* Protesta, denuncia y quema de playeras * Repudian imposición de la ex diputada duartista * Renuncian fundadores * La cuñada de López Obrador y Duarte * Tramitan su extradición * Los dineros desviados * Llave Ciudadana: otro “Yúnete” está por venir * Las cinco facturas de Diario del Istmo
MUSSIO CARDENAS ARELLANO
Publicada en mussiocardenas.com
20 de abril de 2018
Ahí, donde Mónica Robles pisa, la hierba se seca y se remueven las heridas de Morena, el repudio y el hartazgo a la imposición, alzando la voz sus fundadores, sus activistas, los que creyeron que el partido de Andrés Manuel López Obrador no era igual. Hoy protestan, renuncian y queman playeras.
Su imagen va en una estampa inédita: el gesto duro de la ex diputada duartista, con los rostros del ex alcalde priista, Iván Hillman Chapoy, su esposo, y el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, su mentor.
“Soy de Morena —reza la leyenda en la bambalina— y no quiero a los Hillman Robles”.
Y al calce, en alto contraste, las siluetas de nueve ratas, de las de cuatro patas.
Por el parque Independencia, en el corazón de Coatzacoalcos, se escuchan los reclamos y se exhiben las leyendas: “Morena, ideología que utiliza a los pobres (Papa Francisco)”, “Rocío Nahle, regrésate a Zacatecas”, “diputados de Morena, vividores de Coatzacoalcos”.
Jueves 19, día funesto para la unidad morenista. Frente a la alcaldía, donde Victor Manuel Carranza Rosaldo destroza el proyecto de la esperanza, bueno pa’l bisnes, malo para gobernar, zumban los obuses verbales de una militancia que hasta ahí llegó.
Oye ruido Carranza. Oyen quejas y reclamos. Oye Morena en el poder que su líder, Andrés Manuel López Obrador, predica con el mal ejemplo. No respeta los reglamentos, no acata los lineamientos, no tiene apego a la ley.
Trasluce la decepción de las bases, de los que creyeron en el proyecto de nación y algún imaginaron que juntos harían historia.
Ven que esa historia, como rezan los cánones, la escriben los que arrebatan las guerras, los que se imponen al adversario, los que envían a los de abajo a morir por un ideal para el disfrute de los que viven en el mundo real.
Detona la crisis la candidatura de Mónica Robles de Hillman a diputada local plurinominal —sexto lugar en la lista de Morena—, barriendo a la militancia que luchó contra el PRI, contra el PAN, contra el duartismo y la fidelidad, contra el yunismo azul y al lado siempre, siempre, de Andrés Manuel López Obrador.
Y Mónica Robles los rebasa a todos, de la mano de Rocío Nahle, su empleada política, la diputada que usa la tribuna de la Cámara de Diputadas para gritar arengas antiprivatización del sector energético y usar el embuste para difamar, para imputar sin pruebas, con un discurso torpe y demencial.
No estuvo Mónica Robles en una casilla ni en una pinta de bardas, ni en la promoción del voto de Morena, ni colgando un gallardete, ni profiriendo declaraciones antiDuarte, ni condenando a Fidel Herrera, su socio en el parque Quetzalli, presidente honorario de su fundación.
Mónica Robles hizo campaña en 2013 con Lupita Félix de Theurel por el PRI-Verde y luego, enchilada porque nadie la fumaba y todos los besos y abrazos eran para su suplente, con más arraigo en colonias, con más trabajo a ras de piso, la desechó.
Caminaba con Joaquín Caballero cuando se percató que sola no tendría ni un voto. Acudía a colonias y congregaciones, a ejidos y zonas olvidadas, provocando el estupor y el asombro pues muchos se preguntaban “ésta quién es”.
Jugaba con el PRI, con el PRD, con el Verde, lucrando con el voto de los ignorantes y los mañosos, para terminar sirviéndole a Javier Duarte en el Congreso de Veracruz.
Tarde o temprano, como ocurrió, acabaría por asaltar Morena, el partido que ya caminaba de la mano de López Obrador.
Lo suyo es usurpar, robar, engañar, traicionar.
Rocío Nahle la impone y provoca la ruptura. Se van los fundadores, los activistas, las bases, los que forjaron los primeros comités municipales, para luego ser desconocidos, aniquilados, desechados porque no cumplían el requisito de ser dóciles a la farsa, por ser un obstáculo en la imposición de candidatos, sin advertir que sin comités municipales ninguna asamblea es válida, y sin asambleas municipales no vale la estatal ni los congresos nacionales, ni la misma candidatura de Andrés Manuel López Obrador.
Frente a todos, la repulsa es explosiva. Se va parte de la militancia fundadora, unos mil de Coatzacoalcos, Agua Dulce, Las Choapas, Nanchital y Villa Allende, dejando a Morena por la intransigencia, la imposición, la cerrazón, el engaño.
