En doce días más concluirán las precampañas electorales de los precandidatos a la gubernatura del Estado. En el caso actual de Veracruz no han sido más que para cumplir una mera formalidad porque los registrados son precandidatos únicos, por lo que no han tenido que competir internamente dentro de sus partidos contra nadie más para llegar a ser candidatos.
Se supone que desde el 3 de enero han recorrido la entidad para convencer a los militantes y simpatizantes de sus partidos que les otorguen su respaldo a fin de que sean postulados candidatos formalmente, lo que en realidad no era necesario porque salvo el caso del PRI donde hubo incertidumbre hasta diciembre pasado de quién sería su abanderado, en el caso de Morena y del PAN se supo desde junio de 2016 que repetiría Cuitláhuac García Jiménez y que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares impondría a su hijo del mismo nombre, respectivamente. La baraja de opciones, pues, la integran los antes mencionados así como el senador con licencia José Francisco Yunes Zorrilla.
Ya falta poco, pues, para que en el llamado periodo de silencio que se inicia el 12 de febrero los tres juntos con sus respectivos equipos hagan una evaluación de cómo les fue, revisen fortalezas y debilidades, vean qué falló y quiénes fueron los responsables, qué tienen que hacer para avanzar, escalar y posicionarse mejor, cómo estuvo su manejo mediático, en fin.
Creo que no digo nada nuevo si comento que Cuitláhuac arrancó y va en punta con una considerable ventaja sobre sus competidores, que en segundo lugar inició Miguel Ángel hijo y ahí sigue, y que Pepe Yunes se puso en marcha desde el tercer sitio donde también continúa. La evaluación que tendrán que hacer en unos días más les dirá si uno aumentó su ventaja o si los otros la acortaron entre ellos y con respecto a quien va en primer lugar.
Ayer se divulgó la declaración de uno de los gurús de las encuestas, Roy Campos, de la empresa Consulta Mitofsky, quien de visita al Estado prácticamente redujo la competencia por la gubernatura a sólo dos contendientes: Cuitláhuac y Miguel Ángel, y del tercero expresó: “Tienen un candidato, José Francisco Yunes Zorrilla, que medio se aleja de esa imagen (de corrupción), pero de todos modos el PRI como partido está muy castigado en todo el estado de Veracruz y difícilmente será competitivo en el próximo proceso electoral”.
Dijo que conforme a sus mediciones, de las tres fuerzas competitivas el PRI es el que tiene el escenario más difícil y que su candidato quedaría fuera de toda probabilidad de triunfo. Influiría también en ello el mal gobierno de las dos administraciones pasadas (la de Fidel y la de Duarte).
Indudablemente es un hombre que sabe lo que dice. Por ejemplo, recordó que en el año 2000 en Veracruz no ganó el PRI la elección presidencial, luego en el 2006 tampoco pues quien triunfó fue Andrés Manuel López Obrador, y en el año 2012 menos aún, ya que se alzó con la victoria la panista Josefina Vázquez Mota. De aquí se concluiría que el tricolor trae una tendencia perdedora desde hace diecisiete años. Estos son datos duros que seguramente toma en cuenta para hacer su pronóstico.
Sobre Yunes Márquez, dijo que ser hijo del gobernador puede ser una debilidad y una fortaleza a la vez, y no dejó de reconocer que el PAN tiene un gobernador fuerte discursivamente.
En cuanto a Cuitláhuac, recordó que ya fue candidato en 2016 y que hizo un gran papel a pesar de que no se encontraba inmiscuido en la política. “Venía del área no política, del área académica y escolar”. Considera que ahora López Obrador, a quien le gusta visitar el Estado y hacer campaña en Veracruz, quien es el candidato a presidente del ciudadano veracruzano, lo puede arrastrar hacia el triunfo, “lo que probablemente sucederá en la entidad”.
Pero dijo una última cosa: que no se puede decir nada en forma definitiva, aunque en este momento la contienda está “totalmente cerrada” entre el panista y el moreno y que el priista está rezagado en el tercer sitio.
Creo que Roy no dijo más que lo que quienes estamos atentos al proceso electoral y hacemos tierra intuimos, percibimos o sabemos, aunque en mi caso personal, por ahora rescataría lo último: no se puede decir nada en forma definitiva.
Es posible que el escenario no se modifique y así se llegue al final, pero creo que habría que esperar a que se defina quiénes serán los candidatos a diputados locales y qué traen para sus campañas los candidatos a la gubernatura, campañas que iniciarán el 30 de marzo y concluirán el 27 de junio y que incluirán debates.
Esté uno o no de acuerdo con López Obrador, es indudable que parece imparable mientras que el hijo del gobernador cargará también con los negativos de éste y por lo menos hasta donde percibo, no tiene buena aceptación en un gran núcleo de la población que vota.
En el caso de Pepe, sin duda es un buen producto, me atrevería a decir que bastante buen producto, pero con muy mala marca, con un empaque que deja bastante que desear en varios aspectos, que podría estar mejor promocionado, además de que quién sabe si alguien le ha advertido que se notan fallas en el trabajo, además de que voces de priistas de varias partes del Estado comentan que pareciera que se ha caído en lo mismo (o quién sabe si hasta peor) que en la campaña de Héctor Yunes Landa.
Sus solos recorridos por todo el estado por enésima vez y su contacto con miles de veracruzanos no son suficientes, según mi punto de vista. No tengo idea de cómo está estructurada su campaña pero creo que no puede seguir siendo operada como se ve hasta ahora, con una estrategia, si es que la hay, buena para otro tiempo y otra circunstancia, pero no para una empresa del tamaño de la gubernatura. Hasta donde se percibe, se advierte que hay improvisación cuando los de enfrente tienen muy fijas y definidas sus metas y operan con personas a las que prepararon para penetrar y convencer entre el electorado que vota.
Hay varios factores a su favor como la molestia, el desencanto y el rechazo de miles de veracruzanos afectados por las malas decisiones del gobierno yunista y ahora moreno en Xalapa, así como la indignación por la violencia que azota el Estado, pero no se ve que alguien de su equipo se preocupe por atender y encauzar toda esa inconformidad, que además no escucha el mensaje apropiado para la circunstancia que se vive.
Yo soy de los que cree que Pepe puede ser competitivo y meterse de lleno a la pelea, pero si no escuchan, si no atienden, si no corrigen y si no se ponen en manos de verdaderos estrategas, pero además si no se hace lo que éstos marquen, se ve difícil que logren mejorar su posición.
No hay nada definitivo, en efecto, pero hasta hoy, si hoy fueran las elecciones Morena se haría de la gubernatura, porque lo escucho todos los días, toda la población no priista y mucha priista que ve bien a Pepe y que quiere votar por él repite, insiste, si Pepe no levanta no dudarán en dar su voto por Cuitláhuac, pero no por el hijo del gobernador.
Pero prefiero esperar el paso de los días y el inicio de las campañas, además ver el apoyo que se supondría que otorgará el Gobierno federal, a menos que no le interese Veracruz, que se rescate.
Las palabras de Roy Campos, su visión y diagnóstico hasta ahora debieran, eso creo, servir para dar una buena sacudida al árbol pepista. Por lo pronto, bien se puede decir que los ha puesto ya sobre aviso, y que cuando se avisa no hay engaño.