De hecho se habla de que su más reciente publicación llamada “El pueblo soy yo”, dedicado a López Obrador, lo escribió por encargo y por una buena cantidad de dinero.
Ahora, al considerar que el poder absoluto ha dejado una estela de destrucción en el país, el escritor Enrique Krauze llamó a que este 1 de julio haya “voto dividido” para la Presidencia de la República y el Congreso de la Unión.
Es decir, con esta recomendación confunde más a la gente que muchas veces se distrae con tantos nombres de partidos, compitiendo en frentes comunes.
La idea de Krauze no es mala si se trata de hacer que la gente se confunda. La uniformidad de criterios a la hora de votar ha sido una constante en las elecciones de México. Herencia del PRI, sin duda.
La falta de información de los medios, de la que Krauze y su hijo forman parte, crea confusiones en todo momento. De ahí que el PRI tenga tan buena suerte a la hora de obligar a la población a votar a su favor luego de que le han dado mil o mil quinientos pesos.
La recomendación debe ser votar por un solo partido, el que sea, pero por uno solo. Si hay poder absoluto o no, será responsabilidad de la gente que vota y no de un ingeniero advenedizo que se hace pasar por intelectual.
Esta vez, en un video de 3 minutos, como la avena, el ingeniero textil argumentó en su llamado: “cuidemos que el próximo presidente no tenga la mayoría del Congreso. El Congreso es el principal dique de contención para limitar el poder absoluto de un presidente”.
Entonces no hay error en el presidente o en los votantes sino en el sistema electoral que permite ese satanizado, ahora sí, poder absoluto. Entonces que se dirija al Congreso para que la ley electoral sea reformada, pero que no se ponga a realizar recomendaciones que confunden al votante poco informado y menosprecian la inteligencia de un buen sector de la población.
Si el ingeniero está en contra del poder absoluto que puede arrojar la ley electoral de México, debe pugnar por reformarla. Seguramente su petición será muy buena, una vez que hayan transcurrido estas elecciones.
Si las leyes electorales actuales del país arrojan como resultado de la voluntad del pueblo un poder absoluto, no hay delito, ni es un error de nadie, sólo que al señor no le perece que un enemigo de él concentre tanto poder. Esa es la única razón.
No quiere tener un viejo enemigo con más poder del que haya concentrado su partido, el PRI. Ni envidia ni rencor, simplemente miedo a perder las canonjías que le otorga ahora ese poder absoluto en el que se cobijó tantos años y teme que ahora en lugar de seguir siendo un historiador con aires de intelectual lo vean en la desnudez de un simple ingeniero textil que tuvo la oportunidad de conocer personalmente a Octavio Paz y se hizo muy amigo de él. Simpatías que se dan en esta vida.
Los mexicanos han votado de manera uniforme a lo largo de varios años, no muchos, por cierto, porque apenas en 1977, (hace poco más de 40 años), hubo el primer intento de repartir las curules del Congreso, gracias a la reforma electoral. El país no resistía tanta concentración de poder en un solo partido, era tal la concentración de poder que la frase de poder absoluto sería un simple piropo al lado de lo que sucedía en los hechos con el PRI. Krauze lo sabe y lo sabemos muchos mexicanos con memoria y con conocimientos de la historia. PEGA Y CORRE.- Precisamente la inercia de una política de grupo que no supo equilibrar ni la riqueza ni distribuirla, produjo que los puntos del estado de Veracruz se vean amenazados por convertirse en pueblos fantasma. Debe reactivarse la industria del petrolero como dice el candidato de Morena a la gubernatura y los auxiliares inmediatos para reactivar la economía son el turismo, la industria, los agronegocios. No olvidemos que la economía del estado es la quinta en importancia, debemos intensificar su rescate… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.