Ahí, Consuelo Valentín, Claudia González Pardo, Deisy de la Cruz Salazar, Rogelio Martínez, Eduardo Ramos Carmona, entre muchos de los que caminaron con AMLO y Rocío Nahle, la que vendía como gato fino a un vulgar zorrillo.
Deisy de la Cruz, delegada y fundadora de Morena, tenía consigo 308 renuncias. “Decían que se llevaban a Morena lo mejorcito del PRI —acusa—. Pues hoy se va lo mejor de Morena, que es la gente fundadora, que trabajó desde el suelo, que tocó puertas, que pidió la oportunidad para formar a Morena como partido. Cuando Morena inició como un movimiento, ¿quiénes lo conformaron? Los que hoy nos encontramos aquí”.
Claudia González Pardo, catedrática de la Universidad Veracruzana, apunta:
“Ese discurso de que sólo el pueblo puede salvar al pueblo, ¿dónde está ahora en el lenguaje de López Obrador? Porque hablaba en contra de la mafia del poder y ahora resulta que el PRI está metido en Morena y son los que tienen los cargos. Ya no se combate a la mafia del poder y tampoco se habla de que el pueblo puede salvar al pueblo”.
Llegó a ser secretaria de la Mujer en el comité estatal de Morena. Luego enfrentó la realidad.
“Comenzó a llegar gente de la oficina de Gestoría (de la diputada federal Rocío Nahle) y comenzó a querer apropiarse del partido. Y había discusiones porque el partido era congruente, la militancia honorable y no se prestaban a las imposiciones. Siempre hubo debate, argumento fuerte en contra de ellos. No nos parecían los primeros diputados porque fueron imposiciones y venían de otros partidos. Queríamos pura gente de Morena. Esa fue de las primeras confrontaciones.
“La diputada Rocío Nahle se rodeaba de gente con muy mala fama. Finalmente, para la elección del candidato a alcalde, no se tomó en cuenta y se desplazaron todos los comités municipales. Los 162 comités presentaron toda la argumentación escrita ante el Comité Ejecutivo Nacional para explicar por qué no querían a esos candidatos impuestos. En el caso de Coatzacoalcos, el candidato tenía una inhabilitación por parte de la Secretaría de la Función Pública.
“No queríamos gente ignorante ni gente sin experiencia política, ni que viniera de otros partidos, ni que tuviera antecedentes de corrupción. Les recibían la documentación pero no los atendía Andrés Manuel. Les decían: a ustedes los manda Yunes o los manda el PRI. Y era gente fundadora que fue traicionada por Andrés Manuel”.
En julio de 2017, Claudia González Pardo renunció a sus cargos como delegada distrital y secretaria de la Mujer estatal y se desafiló a Morena.
“Los estatutos de Morena —agrega— son una chulada pero en los hechos Andrés Manuel traicionó al pueblo, a la militancia y se asoció con la mafia del poder”.
Y acota:
“Es un PRI resucitado y por eso él quiere resucitar a los líderes sindicales de los años 70”.
Rogelio Martínez, fundador de Morena y abogado cercano a Rocío Nahle en otros tiempos, plantea la ilegitimidad de las candidaturas, incluida la de López Obrador:
“Sin comités municipales es nulo el registro de Andrés Manuel, el de senadores, el de diputados. Voy a presentar un escrito ante el INE para pedir que se anulen los registros de López Obrador, senadores y diputados porque no cumplieron los estatutos.
“Él es un dictador, dueño del partido. Negocia con el partido y todo lo está vendiendo por conducto de Rocío Nahle y Cuitláhuac García. Todo es venta. Es un tianguis. Todo lo está vendiendo. ¿Quieres una diputación? Te cuesta 20 millones. ¿Quieres una senaduría? Te cuesta 30. Porque te voy a dar fuero”.
Y de ahí vino la quema de playeras de Morena, y el repudio a Mónica Robles, egresada del Clan de la Succión, que salta del PRI al PRD, al Verde, al morenismo, dejando secos los presupuestos municipales, vía convenios de publicidad para Diario del Istmo y su consorcio periodístico, o los negocios que le otorga la mafia del poder.
Así, Morena arde.
