2 de mayo de 2018.
GRACIAS DIPUTADA PRESIDENTA.
COMPAÑERAS DIPUTADAS COMPAÑEROS DIPUTADOS.
En palabras del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, “la igualdad de género es fundamental para cumplir con la promesa de la Agenda 2030. Mientras las mujeres no gocen de empoderamiento económico y social en el mundo laboral, en el hogar y la comunidad, el crecimiento no será inclusivo y no lograremos erradicar la pobreza” (…).
En el proceso de construcción y consolidación de sociedades más democráticas, más justas e incluyentes, cito textual, sostiene que reafirma que “la existencia de mecanismos que garanticen la igualdad de oportunidades en el acceso a puestos de representación, específicamente en los espacios de poder como son los parlamentos nacionales, es necesaria pero no suficiente, para garantizar un cambio en los modos y fines de la política, para que sea favorable a los grupos que representan. Con esa tarea, además de la mayor participación de los distintos grupos identitarios en los espacios parlamentarios, se requiere que los resultados del trabajo legislativo se reflejen en el reconocimiento legal e institucional de la diversidad y en generación de marcos jurídicos que garanticen la igualdad sustantiva en el ejercicio de los derechos y las oportunidades de todas las personas”.
De aquí, compañeras, compañeros, lo fundamental de nuestra labor parlamentaria y de la obligada y permanente renovación que debemos garantizar, en la fortaleza y modernización institucional del Poder Legislativo, para que efectivamente represente las voces, aspiraciones, visiones y demandas de todas y todos.
En esta lógica, es que quienes tuvieron la mirada amplia para fortificar la incorporación de la Perspectiva de Género, en el desarrollo de nuestras tareas, para, por y con las mujeres de Veracruz, a través de la creación del Centro de Estudios para la Igualdad de Género y Derechos Humanos en esta sede, sabían de la necesidad de su existencia; tenían claro que la aberrante deuda con la garantía de los Derechos Humanos de las mujeres en el estado, sigue sin saldarse y peor, porque ahora están, estamos cada día más amenazadas por la Violencia de género, la discriminación y desigualdades que no dan tregua, que nadie ha podido detener ni resolver.
La creación del Centro de Estudios atendió una de las muchas demandas de las mujeres, de los colectivos de la sociedad civil y sobre todo, demostró el apego irrestricto a la Carta Magna y a nuestras leyes, a las que nos debemos, para por fin, combatir, menguar, desterrar omisiones institucionales y legales; para derribar esa arcaica construcción cultural patriarcal en la que hemos crecido y que se reproduce aun en leyes; para cumplir con nuestro servicio a Veracruz.
Ellas y ellos, los especialistas y legisladores que germinaron el Centro de estudios, sabían de las montañas de ignorancia, desinformación, improvisación y predominio de intereses facciosos, ajenos a la misión y acción real de beneficiar el adelanto de las mujeres y salvaguardar sus derechos fundamentales, legaron un espacio de estudio, orientación, propuesta y avanzada legislativa y, para la capacitación y difusión de los Derechos Humanos y de los Derechos de las Mujeres, para dar un paso adelante, firme y contundente, en la responsabilidad política, social institucional e histórica que tenemos hoy nosotras, ustedes, en la lucha para derrotar de una vez, a los flagelos que ponen en peligro la vida, la dignidad, el empoderamiento y la total inclusión de las mujeres en Veracruz.
Y para este cometido, una de las claves estratégicas fue, es y será que quienes se encarguen del Centro cuenten con el nivel de profesionalización, especialización y certificación que requiere la tarea, porque las improvisaciones, las cuotas y los cargos para los y los cuates, los premios de consolación, los trueques de posiciones en esta sede legislativa, la falta de habilidades, conocimientos, nivel académico especializado en las áreas administrativas y también en la novatez legislativa, han sido una de las más pesadas anclas que paralizan, que entumen y aletargan el rescate integral de nuestro estado y que en el caso, abonan al desprestigio y falta de confianza ciudadana en el oficio político y legislativo, que allá afuera la sociedad, nos grita y reclama.
Es verdaderamente inconcebible que pretendamos dar saltos atrás en una conquista de las mujeres de Veracruz, al proponer una iniciativa retrógrada y anti sororidad, para que en el Centro de Estudios para la Igualdad de Género y Derechos Humanos del Congreso del Estado, despachen personas que no cuenten con el alto perfil debidamente especializado que debemos exigir, analizar y evaluar y, no disminuir ni moldear a modo de intereses extraños al espíritu para el que fue creado y que está escrito a la letra, en el Artículo 1 de la Constitución Federal.
Bajarle el nivel y la calidad al personal del Centro, como se propone irresponsablemente, es la evidencia de la ignorancia de la Perspectiva de género urgente, vital y justa que se requiere en el diseño de leyes y de políticas públicas; en el cambio de hábitos, visiones y conductas; en la vocación que creo, tenemos todos todas, para apoyar el avance de las mujeres y hacer realidad las leyes que las amparan, las benefician y las reconocen como ciudadanas de primera.
El argumento más poderoso para que nuestro Centro de Estudios para la Igualdad de Género y Derechos Humanos se consolide en su capacidad institucional dentro de esta sede de la soberanía popular, es que la sola presentación de la Iniciativa en cuestión, que se respeta, pero que no se acepta por ningún ángulo, nos demuestra cuánta falta hace que funcione como es lo debido, para orientar más e informar mejor a las Diputadas y Diputados, cuando se trata de presentar iniciativas que tengan que ver con la Igualdad de género, con la Violencia de género y con los Derechos Humanos, porque de otra forma no estaría yo aquí pidiéndoles su voto en contra de esta postura tan absurda, que denigra el sentir de las mujeres y de los colectivos feministas; que baja y hunde el nivel de nuestra labor y que de aprobarla, nos ubicaría como diputadas y diputados reaccionarios, mediocres y peor, promotores de posiciones contrarias al reclamo sonoro de las veracruzanas.
Nos falta mucho que aprender y profesionalizarnos en muchas áreas y más en la Perspectiva de Género y necesitamos, para cumplir con el compromiso prioritario que tenemos con las y los veracruzanos, más con las y los que permanentemente viven bajo riesgo de violaciones a sus derechos humanos, gente más preparada, bien certificada, que nos apoye y nos oriente más en el Centro.
Compañeras, compañeros:
Ante el segundo lugar nacional en Feminicidios; las dos Alertas de Violencia de Género contra las mujeres que nos han declarado; la posibilidad de la declaratoria de una Tercera Alerta; el enojo, la indignación social por las mujeres y niñas desaparecidas, las indígenas, las mujeres con discapacidades y adultas mayores; la violencia que padecemos todas las que estamos aquí y allá afuera, nos podemos ser irresponsables, ignorantes, omisos y obtusos.
Les pido reflexionen y saquen su convicción real y no voten por consigna ni por la línea de quienes nada saben ni entienden ni quieren profesionalizar su labor legislativa, sino con la razón y la responsabilidad que tenemos como legisladoras y legisladores.
No, al bajo nivel en el Legislativo de Veracruz. No, al golpe contra el Centro de estudios. No a la mediocridad, no a la improvisación.
Sí, por la Perspectiva y por la Igualdad de Género y los Derechos Humanos, en las manos de las y los mejores. Veracruz y las mujeres veracruzanas lo exigimos, lo reclamamos, lo merecemos.
Es cuanto.