Todo funcionario público, debe ser receptivo ante la crítica fundamentada. No debe haber molestia, sino rectificación. La realidad es que aquí en Veracruz, en el cambio de administraciones, se ve una falta de ejercicio público y desconocimiento de gobierno. No se entiende como subirse a un ladrillo, les marea y se vuelven insoportables déspotas, groseros y rijosos. Acusan estulticia, pedantería. Allá ellos, pues los tiempos electorales están en marcha y el escrutinio ciudadano pendiente. Una reflexión se sugiere, al encargado de prensa del ayuntamiento xalapeño actual, de quien muchos periodistas se quejan por sus maneras poco diplomáticas. Morena aún no la tiene segura.