¡Así no! le dijeron banqueros a López Obrador, en respuesta a sus críticas. Así no, vamos bien con los candidatos presidenciales. En el segundo debate, afloró una gran irresponsabilidad dé cada uno y sus partidos. Al final del desastroso espectáculo, todos festejaron y se dijeron ganadores ¿qué pifia es eso? No hay madurez política, pues lo único que logran con esto es incendiar más los ánimos. Lo que vimos fue un circo de tres pistas, con un payaso independiente que se maneja con vulgaridad y eso tampoco abona. Los candidatos, hicieron caso omiso del llamado a la moderación y se agredieron. Decepcionante observar, que ninguno de ellos tiene un verdadero perfil que necesita éste gran y sufrido país. Ni su vestir, decir, comportamiento corporal obedeció a una seriedad ciudadana. De más el foro y los conductores, cuando a las preguntas de los ciudadanos ahí reunidos no hubo respuestas contundentes. De la agenda bilateral con Estados Unidos, se vio que no traían mucha información y a cómo confrontar a Trump, le sacaron. Las lecturas serán muchas y durante mucho tiempo, pues las mesas de análisis abundan pero no aportan más que reyertas. *** Los líderes de partido, los asesores, los jefes de campaña también discuten y se agreden. Pareciera que la gran violencia, que anula tantas vidas de formas alarmantes- descuartizadas, descabezadas, secuestradas, levantadas, violadas- nos es tan común, que la asumimos parte de nuestra vida cotidiana. La mayoría vive con los nervios de punta, pues saben que en cualquier momento todos pueden ser objetos de la delincuencia organizada. Padres de familia que no duermen, pensando en qué momento pudieran vivir una tragedia de esa magnitud y jóvenes que no entienden porque están privados de su libertad, cuando solo quieren vivir lo que les corresponde. Las alarmas son diarias, continuas: no salgas, no te pares, cuelga el teléfono, no hables con nadie, al subir al auto fíjate bien, si estas en la fila del banco ve quién está a tu alrededor, no te acerques a extraños y un sin fin más que nos encarcela. *** Mientras se pelean por “el hueso”, a los mexicanos no hay quién les resuelva la terrible violencia, que a diario se lleva a ciudadanos comunes a través de diversos delitos. “Es la seguridad, estúpidos”.*** “Por eso, el fin de la historia de los populistas es bastante ordinario, el pueblo bueno se queda con su iluminado, con su nueva miseria, sus nuevos ricos, su nueva corrupción, sus nuevos favoritismos. Entonces inicia una nueva diáspora, aún más sangrante para los países porque se van todos lo que pueden, primero y más rápidamente, los más capaces y preparados, los que pueden encontrar acomodo profesional, porque la alternativa, no hay otra, es hacerse a la idea de aprender a tener infinita paciencia para conseguir, luego de 10 horas de cola, algo de alimentos. La democracia está en peligro”, según Ignacio Morales lechuga. *** Y para las agruras del mole…usted sabrá qué tomar. Hasta la próxima.