Gumaro, el periodista asesinado, el halcón de Los Zetas

* La victimización y la criminalización  * La embajadora de EU se duele  * Y Yunes lo tilda de delincuente  * La CEAPP y el dilema  * Visitaba a jefe zeta en prisión  * Meade está liquidado  * Los millones desviados al PRI  * Malosos cuates en el yunismo de Coatza  * Cuando Tea demandó a Morena  * Faltó un gramo de dignidad

MUSSIO CARDENAS ARELLANO

Publicada en mussiocardenas.com

23 de diciembre de 2017

Por unas horas, Gumaro Pérez fue periodista y mártir. Y luego halcón. Asesinado a mansalva, pasó a ser oreja de Los Zetas, un delincuente que pedía levantar a su ex pareja que lo tenía “hasta la madre”, o el que solía ver al capo apodado El Negro en la prisión de Acayucan.

Sobre un charco de sangre, su cuerpo inerte, comenzó a tejerse la historia de Gumaro, la del joven pobre que incursionó en los medios y la del reportero con vínculos con el crimen organizado que pedía ser alertado, antes que otros, donde se cometería un asesinato para tener la foto oportuna y la información exclusiva.

O para que los malosos lo cuidaran, aunque fuera de “lejitos” porque los “jalisquillos” —el Cártel Jalisco Nueva Generación— ya le habían puesto el dedo con ganas de silenciarlo.

Ejecutado el martes 19, Gumaro Pérez Aguilando fue alcanzado por las balas de los sicarios que iban por él. Despreocupado, se hallaba en el interior de la escuela “Rafael Aguirre Cinta”, donde estudia su hijo. Ese día presenció la posada navideña y pese a la insistencia de su esposa de marcharse, decidió quedarse un rato más. 

Dos tipos lo acechaban. Al verlos quiso huir. Llegó hasta el salón de clases y ahí fue alcanzado. Horas después detonó la polémica.

¿Era periodista o era halcón?

Lo sacraliza un parte del gremio de prensa. Alzan la voz dentro y fuera de Veracruz. Se guarda un minuto de silencio en el Congreso federal. Sufre la ofensa la embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson; el Alto Comisionado de la ONU; las organizaciones por la defensa de periodistas. Más o menos como si todos lo hubieran conocido y lo hubieran leído.

Lo desmitifica el fiscal Winckler y lo destroza Miguel Ángel Yunes Linares. No era periodista cuando murió, argumentan. Servía al crimen organizado. Se entendía con el crimen organizado. Trabajaba para el crimen organizado.

Y resulta que Gumaro era dual. Escribía, captaba la noticia, la difundía, y tenía un hilo conductor hacia el narco, comunicación in situ con los mandos zetas que siguen controlando el bajo mundo en Acayucan.

Y como Gumaro hay más, en Coatzacoalcos, en Xalapa, en Veracruz, en Orizaba, en Michoacán, en el norte del país, en el sur, los periodistas duales —mitad comunicadores, mitad “halcones”— que advierten qué noticia se va a publicar, quiénes la cubren, con cuanto se les puede callar. Son zetitas que transfieren la línea —o la amenaza— al periodista que no se deja controlar.

Es la prensa de los pantanos.

Sus amigos, un sector de la prensa, la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos, la diputada panista Brenda Velásquez, refutan al gober azul: no era periodista en activo pero lo fue. Y con eso basta. Pasó por El Golfo Pacífico, Diario de Acayucan, Liberal de Coatzacoalcos y fundó un portal, La Voz del Sur, y si un día publicó en ellos, sólo por eso seguía siendo periodista. Decía trabajar para el ayuntamiento de Acayucan en el área de comunicación y otras versiones señalan que ahí era chofer.

Brenda Velásquez, presidenta de la Comisión Especial de Seguimiento a las Agresiones a Periodistas y Medios de Comunicación, sostiene que Cándido Ríos, asesinado en Hueyapan de Ocampo, y Gumaro Pérez, ejecutado en Acayucan, habían sido amenazados por el ex alcalde Gaspar Gómez Jiménez.

