Las cosas que más importan

No imagino una situación peor a la que estamos viviendo, me aterra mi país, me desilusiono de gran parte de su gente, aunque otros aún me ayuden a mantener vanas esperanzas. No imagino una situación peor, pero es muy posible que exista, me preocupa mucho el panorama electoral con cualquier candidato, hemos dejado que la corrupción permee como un cáncer en nuestra sociedad, permitimos que la inseguridad se adueñara de nuestros espacios y por miedo no hicimos nada, ni como ciudadanos, ni como gobernantes.

En medio de ese panorama tan gris, he visto momentos de luz, pero siguen siendo escasos frente a la ola de secuestros, robos, asaltos, balaceras y desgarradores momentos que todos hemos vivido al menos una vez o sino seguro conocemos a alguien cercano que los ha padecido. Cada día salgo a las calles con el temor de que algo pueda pasar y al regresar a casa tampoco me siento segura porque la inseguridad es tal que se ha perdido el respeto a los espacios que antes se consideraban más sagrados e íntimos. No sé cómo llegamos aquí, pero la honestidad no será suficiente para salir del atolladero en el que estamos.

Me preocupa que gane Andrés Manuel López Obrador la presidencia porque no he escuchado de él propuestas contundentes, sin embargo si he visto cómo ha sembrado un odio en muchos, valiéndose de la inconformidad en la que vivimos casi todos los mexicanos, me preocupa el discurso que ha manejado por cómo ha reaccionado todo aquel que le sigue. De igual forma me preocupa que gane Ricardo Anaya, que gane José Antonio Meade o Jaime Rodríguez, porque si alguien más gana, puede que AMLO acepte su derrota, pero ¿la aceptará su gente?, no veo con ningún candidato un escenario positivo, porque no bastará un sexenio para corregir todo lo que hemos hecho mal, pero ya no me preocupan los candidatos. Me preocupa México y su gente.

No estamos pensando con claridad, dejamos que los sentimientos de hartazgo, el odio y el coraje nos domine, yo misma votaría por quien sea que me garantice acabar contra los rateros, violadores y todo tipo de maleantes. No me importaría la manera en que los erradiquen porque mi hartazgo ha nublado mi sentir respecto a derechos humanos, ¿qué derechos merece quien ataca sin escrúpulos los de otro? Sin embargo la inseguridad no es el único mal, debemos ser más críticos con el futuro de nuestro país, no sólo con sus políticos sino también entre nosotros, si exigimos que nuestros gobernantes sean seres inmaculados ¿por qué no actuamos igual hacia nosotros?

Estamos hartos de la corrupción pero somos partícipes de su existencia, si sabemos algo que está mal y no lo denunciamos somos cómplices, si juzgamos los actos de otros sin ocupar la misma medida para los nuestros no podemos hablar de honestidad y transparencia. Lo que de verdad importa es compartir nuestros valores, compartir conocimiento real, ese que genera un cambio de vida, quizás es momento de enfocarnos en qué haremos como ciudadanos y dejar de discutir por cuestiones políticas. El cambio que todos deseamos no llega con el PRI, el PAN, MORENA o los independientes, llega con personas que saben trabajar por otros, que luchan por sus ideales y respetan a los demás. Eso es lo que debemos considerar este 1° de julio vota por quien quieras pero recuerda que tu responsabilidad no acaba al salir de las casillas.

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