Somos lo que tanto criticamos

Ya me cansé de ver comentarios absurdos sobre todos los candidatos, quería hacer un artículo que distara del tópico de las elecciones, sin embargo heme aquí hablando de nuevo sobre el mismo tema, ¿por qué? Porque me cuesta creer cuanto puede disminuir nuestra criticidad, empatía y análisis en estas fechas. Reviso cada uno de los medios con la mayor frecuencia posible y todas las notas y artículos de una forma u otra se relacionan con los candidatos, votantes y elecciones. Es normal, es la noticia, es la forma de persuadir a otros y asustar a unos cuantos para que cambien su forma de pensar.

Creo que lo más divertido de este periodo es no tener un candidato, un partido, pero sí muchas ganas de ser convencidos. Sigo sin saber por quién votar, antes creía tener la certeza de por quién no hacerlo, pero ahora hasta esa línea la veo difusa, hablo desde mi experiencia porque no puedo entender cómo funciona el razonamiento de otros, pero el mío sí, así que compartiré un poco de mi percepción y análisis reciente.

He pretendido analizar la postura de diversos medios, algunos tienen afiliaciones muy claras, otros van cambiando conforme se inclina la balanza y sus favoritismos según convengan son evidentes, los menos son aquellos de diálogo diverso en el que podemos apreciar puntos de opinión tan polares que realmente permiten ver un análisis general y completo. Seguido de los medios tradicionales tenemos a las redes sociales, las cuales me parecen un chiste pero son las que más me preocupan porque desgraciadamente las noticias falsas, los memes y repetición de videos fragmentados y manipulados son los que han definido las decisiones de nuestro electorado.

Hace poco nos burlábamos de Estados Unidos, de su incapacidad de discernir y creíamos que era una parodia el que se creyeran las promesas y discursos que en aquel entonces hacía su actual presidente. Hoy desde la comodidad de la indecisión puedo decir lo mismo de gran parte de los mexicanos, tomo como muestra a los usuarios de mis redes, quienes no distan de las muestras de cualquier encuesta; las publicaciones compartidas parecen chiste, todo el tiempo se burlan tanto de unos como de otros y he de confesar que en más de una ocasión me sorprende de quién vienen los comentarios.

He visto a personas criticar los ataques contra AMLO, porque todo lo que comparten según ellos es falso, pero instantes después hacen exactamente lo mismo contra otros candidatos, hablan de Meade o Anaya como si les conocieran de años y verdaderamente siguieran su trayectoria (muy pocos lo hacen) cuando la verdad es que algunos supieron de ellos sólo por los memes. Algunos más compartieron “el avión privado” de López Obrador, y lo pongo entre comillas porque esa noticia también me pareció absurda mientras que otros viajan con presupuestos superiores, pero por tratarse de sus candidatos, esas situaciones no las señalaron. El colmo de los colmos llega cuando alguien sólo sigue a una de las propuestas y se excusa en decir que no le interesa la política, por ello no saben absolutamente nada de los demás.

Compartimos la mochada de mano del Bronco, como un chiste, nos reímos igual del riqui riquín canallín pero consideramos que hablar así en un debate nacional está justificado porque con esos argumentos seguro atacamos a la mafia del poder. ¿Es enserio? Quizás no logró hacer visible cuán absurdas resultan estas elecciones, la falta de capacidad de todas las opciones contendientes y la medida bajo la cual los estamos juzgando. Desearía que al menos un día fuéramos apartidistas todos, incluidos los candidatos.

Pensemos en lo que hemos hecho mal como ciudadanos, no culpemos a gobiernos o partidos, sino a nuestra comodidad e incapacidad de juzgar los ataques a tiempo antes de que nos dejaran daños irreparables, juzguemos nuestra conveniencia a la hora de votar, juzguemos nuestra falta de juicio al vender un voto porque nos daba igual, juzguemos nuestro silencio o la mirada perdida cuando sabíamos que algo iba mal y veamos a cada uno de los contendientes como mortales y humanos. ¿A quién admiramos por sus logros?, ¿Quién parece mejor preparado?, ¿Quién se ha equivocado y aprendido del error?, ¿Quién sabe trabajar en equipo? ¿Quién tiene apertura al diálogo?, si alguno de ellos fuera tu jefe, tu amigo, tu compañero de equipo, ¿Te gustaría? ¿Quién haría la mejor exposición? ¿Con quién te quedarías?…

El problema con la democracia es que deja de ser tal si una campaña puede persuadir con fórmulas tan básicas a cualquiera, me niego a aceptar que nuestro presidente es elegido cada 6 años por personas que eligen a un partido y no al candidato, que eligen a un candidato sin escuchar sus propuestas, que se dejan llevar por el odio y dicen este es el mejor pero voto tal para que aprendan. Dejemos de lado fanatismos y pensemos como lo haríamos con cualquier persona, si después de intentar dejar de lado odios y cargas del pasado, seguimos con una idea del voto igual, merecemos todo lo que ha pasado y el futuro por venir. Tengan en mente a quién le dieron su confianza el 1° de julio y exijan se cumplan las promesas a partir del próximo año, llegue quien llegue no podemos seguir igual como mexicanos.

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