Refiere la Oficina en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos que Gumaro Pérez enfrentó amenazas en 2012 y 2014. No dio detalles.

Y de todos, la voz más influyente, la condena mayor, fue la de la embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson: “Me ofende la muerte de Gumaro López Aguilando de La Voz del Sur en #Veracruz. Cobardes asesinos que lo mataron frente a su hijo en una escuela primaria. Indignada por la pérdida de un valiente periodista más en México. #Justicia para su familia. #LibertadDePrensa #NiUnoMás”.

¿Me ofende? ¿Indignada? ¿Valiente periodista?

Ahí fue donde Yunes respingó, al estilo de Luis Ángel Bravo Contreras, alias “Culín”, el fiscal del duartismo. Una radiografía de Gumaro. Su criminalización.

Su fiscal Jorge Winckler ahora sí tiene información qué dar. Así viole el debido proceso, así trastoque la presunción de inocencia, así criminalice, Winckler ya no secuestra la información. Teme el impacto de las palabras de Roberta Jacobson y prefiere violar la secrecía.

Dos comunicados de la Fiscalía General describen al fundador de La Voz del Sur como una pieza del crimen organizado. En el primero cita: “Es preciso aclarar que no existe testimonio alguno de que el hoy finado se dedicaba a ejercer el periodismo”.

En el segundo Winckler se vació: “A partir de elementos contundentes que obran en poder de la fiscalía originan la probabilidad de que el hoy occiso formaba parte de un grupo delictivo que opera en el sur del estado.

“Lo anterior se robustece mediante la extracción pericial de datos, imágenes y conversaciones obtenidas a partir de su aparato telefónico móvil, al cual se tuvo acceso mediando toda formalidad de ley.

“Existen registros proporcionados por el área de Prevención y Readaptación Social, dependiente de la Secretaría de Seguridad Pública, de múltiples visitas realizadas por el finado a Gil ‘N’, alias El Negro, quien se encuentra recluido en un centro penitenciario y a quien se vincula con el liderazgo del citado grupo delictivo”.

Y sentenció:

“Fue ejecutado por un grupo delictivo contrario al que él servía, toda vez que el homicidio no tiene ninguna relación con actividades periodísticas, mismas que el occiso no desempeñaba”.

En MVS Noticias, Yunes Linares fue más incisivo.

“Muchas veces por decir lo políticamente correcto, se oculta la verdad y se pone en el mismo casillero a periodistas honestos, que los hay muchos en Veracruz y en el país, con personas que se quieren cubrir con la profesión de periodistas para llevar a cabo actividades delictivas”.

Y habla del contenido de los audios extraídos del teléfono celular, de los mensajes de texto “con personas de la delincuencia organizada”, de las más de 20 visitas de Gumaro Pérez al reclusorio de Acayucan “para recibir instrucciones del líder de los zetas (Gil ‘N’, alias ‘El Negro’).

“En las conversaciones es realmente terrible lo que este individuo comenta. Hay una en la que pide que levanten a su ex pareja porque ya no soporta a esa mujer (el periodista Francisco Garfias, de Excélsior, retoma el término usado por Gumaro: ‘que lo tiene hasta la madre’). 

“Hay otro en que pide que le avisen cuando vayan a matar a alguien para que vaya a tomar fotos y tenerlas a la mano.

“Hay otro en que refiere que ‘el otro halcón’ —y así lo dice—, que el otro halcón ya le avisó equis y equis…”.

Según Yunes azul, al periodista Cándido Ríos, ejecutado en Hueyapan de Ocampo, el 22 de agosto de 2017, “lo mataron cuando departía afuera de un Oxxo con el líder del Cártel de los Zetas”.

Dice el gobernador que horas antes del crimen, Gumaro “le llama al líder de la delincuencia organizada en Acayucan y le pide que lo protejan aunque sea de ‘lejitos’ porque sabe que lo andan buscando los ‘jalisquillos’ (Cártel Jalisco Nueva Generación). No busca la protección del Estado porque sabía que estaba dedicado a actividades ilícitas. Busca la protección de un cártel”.

