Elecciones diferentes, sin duda

El sistema de partidos es el gran sacrificado en esta contienda electoral. Los partidos políticos en México que definían ideologías y creaban liderazgos reales, han quedado atrás y en su lugar surgen coaliciones y partidos que se desaparecen poco a poco de la escena política del país.

Los líderes que crearon algunos partidos fueros los verdugos de algunos de sus institutos políticos y éstos tienden a cambiar su significado histórico y su rol social.

Por ejemplo, vemos a un PRD que se mueve a la derecha al asociarse con el PAN y a veces pareciera ser de ultraderecha.

Un PAN que desesperadamente busca alianzas para que los números le alcancen y un escenario de partidos que se diluyen en su propia ambición de poder.

Así podemos ver que los partidos pequeños al plegarse a los designios de otros más grandes no solo preservan el registro sino que ganan dinero y se consolidan como partidos familiares, a la sombra de otros más grandes con subsidio del INE. Un subsidio injustificado, desde luego.

Habrá partidos que desaparezcan, pero no por haber perdido el registro a causa de la falta de votos sino por exceso de desvergüenza, de tropelías, de sangre, exceso de excesos.

Imaginar el escenario de los partidos políticos el 2 de julio es ver como se fusionan para conservar el subsidio y los mexicanos seremos testigos de cómo algunos de sus líderes pierden la dignidad.

La carrera hacia los puestos de elección popular de los más de tres mil cargos en disputa, dejará muchas heridas no solo entre las filas de los partidos, sino en la sociedad misma. La derrota no enorgullece a nadie, aunque haya ocasiones en que la derrota sea más digna que la victoria, como suele suceder con la alteración del resultado de los votos, sobre todo en los que tienen que ver con la Presidencia de la República.

Cuando las encuestas se repiten con los mismos números, con diferentes metodologías, desde diferentes tendencias políticas, con intenciones diversas, es que poco puede cambiar en menos de mes y medio, cuando la jornada electoral se convierta en la fiesta de la democracia y su posible consolidación.

Esto dependerá de la actuación de todos y cada uno de los actores políticos, pero sobre todo de las autoridades electorales, que parecen ahora estar más preocupados por cómo se ven en la televisión que por la legalidad de los resultados y la necesidad urgente que tienen el INE y el TRIFE de credibilidad.

Las expectativas que se han creado artificialmente basadas en el miedo, el terror que infunde el hecho de que la muerte haya llegado para una veintena de candidatos de todos los partidos, el miedo que quieren implantar ante los verdaderos cambios, crean un ambiente poco propicio para creer en las instituciones que no evitan el clima de violencia sino que lo propician. El discurso agresivo, impotente de quienes van perdiendo, la intervención grotesca de ex presidentes de la República que deberían estar en la cárcel hablan de que se piense en México antes de votar como si ellos hubieran colocado los intereses del país por encima de los propios.

Una víspera de elecciones diferente a otras, es por ello que no podemos admitir que siempre es lo mismo, no es posible afirmar que todos son iguales, no debemos crear la idea de que las elecciones se repiten en un escenario similar al de otros años. Si no fuera diferente no habría tantas muertes.

Pensar que estas elecciones deberán arrojar los mismos resultados en las urnas y las mismas conductas en los políticos es no vivir el presente que tantas veces nos invita a un futuro al que no queremos llegar, precisamente por miedo.

La aparición de candidatos independientes, la formación de frentes electorales es lo menos trascendente en estas elecciones, son solo anécdotas, lo sustancial está en la convocatoria a un cambio real que no han podido ofrecer ni el PAN ni el PRI, y que dan la vida para que todo siga igual.

Es novedoso el hecho de que el candidato del partido en el poder no salga del tercer lugar a pesar del relanzamiento de la campaña, a pesar de contar con todo el aparato de Estado, con los medios incondicionales a su favor, con los columnistas a sueldo de su parte.

Esto puede interpretarse en algo inédito que es la carencia de credibilidad de los medios de información convencionales en un país que ya no cree en las noticas oficiales y que prefiere ver con sus propios ojos la realidad que los medios intentan ocultarle.

Hay muchos factores nuevos que arrojarán realidades contundentes y que terminarán por cambiar al país de una manera u otra. La posibilidad de que se vote en bloque está muy cercana y esto implica tener a una gran parte del Congreso a favor de la creación, destitución o ampliación de reformas que intentaron engañar a una población harta de mentiras y excesos.

Los excesos de una clase gobernante que se confunde en el delito y se fusiona en la impunidad entre el PAN y el PRI, deben ser erradicados con el voto. PEGA Y CORRE.- De repente le dio al señor gobernador por aparentar legalidad y convertirse en un hombre de bien. Le dieron ganas de sentirse demócrata y lo único que demuestra es que es un oportunista con medidas electoreras. Porque nadie que respete el derecho pone a su hijo como sucesor en la gubernatura. Pues al gobernador después de casi dos años de gobierno se le ocurrió ofrecer una recompensa de cinco millones de pesos por información que permita la captura del ex fiscal general del Estado de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras. No lo hizo antes simplemente porque no estaba en campaña. Hasta este momento la fiscalía de Veracruz encontró que hay más culpables del sexenio anterior, y en lugar de incorporar esos cinco millones de pesos a algunos de los rubros ofendidos por el latrocinio de Javier Duarte y sus cómplices, quiere regalarlos a quien dé información. Solo falta que algún familiar ofrezca los datos y reciba los cinco millones, para que todo quede en familia, como quieren que todo quede en Veracruz. ¡Qué bonita familia!… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

 

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