Archivo muerto
Vivir en Texas no salva a Carol Jessica. Ni al Peje. Una vez que se le detenga, será traída a México bajo cargos de desvío de recursos públicos, el dinero del programa Escuela Segura del gobierno de Veracruz, unos 250 millones de pesos que terminaron en las cuentas de “un partido político” en 2016. Y detonará en Morena. Y sacudirá al pejismo, a Cuitláhuac, a Nahle y a los que juntos quieren hacer historia. Carol Jessica Moreno Torres es el fino hilo que une a su ex cuñado, Andrés Manuel López Obrador, con el ex gobernador Javier Duarte. Con ella se acredita el financiamiento duartista a Morena, el partido del Dios Peje, un financiamiento descomunal que, obvio, ni el candidato presidencial morenista ni la corte que lo acompaña han admitido, ni lo harán. Le imputa el gobierno yunista pagos a empresas fantasma, pagos fuera de norma, pagos a empresas no dadas de alta en el padrón de proveedores, su firma liberando recursos que hasta ahora suman 96 millones de pesos pero que, según el fiscal Jorge Winckler, habrán de llega a 250. Carol Jessica Moreno, entonces esposa o pareja de Arturo López Obrador, llegó a la Oficialía Mayor de la Secretaría de Educación estatal, el 25 de febrero de 2016, y fue a lo que fue. Cinco meses después, el 25 de julio, renunció. Hoy, la Fiscalía de Veracruz ejerce acción penal sobre la ex de Arturo López Obrador, el poderoso personero de su hermano en los días en que el Peje buscaba por primera vez ser presidente de México, en 2006. Dice el fiscal Jorge Winckler que la tienen ubicada en Texas, al sur de los Estados Unidos, y que vía la Procuraduría General de la República, ya solicitó una alerta migratoria para evitar su fuga y que una vez detenida será extraditada a México. Golpe judicial con precisión cronológica y con tufo electoral. Hará un año, en mayo de 2017, el yunismo reveló lo que hoy conforma la pista AMLO-Duarte sobre el financiamiento a Morena. Un audio, circulado en redes sociales, entre Carol Jessica y Arturo López Obrador, la muestra inquieta, ácida, arrinconada, profundamente nerviosa. Carol Jessica inquiere a su ex y le expone casi en clave que mientras AMLO continúe arremetiendo contra el gobernador Miguel Ángel Yunes, el fuego la alcanzará. “Me van a llevar entre las patas”, refiere. En una parte de la conversación, Arturo López Obrador le dice que “hay personas que saben más de este asunto”, en posible alusión a Fidel Herrera y Javier Duarte. Luego lanza otra: “El hecho de que se deslinde (AMLO) a ti te favorece”. Y más: “Él (AMLO) no quiere perjudicar, así de clarito, si. Deslindándose es como te apoya, si. Porque ya entonces los reflectores (los medios) los cambian pa´ otro lado. Es que no eres tú, ni yo, es él (AMLO)”. Y una más: “él (AMLO) entre más te defiende más que te chinga, eh. ¿Qué quieres, que te defienda. ¿O qué?”. Y Carol Jessica no volvió a hablar ni a ser vista. Winckler pudo actuar hace once meses, pero dejó correr el tiempo porque el efecto se habría diluido. Hoy es una bomba que estallará en plena campaña presidencial. Es tema judicial pero más, mucho más, político-electoral. Carol Jessica Moreno está ubicada en Texas y de ser detenida, se le extraditará a México. A menos que se decida a hablar, a revelar cómo fue la trama del dinero de la SEV que paró en la campaña de Morena. Otros cuentan que el desvío fue para el frustrado ex candidato priista a la gubernatura de Veracruz, Héctor Yunes Landa, pero Héctor a estas alturas es plato de quinto nivel. Ante la prensa, Winckler afirma: “Algunos indicios o datos de prueba permiten suponer que el dinero desviado se destinó a operaciones de corte político partidario dentro del estado e incluso dentro del país”. En breve se dará a conocer a qué campañas de Morena le inyectó dinero del erario público. Héctor Yunes siempre acusó a Cuitláhuac García de recibir recursos de manos del ex gobernador Javier Duarte y el morenista lo niega rotundamente. En cosa de horas se sabrá… Alguien fragua otro “Yúnete” en Coatzacoalcos. Reparte volantes con la marca de Llave Ciudadana en que se ofrecen sillas de rueda, andaderas para adultos, muletas y “descuento en tu recibo de agua”. Invita a acudir a un módulo de atención de Llave Ciudadana. De mano en mano, un yunista de altos vuelos ha sido visto entregando el volante en eventos organizados por dependencias del gobierno de Veracruz, quizá resentido, quizá soberbio, tratando de acreditar el delito electoral que va a impactar en plena campaña del PAN. No bastó con el escándalo del “Yúnete”, el reparto de ayuda a damnificados del sismo del 7 de septiembre de 2017, que le costó la cabeza al ex director de la Comisión de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos, Rafael Abreu Ponce, sino que ahora el que reventará será Luis Rendón, titular de la misma CMAS —o CAEV—. Y peor porque Llave Ciudadana es hechura de Rendón, como “Yúnete” lo fue de Abreu… ¿Cuántas facturas tramitan mensualmente el Clan de la Succión —los Robles y el consorcio periodístico encabezado por Diario del Istmo— en el ayuntamiento morenista de Coatzacoalcos? Cinco. Y ya superó la cuota de 2 millones de pesos…
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