Otro actor de la trama, la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas se engalla contra Yunes y Winckler por la revelación de datos que criminalizan a Gumaro Pérez. En carta abierta, suscrita por los comisionados y el secretario ejecutivo, advierte:

“La CEAPP en ningún momento niega la veracidad de las investigaciones que realiza la Fiscalía General del Estado, sino que se pronuncia por el respeto al debido proceso, toda vez que las condiciones generales en las que se ejerce el periodismo en la zona sur de Veracruz hacen indispensable una conducción intachable de los procedimientos para no contribuir a la criminalización del gremio periodístico y menoscabar el Estado de Derecho al, de esta forma, justificar los ajustes de cuentas entre bandas criminales, pues confiamos en nuestras instituciones como garantes únicas de la tranquilidad pública de los veracruzanos”.

Al morir, Gumaro exacerbó su propia historia. Fue, por unas horas, periodista y mártir. Luego periodista y empleado municipal. Más tarde periodista que ya no ejercía en ningún medio.

Se hablaba con los Zetas. Operaba con Los Zetas. Pedía protección a Los Zetas. Visitaba al líder zeta en la prisión de Acayucan.

Era, según reveló un audio, un halcón.

Archivo muerto

Literalmente, Meade está liquidado. Lo arrolla un escándalo sin par, el de los dineros de origen federal desviados por los gobiernos de Chihuahua, Veracruz y Tamaulipas, vía empresas fantasma, hacia las campañas del PRI. Detonado por el diario Reforma, y luego potenciado por el periódico The New York Times, el tema desnuda la perversa mecánica priista de robarse los recursos públicos, financiando la imposición de sus candidatos, usurpando gubernaturas. Un programa educativo en Chihuahua sirvió para enmascarar la triangulación. Remitió los fondos la Secretaría de Hacienda del régimen peñanietista en los días en que su titular era Luis Videgaray. Llegó al gobierno de César Duarte, hoy prófugo de la justicia, y de ahí a cuatro empresas fantasma. De los 275 millones convenidos, el PRI se quedó con 250 millones. Operó la treta Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, entonces secretario adjunto a la presidencia del PRI; su mentor, Manlio Fabio Beltrones, era líder nacional tricolor. La operación ocurrió en enero de 2016 y meses después se realizaron los comicios del 4 de junio en que se renovaron las gubernaturas en que al PRI le fue mal. Una declaración jurada de Javier Herrera Corral, ex secretario de Hacienda de Chihuahua, describió el robó y la intención. “Alejandro Gutiérrez era el operador financiero del PRI. Me comentó que había un acuerdo con la Secretaría de Hacienda federal para que a través de tres estados, siendo estos Veracruz, Tamaulipas y Chihuahua, apoyaran con la operación electoral a nivel nacional del año 2016 para aquellos estados en donde no se tenían gobiernos priistas, y requerían recursos”. Alejandro Gutiérrez Gutiérrez está  detenido. Otro testimonio es el de Ricardo Yáñez, secretario de Educación en el gobierno de César Duarte, quien purga una condena de cuatro años. Ambos hablan de recursos federales, del plan urdido por Don Beltrone, de la Secretaría de Hacienda en tiempos de Videgaray, de tres gobiernos estatales —Chihuahua, Tamaulipas y Veracruz— que tendrían la encomienda de simular que aterrizarían los fondos federales en programas educativos vía empresas fantasma, las cuales entregarían el dinero en efectivo al PRI para sus campañas. Javier Duarte venía realizando esa práctica desde el 2011, cuando se perfilaba Enrique Peña Nieto a la candidatura a la Presidencia de México. ¿A qué se refería el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares cuando advirtió que tenía una bomba que haría cimbrar a México? Si en ese entonces, siendo gobernador electo, Peña Nieto pensó en tumbarle la gubernatura, se ve