“Quien nada arriesga, nada tiene derecho a esperar.” – Friedrich von Schiller.
Para nadie era desconocido que algo simplemente no funcionaba en el equipo de Pepe Meade.
La salida de Enrique Ochoa Reza y la llegada de René Juárez confirmó que efectivamente, el gris paso del ex director de Pemex por la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, fue tan malo, que por poco pierde la elección del Estado de México.
Peor aún, su permanencia le hubiera costado al Revolucionario Institucional, casi, casi el registro como instituto político.
Este domingo en un acto masivo en la explanada del partido en Insurgentes Norte, René Juárez confirmó para que lo trajeron.
Ahí con el respaldo de todos los sectores en un acto de congruencia política, se legitimó al candidato que pretendieron vender en primera instancia como ciudadano, pero que, en el fondo, lo alejaba más de la militancia.
Enfundado en una chamarra color rojo, el abanderado priista, evidenció que si algo necesitaba su campaña era, precisamente esa identidad que no le daba el venderlo como un simpatizante nada más y no como un priista de cepa.
Acompañado de su esposa la también economista Juana Cuevas, José Antonio Meade se veía diferente, pareciera que finalmente comprendió que el camino para relanzar su campaña era admitiendo que, para ser candidato del PRI, se tiene y se debe actuar como un verdadero priista.
René Juarez Cisneros destacó que Meade no es un aspirante que tenga confrontaciones con otros sectores de la sociedad, ni de ocurrencias, ni de oportunismo –en franca alusión al candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador-.
El guerrerense afirmó “Aquí cabemos todos, y se respetan todas las opiniones”, dijo.
Pidió tanto a los simpatizantes, como a los militantes del PRI, que se eviten confrontaciones que no tengan sentido, las cuales funcionan como distracción.
“No perdamos el tiempo cuando el adversario nos quiere distraer, hay que usarlo hablando bien de los nuestros”, mencionó.
De igual manera tras visitar el pasado sábado el municipio de Tuxpan, el candidato Meade, le transmitió ese cambio de actitud al mismo Pepe Yunes a quien comenzamos a ver más activo y con un discurso más agresivo e incluso con una dosis de autocrítica al instituto político, por los errores del pasado.
Pepe Yunes sabe que bajo ese nuevo “spech” conecta mucho mejor con la ciudadanía, que ya lo coloca en segundo lugar en la preferencia electoral, pudiendo incluso llegar alcanzar a quien se coloca en primera posición.
Los relanzamientos de ambos Pepes, son la muestra de que, a 55 días de la elección, los posibles milagros políticos pudieran darse.
Al tiempo.
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