“Cuando la situación es adversa y la esperanza poca,
las determinaciones drásticas son las más seguras.” – Tito Livio.
Con el devenir del cuarto día de campaña –de los 60 días, que habrán de transcurrir- en busca de la gubernatura, algo pasa en el campamento del candidato priista Pepe Yunes Zorrilla.
Aun cuando muchos de sus fieles escribanos afirma que ya está solo él y Cuitláhuac García, candidato de Morena en la contienda electoral, dejando en tercer lugar al candidato –digamos oficial- Miguel Ángel Yunes Márquez, el mal sabor que dejó el anunció de su flamante coordinador de Campaña y su vocero, abren una serie de cuestionamientos muy serios respecto a como pretende el priismo veracruzano enfrentar esta contienda electoral.
Y es que la llegada de Silvio Lagos Hernández y Eduardo de la Torre Jaramillo al equipo de campaña del peroteño, hacen fustigar severamente la determinación del candidato.
¿A qué está jugando Pepe?, ¿En que basa su visión para determinar que Lagos Hernández puede cargar con tremendo paquete?, ¿Quién le dijo que Eduardo de la Torre puede ser bien visto por la militancia priista, como vocero, sabiendo sus orígenes y camaleónicos cambios de perspectiva política –un día disidente, otro panista?¿A caso no ha en verdad visualizado que la animadversión social puede condenar al PRI a su posible extinción?, ¿No comprende que el PRI demanda una verdadera renovación moral, ética, de principios y valores, que lo desliguen del estigma dejado por su antecesores?
Muchas son pues las preguntas, los cuestionamientos, ante tal determinación.
Hay quien ya incluso presupone que el senador con licencia, sabría de antemano que sus posibilidades de triunfo son sumamente remotas, y por ende, da lo mismo concederle todo al también senador Héctor Yunes Landa, quien en un acto de total gandallismo político se agenció la mayor cantidad de posiciones en candidaturas y delegaciones federales para beneficio de él y sus huestes.
Pero habrá que analizar a fondo lo que ocurre, pues quizá mucho de lo que hoy nos pudiera sorprender tenga su origen en determinaciones cupulares, a las cuales no hubiera tenido incidencia el mismo candidato.
En los corrillos políticos, en las charlas de café, mucho se especula de que tras la visita del presidente Enrique Peña Nieto a la localidad de Totalco en el municipio de Perote, las cosas habrían cambiado para el buen Pepe.
Y es que si, la visita del primer mandatario de la nación estuvo marcada por una serie de pequeños detalles que aparentemente, se hicieron querer pasar como un claro y frio distanciamiento entre el ejecutivo federal y el estatal.
Al menos así lo relataron cuatro de estos columnistas consentidos del priista.
En sus colaboraciones, es reiterado el interés por desligar al presidente Peña del gobernador Yunes Linares, haciendo énfasis en el contenido de ambos discursos.
Incluso el periodista Atticus Licona, citó:
“El mensaje fue claro, deslindarse de cualquier señalamiento y sospecha de que entre Yunes Linares y Peña Nieto hay un pacto. No hay, ni debe haber, sospecha alguna de ello, indicó el Estado Mayor a los organizadores del evento.”
“En Veracruz no hay pacto político, cada uno se rascará con sus propias uñas. Yunes Linares deberá luchar por darle la mayor cantidad de votos posibles a Ricardo Anaya y esperar que gane su hijo Miguel Ángel, mientras que Peña Nieto enfoca sus baterías a lograr sacar de Veracruz, uno de los mayores graneros de votos del país, la mayor renta posible para José Antonio Meade.”
“Peña Nieto se tomó la foto del recuerdo sólo con sus colaboradores, un pequeño ejército de delegados federales que como heraldos tienen la misión de llevar la palabra y destacar los logros presidenciales hasta en el último rincón de la geografía estatal.”
Y remata afirmando “creo que escucharon bien por dónde va el Presidente, les dijo Peña Nieto a los casi treinta delegados que estuvieron con él en Totalco. No hay lugar a equivocaciones, les advirtió en voz alta antes de despedirse, mientras Yunes Linares, a menos de diez metros presenciaba ese pequeño team back y hasta quizá escuchó lo que dijo Peña.”
Hasta ahí todo apuntaría a que esa versión, habría sido dictada directamente por el equipo del propio Pepe Yunes, en el afán de sembrar la idea de que efectivamente el candidato priista llevaría todas consigo y tendría todo el apoyo y respaldo de la federación.
Hoy todo apunta a que el escenario no es totalmente cierto.
Si reflexionamos nuevamente lo ocurrido, la realidad es que en los discursos el presidente Peña y el gobernador Yunes Linares, se desvivieron en elogios, aun cuando el presidente se habría sentido forzado a hablar del asunto, la realidad pareciera indicar otra cosa.
Y es que sabedores de que el presidente de México es el hombre mejor informado del país, hoy llama fuertemente la atención el hecho de que se comience a especular en el ámbito nacional la posibilidad de una posible declinación de todos los candidatos presidenciales a favor de Ricardo Anaya.
La noticia no suena descabellada, cuando se observa que Andrés Manuel López Obrador se mantiene posicionado del primer lugar, a pesar de la guerra emprendida por todas las fuerzas visibles e invisibles de la política.
Y si lo publicado por Diario El Financiero este martes 1 de mayo bajo el título “Empresarios buscan que Meade y Margarita declinen para frenar a AMLO, aseguran Lozano y Camacho” la posibilidad de haberse consumado ese pacto es más fuerte.