que lo frenó. Hoy, el golpe al clan Videgaray-Meade-Nuño-Beltrones es letal, un golpe demoledor al sueño de permanecer en Los Pinos. Tácitamente el candidato del PRI está perdido, hundido, noqueado… Con lo peor, se reagrupa el yunismo azul en el sur, el que no se cansa de perder elecciones, el que echa mano de malos y malosos, hasta de la escoria del PRI. Ya circula de nuevo Rafael Abreu, investigado por la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales por el reparto de ayuda a damnificados por el sismo del 7 de septiembre, usando la AC “Yúnete”, y el derroche, negocios y corruptelas en la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos, donde hasta un harem hay. Se reactiva José Emilio León Villa, echado de la CAEV Nanchital por irregularidades administrativas y entre 2 y 3 millones de pesos mal solventados. Se incorpora el priista Noriel Prot Álvarez, enemigo del yunismo azul apenas ayer, agitador contra el hoy gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, saboteador del sistema de agua, conminando el regidor a la población de Villa Allende, su feudo, a no pagar el agua que proporciona CMAS por su mala calidad. O sea, que la consuman en pisos y sanitarios pero que no la paguen. Tres hechos de sangre circundan al regidor Prot: un hijo y un hermano ejecutados por un comando en Veracruz, y un cuñado que apareció en pedazos en la playa. Otro operador de lujo tiene Miyuli: Ramón Ortiz Cisneros, empresario constructor y transportista, aquel que mostraba el puño junto al Comandante H en la inauguración del gimnasio lavador Golden Bull, el que figura en las carpetas de investigación de la SEIDO. Grupo Ortiz, por si el fiscal Winckler no se lo ha contado a su gobernador Yunes, es señalado en una denuncia por robo y compra de piezas robadas en una bodega rentada por Azul Cerámica, frente a Diez de Coatzacoalcos. Pura ternurita para enfrentar a Morena, que así les volverá a dar una felpa a un PAN sin estructura y a un PRD que, como dice el Peje, es cascarón hueco… Sin escrúpulos morales —parafraseando al Dios Peje—, Jesús Hernández Tea será coordinador de asesores del alcalde de Coatzacoalcos, Víctor Manuel Carranza Rosaldo —“¿Cómo se llama” mi hija?—. Ninguneado, denostado, el célebre columnista supo lo que era la intriga con sabor a Morena cuando su ex patrona, Roselia Barajas de Robles Martínez, lo echó de Diario del Istmo, periódico en que publicaba su columna y sus cartones políticos. Otra morenista, Rocío Nahle, pupila de Roselia, se encargó de cerrar la pinza. Lo asedió, lo marginó, lo llevó hasta la expulsión del pejepartido bajo el cargo de haber contendido a una sindicatura en el ayuntamiento de Coatzacoalcos bajo las siglas del PAN, en 2013. Fueron implacables, Roselia y Rocío. A una la tuvo que enfrentar por la vía laboral para que le pagara por los años de trabajo en Diario del Istmo. A la otra la derrotó en los tribunales electorales donde interpuso el juicio para la defensa de los derechos políticos de los ciudadanos, expediente JDC 179/2017. Alegó Tea que la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia carecía de facultades para expulsarlo por una candidatura ocurrida cuando Morena era asociación política, no partido nacional. La resolución de la CNHJ-VER-17216 se basó en estatutos del partido de AMLO al que formalmente Hernández Tea aún no pertenecía. Así consta en el juicio ventilado ante el Tribunal Electoral de Veracruz, cuya resolución echó por tierra la treta de Roselia Barajas y Rocío Nahle. Y ahora, pese al agravio, a congeniar con las dos. Ahí donde le impedían llegar, donde lo vetaron cuando pretendió ser candidato a la alcaldía, con mejor imagen que Víctor Carranza, será coordinador de asesores. Una migaja infame. Tan admirado que es Chucho Hernández Tea y tan falto de dignidad…

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