Los saldos rojos que han dejado la reconstrucción “modernista” de cara a la “movilidad urbana”, le salió cara a la sociedad civil y a los ciudadanos de a pie en la capital del estado.
¿Por qué? Simplemente y llanamente porque se perdieron horas trabajo, horas docentes, se perdieron vidas humanas porque las ambulancias no pudieron llegar a su destino, sin contar con los contratiempos de las amas de casa.
Caro y oprobiosa ha sido la parodia de la movilidad urbana, que de acuerdo con investigadores universitarios, vendrá a provocar serios y graves cuellos de botella por los cuatro puntos cardinales para ingresar al sin igual centro histórico de Xalapa.
Esto, por supuesto, le valió un bledo al joven alcalde priista Américo Zúñiga Martínez. Actuó con sentido patrimonialista y cleptocrata y se pasó por el arco del triunfo leyes normas y acuerdos con el comercio organizado y la sociedad civil.
Tenía prisa y con justa razón para desempolvar los recursos del fondo federal para modernizar, a modo, el centro histórico y la periferia porque de lo contrario, hubiese tendido que reintegrarlos a la federación.
Por supuesto, la sociedad civil y los ciudadanos de pie, los votantes, pues, no son ingenuos y circunda signos de suspicacia.
La bolsa para las obras sociales para Xalapa fue sustantiva. Es una extraña coincidencia que los regidores de oposición en el Cabildo callaran como los mariachis.
Pero el lumpen social donde la política transversal tendría que ser ejemplar, se les dio espejitos con programas sociales y de caricatura que no están acordes con las tasas de inflación que vive el país.
El joven alcalde, salvó la mejor opinión de sus apologistas, cortesanos y oficiosos a sueldo, gobernó con viejas prácticas asimétricas.
¿Por eso se perdió electoralmente dos veces el distrito electoral federal, uno el local y, ahora la alcaldía de Xalapa, a manos de Morena?
La sociedad civil y los ciudadanos de a pie merecen y merecerían un mejor destino, más humano y menos complicado con la “revolucionaria” movilidad urbana que, los propios seguidores del modernista liberal Antoni Gaudí, han calificado como una aberración.
Por supuesto, los urbanistas de la Universidad Veracruzana y del Golfo, tienen la última palabra. ¿Es cuestión del vaso medio lleno o vació? ¿Nos engatusaron con espejitos? ¿Fueron obra de relumbrón?
Los resultados de la in movilidad urbana están a la vuelta de la esquina. ¡El tiempo pondrá a cada quién en su lugar!