La nota la puede consultar en https://www.eleconomista.com.mx/politica/Empresarios-buscan-que-Meade-y-Margarita-declinen-para-frenar-a-AMLO-aseguran-Lozano-y-Camacho-20180501-0015.html
Y es que tan solo observemos lo que ha ocurrido y las razones que pudieran haber llevado al presidente Peña a buscar un interlocutor con el mismísimo Ricardo Anaya en la persona de Miguel Ángel Yunes Linares.
En primera instancia, el temor consumado por la advertencia vertida por Anaya durante el cierre de precampaña en Coatzacoalcos habrían sido las causas del diferendo.
Prueba de ello, habría quedado plasmada en la columna del periodista Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras” que publicó El Universal durante el mes de febrero, en donde explica pormenorizadamente el origen del diferendo, y las razones por las cuales, el gobierno federal habría desatado toda su batería jurídica mediante la Procuraduría General de la República (PGR) en contra del candidato Anaya.
Ahí todo parecía apuntar a un verdadero rompimiento.
Pero el evento de Totalco, se desarrolló ya en el mes de marzo, para ser precisos el 13 de marzo, un mes y casi 15 días después.
Presumiblemente para entonces el reporte de las mediciones le decía al propio presidente Peña Nieto que la salida que le queda no era más que virar hacia el panista, ante la advertencia –que afirman los analistas- habría hecho el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump de ni ocurrírsele pactar con Andrés Manuel López Obrador, para poner en su traspatio –como nos ven- a un nuevo Hugo Chávez.
De ser así, la opción sería, buscar un buen interlocutor que transmitiera el mensaje de una posible negociación y un pacto, que permita una tersa salida, con castigos para algunos, pero sin que perjudicase al mandatario saliente y a determinados, pero muy determinados personajes.
Y quien mejor, que el único gobernador que ha tenido el arrojo de enfrentar al mesiánico líder populista.
Es así como posiblemente dos cosas habrían sido motivo de esa posible negociación, por parte del presidente Peña, una, la antes ya señalada, y dos el continuar atajando y descalificando a AMLO en el afán de bajar lo más posible crecimiento de esta fuerza política que se multiplica como los personajes de la película ochentera de terror los “Gremlins”.
A cambio, la federación ofrecería garantizar la plaza veracruzana para el panista y todo el apoyo para conseguir la victoria de Anaya también en la entidad.
Una muestra más de ello, quedó plasmada en la columna del mismo García Soto del pasado domingo 29 de mayo bajo el título “Meade; ¿crónica de una muerte anunciada?” en la que el periodista afirma:
“EL FANTASMA DE LA DECLINACIÓN”
“En la tradición política de los gobiernos del PRI, en la que aunque no milita también se formó José Antonio Meade, cuando un político tiene que salir a los medios a decir “no voy a hacer esto” o “no va a pasar tal cosa”, la experiencia casi siempre dice que eso que se niega terminará ocurriendo. Y esta semana la campaña del candidato priista transcurrió entre su ya reiterativo y obsesivo discurso contra el puntero López Obrador (que si “Andrés Manuel miente”, que si “no cumple sus compromisos y no me entrega sus departamentos” o que “él es culpable de que aumente la violencia por aliarse con los violentos”) y una enfática y notoria necesidad de negar y desmentir lo que ya circula como un escenario muy posible entre la clase política y los empresarios: que el abanderado oficial podría “declinar” o ser desplazado para dar paso a una alianza de facto de su partido y del gobierno con el candidato del PAN y del Frente por México, Ricardo Anaya.”
“Tres veces –como San Pedro– Meade y los dirigentes priistas tuvieron que negar esta semana que vaya a declinar su candidato: la primera en Saltillo, Coahuila, el miércoles, donde reporteros le preguntaron si se bajaría de la contienda para dar apoyar una candidatura única contra López Obrador: “Meade no declina en ningún sentido, nosotros estamos en esta campaña para ganar”, dijo el abanderado tricolor. Luego el jueves, desde León, el dirigente del PRI, Enrique Ochoa, volvió a espantar al fantasma: “No habrá cambio de candidato ni de estrategia”, dijo ante la insistencia de la prensa. Y finalmente ayer, cuando salía del Consejo de Citibanamex en un hotel de Polanco, otra vez (como los avisos y cartas anónimas a Santiago Nasar anunciándole su muerte), a José Antonio le preguntaron si declinaría su candidatura: “Opino que en esta contienda estamos, como he insistido, no para declinar, sino para ganar. Seguimos en ese empeño”.
Ahora bien, como ya sabrá usted, en todo esto, hay quien ve las cosas de diferente manera.
Ya el mismo AMLO, ha señalado en un evento en el municipio de Chalchicomula de Sesma, Puebla, en donde afirmó que si se diera ese pacto, los militantes de ambos partidos se decantarían por su propuesta, haciéndole ganar con el 30 o 40% de la votación y no con el 25% de sus estimaciones.
Algo verdaderamente raro, ensombrece la campaña de Pepe Yunes y de Pepe Meade, por más que digan lo contrario.
Recordando esa máxima de que en política nada, absolutamente nada es casualidad, las cosas, parecieran comenzar a dar un vuelco.
Todo indicaría que ese llamado al “voto útil” lanzado por Ricardo Anaya habría sido la señal que el presidente Peña Nieto esperaba para llevar todo hacia ese nuevo puerto.
Al tiempo.
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