Mucho se ha hablado de lo que significa la flor en las culturas originales, en las mesoamericanas para ser concretos, y en las de México para ser particular.
Llega a mis manos un obsequio del Dr. José Zaydén, Cronista Emérito de Xalapa y un verdadero recaudador de información y divulgador del acontecer xalapeño. Ahora que preside la asociación estatal de Cronistas de Veracruz, A. C., tiene la ocasión de ampliar sus conocimientos acerca del devenir de la vida cultural de los pueblos veracruzanos y dejar su testimonio a las actuales y futuras generaciones.
Este reciente obsequio -de muchos otros que me ha dado a lo largo de los catorce años que tenemos de conocernos- es una publicación, en formato de revista de 30 x 22 cms. (largo y ancho), de 32 páginas y tiene como título: La FLOR en la cultura mexicana. Luce en su portada la fotografía de un guaje de la cultura huichola del siglo XX, exquisitamente decorado con chaquiras multicolores conformando figuras simbólicas y cotidianas, rematando en la orilla con flores de seis y siete pétalos.
La publicación de la Secretaría de Cultura y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) está basada en la Exposición del mismo nombre: La FLOR en la cultura mexicana que exhibió 365 piezas (¿acaso una flor por cada día del año o es sólo coincidencia?) en las cuales cobran vida esculturas en piedra, grabados en piedra volcánica, fragmentos de murales, piezas de cerámica, madera, carey, concha nácar, jícaras, metal, vasijas, guajes y tecomates, litografías, textiles. También óleos sobre tela, sedas y linos bordados; atuendos como el huipil, el quechquémitl; el terno mestizo yucateco y el morral bordado…
En el evento de presentación y en la publicación, el Director del INAH, Diego Prieto Hernández, destaca que quizá ningún elemento de la naturaleza ha sido tan consagrado como “referentes de inspiración creativa y de vitalidad, quizá ninguno tan universal como las flores y su vasta y eterna cualidad simbólica en torno a la belleza. Ninguno tan relacionado con la inteligencia y la invención civilizatoria (…) con las más elevadas cualidades anímicas y estéticas (…). Señala también que “entre las más diversas culturas del mundo las flores han estado asociadas a las imágenes de la dignidad de lo fértil (…). En México, tuvieron en las flores y en su cultivo la presencia omnímoda del ciclo de la vida (…) como emblema por excelencia de belleza, vitalidad y fragancia esencial…asociadas al sustento, a lo exótico e incluso a las concepciones de la muerte y sus rituales” (pag. 5).
Asimismo, Sofía Martínez del Campo Lanz, curadora de la Exposición, escribe un texto breve, sustancioso y ampliamente documentado que viene a ser como una memoria de la exposición temática La flor en la cultura mexicana. El ejemplar contiene 34 fotografías a color con su respectiva ficha técnica.
La muestra se divide en cinco grandes temas: Primero, “La flor: metáfora de lo precioso”, Segundo: “La flor: descripción de lo desconocido”, Tercero: “La flor: alegoría de lo divino”, Cuarto: “La flor: símbolo de lo bello” y Quinto: “La flor, símbolo de lo diverso”.
Actualmente, la exposición ya visitó el sureste: el Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón de Mérida, Yucatán y el Museo de Guadalupe, en Zacatecas, en el marco de los festejos de su centenario. Ahora ya se encuentra en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México, y estará abierta para usted y para mí, hasta el próximo 17 de junio de este vertiginoso año 2018. ¡Anímese, bien vale la pena!