EDITORIAL DR. CARLOS BRAVO M. 31-5-18
“¿Y LOS PECES?
No cabe duda que eso del cambio climático está afectando al planeta a pasos agigantados, con frecuencia vemos documentales y reportajes de cómo se están derritiendo los polos e imágenes de inmensos bloques de hielo que se desprenden para caer al mar, entre ellos el glaciar Perito Moreno en la Patagonia argentina, que ha perdido grandes bloques de hielo sin recuperarse y todo esto está aumentando los niveles del mar, comiéndose extensas extensiones de playa en todo el mundo. De igual manera, las estaciones climáticas han cambiado año con año, tanto que en regiones donde el clima era templado, hoy se sienten calores fuera de serie, lo mismo que incremento de tornados, huracanes, frentes fríos, lluvias torrenciales que desbordan ríos o anegan las ciudades y periodos de sequía muy prolongados, fenómenos que siempre han existido pero que cada año los sentimos y vemos con mucha mayor frecuencia.
Todos esos fenómenos están alterando de manera muy importante a nuestro planeta, afectando la flora y la fauna, la provisión de agua potable y con ello poniendo en riesgo la supervivencia de toda clase de vida.
El mar, ríos y lagos lo están sufriendo y no es difícil que la corteza terrestre también lo esté resintiendo, tal vez por ello sufrimos fenómenos telúricos más frecuentes y devastadores.
Volviendo al mar, esos cambios de temperatura, los fenómenos del Niño y la Niña, la marea roja y la sobre explotación han ido mermando la vida marina que es una de las fuentes más importantes de alimento humano, siendo cada vez más escasa. La pesca indiscriminada sin falta de aprovechamiento es parte de ese ecocidio, tan sólo la matanza de millones de tiburones sólo para quitarles la aleta y hacer sopa supuestamente con fines afrodisiacos, la matanza clandestina de ballenas, el daño a los delfines al pescar el atún, la falta de respeto a las vedas y la inadecuada explotación de la pesca simple con redes que lo mismo sacan especies de tamaño comercial junto con peces en desarrollo que apenas están creciendo y una vez en la playa simplemente son desechados al no ser comercializables y tampoco se usan para el consumo familiar de los pescadores rivereños, han hecho que cada vez haya menos peces y la actividad pesquera de los pequeños pescadores se vea afectada con las repercusiones en su economía y sustento familiar y si a eso le agregamos los cada vez más frecuentes y prolongados fenómenos naturales, hacen que ese oficio vaya en decremento y los costos de productos del mar como alimento, cada vez se incremente más, alejando la posibilidad de una buena nutrición de las personas más vulnerables.
Como pescador deportivo, he notado esa merma en la pesca y en la diversidad de especies que hace años era común pescar, como ejemplo hace unos años era común que de la orilla del mar, con caña y carrete infinidad de peces y hoy día sacar un pez es un trofeo y nos preguntamos ¿y los peces donde se fueron?