“Aunque digan la verdad, los mentirosos no son creídos.” – Ciceron.
Vaya que lo cumplió, Andrés Manuel López Obrador se registró en pleno 12 de diciembre como buen Guadalupano ante el INE como precandidato de Morena a la presidencia de México.
Con dicho acto, confirmó que el laicismo que tanto intentó imponer Benito Juárez y los héroes de la Guerra de Reforma, sirven bien para el discurso, por lo demás, el famoso AMLO se lo pasa por el arco del triunfo.
De la mano del registro habría de llegar el decálogo, una lista con diez acciones que afirma emprenderá a partir del 1 de diciembre del 2018.
Lo que el famoso tabasqueño no explica es la forma en como podrá cumplir muchas de estas acciones, que leídas y releídas suenan bastante irreales.
En primera instancia -y mire que vuelve la mula al trigo, como dice el refrán popular- es el otorgar una amnistía -dice- a todos aquellos infractores (narcotraficantes, secuestradores, violadores, asesinos) siempre que éstos busquen reinsertarse en la sociedad, y claro, había que remachar la oferta con ese toque democrático que solo él puede imponer, cuando asegura que “se someterá a debate y consulta con las víctimas”.
Otra propuesta, abre otra interrogante, cuando afirma que creará la Guardia Nacional, y solo preguntamos ¿con que recursos habrá de cubrir el gasto que esto demandará?
Lo de crear la Secretaría de Seguridad Pública -será un asunto de descentralización de funciones, no se le ve problema- y encabezar las reuniones del Gabinete de Seguridad, serían parte de su función y responsabilidad, no vemos en ellas, nada fuera de lo convencional.
Pero quizá una de las propuestas que si sale de toda proporción, la de pagar un sueldo mensual de 3 mil 600 pesos a 2 millones 300 mil jóvenes que no trabajan ni estudian, misma que se sumaría a la de otorgar becas de 2 mil 400 pesos al mes a 300 mil estudiantes pobres.
Y aun cuando afirma que estas serán financiadas con ahorros presupuestales y combate a la corrupción, de los que no brinda más detalle, prenden los focos rojos de cualquier ciudadano pensante con dos dedos de frente.
Según el tabasqueño los 2 millones 300 mil jóvenes identificados como ninis tendrán sueldo del Estado mientras trabajen como aprendices.
Y la pregunta que surge ¿aprendices de qué?
Solo para que dimensione el tamaño de propuesta lanzado por el líder de Morena. El costo de la misma alcanzaría la friolera cifra de casi 100 mil millones de pesos anuales, llegando a 596 mil 160 millones de pesos durante todo su posible sexenio.
Aun cuando la intensión a su propuesta resulta buena, al asegurar que estos serán capacitados para laborar en talleres, empresas, comercios y en actividades productivas del campo y la ciudad, la interrogante reaparece, pues solo valdría preguntarnos, ¿porque hasta hoy, esos mismos jóvenes no han buscado si quiera capacitarse?
Y mire que en nuestro país existen miles de oportunidades para la capacitación y el autoempleo.
A todo este decálogo de buenas intenciones el precandidato presidencial, suma otra propuesta más.
Afirma que aumentará al doble la pensión a los adultos mayores del país, o sea, a mil 200 pesos mensuales, el equivalente a la mitad de un salario mínimo, como está establecido por ley en la Ciudad de México.
Este apoyo dice el ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México será universal, pues podrá recibirlo, un jubilado del ISSSTE, que un jubilado del Seguro Social, así como todas las personas pobres con discapacidad del país.
Y volvemos a cuestionar ¿bajo que estudio actuarial pudo llegar a esta propuesta? ¿Cómo logrará incrementar el ingreso nacional para poder hacer efectivas estas iniciativas?
Lo evidente es que su oferta suena simplemente inviable bajo sus mismos dichos de no trastocar ningún elemento dentro de la economía de mercado, y respetando la autonomía del Banco de México.
Su oferta de descentralizar a todo el gobierno federal, resulta también ser una buena intensión y nada más, pues solo que nos diga y explique como trasladará persona, instalaciones a los diversos estados del país, con todo lo que esto implica.
La realidad es que AMLO resultó un extraordinario prestidigitador, que mientras oferta inalcanzables y pretende distraer a todos, construye también su coalición con el Partido Encuentro Social y el Partido del Trabajo, con eso que están de moda.
Al tiempo.
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