Escena de celos con empresarios

PRI, PAN, MC, Verde, PANAL y PRD tienen un nuevo enemigo común: los empresarios.

Muchos políticos en funciones le apostaron a la construcción del nuevo aeropuerto como un gran negocio, disfrazado de una magna obra que beneficiaría al país, pero en realidad beneficia a unos cuantos.

El primero en reaccionar ante la posibilidad de que el proyecto fuera a ser revisado y, muy probablemente, transparentado, fue Ricardo Anaya, candidato del PAN, quien aseguró que el sector empresarial no tiene la facultad de decidir si la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional de México continúa o no, luego de que Andrés Manuel López Obrador pactó una mesa técnica con el sector empresarial y representantes del gobierno federal, para analizar la viabilidad de la obra.

Por su parte, José Antonio Meade, candidato del PRI a la Presidencia de la República, criticó el pacto de López Obrador de debatir con empresarios la continuidad del Nuevo aeropuerto y advirtió que no debe ser en mesas de diálogo que se decida el futuro de este proyecto. Y añadió que a pesar de que se le ha notificado sobre este diálogo, la propuesta no comulga con su ideología ni la opinión del partido.

Consideró que la advertencia de Andrés Manuel López Obrador de interponer amparos para impedir que se signen nuevos contratos para el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México es un contrasentido absurdo que atenta contra la seguridad política, y resaltó que el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia no llegará a ningún lado ni en la batalla legal ni en la elección.

Es decir, Meade se toma atribuciones de las que carece y su crítica es la de un hombre de gobierno y no la de un candidato. Lo cierto es que ante la posibilidad de que López Obrador tenga ahora un encuentro con los empresarios los priistas y los panistas, se quedan sin su mina de oro.

Porque los empresarios en México están cansados de tanto burocratismo, de que se les condicione el crecimiento personal, de que se les impida expandirse, de que se les imponga una competencia extranjera.

Los empresarios mexicanos están cansados de un régimen político que los utiliza, a quienes se les obliga a tener como socios a funcionarios públicos por el solo hecho de aprobar una obra o palomear un permiso.

Hay honestidad en los empresarios mexicanos, muchos de ellos afectados por la política de un gobierno cada vez más autoritario, que cobra por todo a un empresariado que se abre ahora a las propuestas políticas de nuevas opciones de gobierno.

Ricardo Anaya aseguró que “No es facultad de un organismo empresarial decidir si la obra continúa o no. En caso de que yo sea presidente, por supuesto que la obra va a continuar”, lo peor de todo es que lo dijo en el Club de Rotarios, donde calificó de “disparate” dar marcha atrás a la obra, como lo ha propuesto López Obrador.

“El aeropuerto tiene ya una inversión realizada, son recursos públicos, porque es un inmueble que se necesita para el desarrollo del país, lo cierto, y también lo sostengo, tenemos que garantizar que esa obra pública se realice con los más estrictos estándares de transparencia a nivel internacional”, expresó Anaya.

Aquí Anaya y Meade no se dan cuenta de la capacidad de negociación de López Obrador. Los ciega la desesperación de perder la obra. No se han dado cuenta que López Obrador pasó de una postura a otra. Primero dijo que cancelaría el proyecto de ganar las elecciones, después acordó con el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, revisar los contratos y darle transparencia al proyecto desde su inicio.

Todo indica que los accidentes pueden ser continuos ante un subsuelo que todavía no terminan de rellenar y que parece barril sin fondo a la hora de tapar con diferentes materiales que van desde arena hasta basura y escombros.

En octubre del año pasado, el diputado presidente de la Comisión Especial de Seguimiento a la Construcción, Rafael Hernández Soriano del PRD, informó que para compactar el terreno será necesario extraer de ocho a diez millones de metros cúbicos de lodo del ex vaso del Lago de Texcoco, sitio donde se está edificando el aeropuerto.

El diputado perredista hizo un llamado a que participe la sociedad civil organizada y el sector empresarial para que las decisiones dejen de tomarse “sobre la marcha”. Esto quiere decir que lo que llaman Meade y Anaya no es una intromisión del Consejo Coordinador Empresarial sino un derecho de todos los sectores de la población.

Al prohibir a los empresarios que investiguen y opinen sobre una obra pública solo se demuestra que la democracia, la libertad de expresión, el libre pensamiento no son temas que manejen ni Meade ni Anaya.

Por si fuera poco, la construcción de un aeropuerto en ese lugar no es factible mientras no se descubra en su totalidad la zona arqueología que yace en esos terrenos.

En noviembre pasado, se descubrieron vestigios arqueológicos de la civilización mexica, con al menos mil 800 años de antigüedad, dentro del predio donde se construye el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México por lo que diputados federales hacen un llamado para que este patrimonio nacional sea protegido y preservado.

Los hallazgos revelan la ocupación del área durante la época prehispánica y, de acuerdo con las coordenadas proporcionadas por el INAH, 22 de esos sitios se ubican en Atenco y seis en Texcoco, dentro del perímetro del NAIM.

Lo que les interesa a los defensores a ultranza del nuevo aeropuerto es el negocio de unos pocos en beneficio de otros pocos, porque no será una obra para las mayorías sino para una élite que encontrará que viajar en avión aumentará de precio en más de un 100 por ciento.

En el caso del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México hay muchos intereses, cada vez más evidentes que no niegan sus intenciones de hacer grandes negocios. Por ejemplo, con el nuevo aeropuerto el viaje en avión será propio de élites.

En esta condición los priistas, panistas y perredistas ven perdido el negocio, pero también ideológicamente vislumbran una derrota en esta batalla electoral.

Si López Obrador es visto con buenos ojos por los empresarios mexicanos quiere decir que eso de parecerse a Hugo Chávez y de que México vaya camino hacia la actual situación de Venezuela, solo ocurre en la imaginación de priistas, panistas y perredistas. Lo demás no tienen voz en las expresiones políticas de la actual contienda electoral. PEGA Y CORRE. – La violencia sigue apoderándose de la entidad veracruzana, este fin de semana, arrojó un saldo de 15 personas asesinadas. Entre los casos, se encuentra el del Subdelegado de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, Gregorio Agustín Cruz. Pero eso sí quieren continuar en el poder como si se tratara de una dinastía… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

 

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