Los diputados federales han concluido sus labores. A partir del Día del Trabajo dejarán de ser legisladores para convertirse en ciudadanos con fuero y sin actividad sustancial en su reciento parlamentario, aunque sus cargos terminen oficialmente cuatro meses después.
La Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados acordó el despido anticipado de mil 500 asesores de los diferentes grupos parlamentarios, comisiones, la mesa directiva, la propia Junta y el Comité de Administración, y en lugar de indemnizarlos les pagaron dos meses de sueldo por adelantado, dejando todavía sin ejercer dos meses destinado al salario de los asesores, lo cual provocó una protesta airada en el patio central de la Cámara de Diputados.
Ante esta situación cientos de personas que trabajan por honorarios se manifestaron también en los pasillos e intentaron ingresar al pleno para reclamar a los coordinadores la recesión de sus contratos, cuando son ellos quienes les hacen el trabajo, pero los diputados lejos de recatar la gente que ha contribuido sustancialmente con el desarrollo legislativo de esa instancia, les cerraron con cadenas y candados todas las puertas de acceso hacia el salón de sesiones, medida que fue reclamada por los diputados del PRD y MC, con el argumento de que si ocurre una emergencia no habría forma de salir.
Lo que se advierte con esta medida es que ya no habrá actividades legislativas en ninguna de las fracciones parlamentarias, se dedicarán de tiempo completo a labores de proselitismo de sus candidatos y partidos, por lo menos mayo y junio. Sabemos que los diputados sin sus asesores no son nada y que más del 90 por ciento de las tareas legislativas recaen en los asesores.
Esta medida resulta además de una violación a los derechos laborales de los trabajadores, un ilícito por sí mismo que debe ser castigado, impedido y explicado a la población.
No es difícil pensar que la paralización de la Cámara de Diputados será total, en momentos en que deben estar alerta sobre las necesidades de decidir acerca de lo relativo a las elecciones. Son momentos de mayor intensidad laboral en las cámaras y no podrán hacer gran cosa sin los asesores, lo más grave es que todos y cada uno de los 500 diputados federales lo saben, lo cual se presenta como un verdadero peligro para la democracia.
Los días previos a la jornada electoral las instancias políticas deben estar no sólo dispuestas a solucionar problemas y evitarlos sino a tratar de resolver los conflictos que puedan surgir de la competencia electoral que se advierte compleja desde ahora.
La irresponsabilidad de los diputados al deshacerse de personas que en su momento le sirvió para decir que trabajaban o simular una labor trascendente, afecta el proceso electoral. El Poder Legislativo es un pilar de la democracia, del equilibrio de poderes, es una instancia que finalmente decide conflictos y califica fallos o los echa para atrás según su equilibrio interno de fuerzas.
Los asesores que en algunos casos no lo eran, en otros sólo simulaban, en otros más se quedaban con el calificativo de aviadores, exigieron una respuesta de los diputados, porque son éstos quienes decidieron despedirlos a partir de mayo y pretender que la compensación del fin de legislatura sea el pago ordinario de julio y agosto.
La decisión fue comunicada intempestivamente a todas las comisiones y grupos parlamentarios por la directora general de Recursos Humanos, Abril Aguayo Buentello, quien ordenó entregar a sus empleados su gafete, para evitar su ingreso a la Cámara, a partir del próximo mes.
El reclamo llegó hasta la sesión ordinaria, donde PRD, PVEM y Morena exigieron a la mesa directiva tomar una decisión al respecto, porque se trata del personal que todos los días realiza el trabajo especializado que los diputados no pueden hacer.
Pareciera que se trata de una orquestación para dejar sin instituciones la víspera, la jornada y los días posteriores a la elección. Es decir, antes, durante y después del día de las votaciones no habrá diputados, como si se preparara una asonada militar o una toma del poder por asalto.
Muchas especulaciones se han elaborado acerca de la contienda electoral del 1 de julio, que van desde la toma del poder en manos de una facción que no esté de acuerdo con los resultados, hasta la posibilidad de algún percance grave contra alguno de los candidatos.
Con esta medida adoptada en la cámara de diputados se altera aún más la tensión acerca de unas elecciones que pueden ser peligrosas.
El temor infundido desde algunos puntos de la geografía nacional para que la gente no acuda a las casillas se incrementa con esta postura de los diputados que pareciera se esconderán para no ser afectados por la violencia.
Es como si la totalidad de los jugadores de la banca no asistiera a un partido de la selección nacional. No tienen oficialmente nada que hacer, pero sus servicios pueden ser indispensables para salvar el encuentro.
Si recorremos la historia de los legisladores en México, podemos apreciar que eran agentes de violencia hace precisamente 100 años. Los constituyentes andaban armados y su pistola era la ley y no la legislación. Ahora, pareciera que sólo se dedicarán a levantar el dedo sin trabajar en comisiones, sin debatir sobre la aprobación o reforma de leyes o simplemente tomarán más vacaciones de las que ya gozan.
Ya hay muchos rumores sobre el destino de estas elecciones como para que sean los propios diputados quienes enrarezcan más el ambiente con medidas donde violan los derechos de sus trabajadores, que, a pesar de todo lo que ello implica, es el problema menor de esta grave situación. PEGA Y CORRE.- La inseguridad expresada de manera cada vez más violenta sigue afectando Veracruz a lo largo y ancho de su territorio. Dos mujeres ejecutadas fueron encontradas en un camino rural de la comunidad Caballal, en el municipio de Cazones, al norte de Veracruz. Los cuerpos semidesnudos presentan huellas de tortura. La delincuencia sigue siendo una asignatura pendiente para el actual gobierno… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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