El anuncio que hizo el viernes pasado el presidente Enrique Peña Nieto del descubrimiento de un yacimiento de petróleo y gas asociado en el municipio de Cosamaloapan no sonó nada mal.
Pero de eso a pensar que Veracruz, como comúnmente se dice, ya la hizo, está lejos, muy lejos de la realidad. La historia enseña que no se deben echar las campanas a vuelo antes de tiempo.
En 1926 se identificó el llamado Paleocanal de Chicontepec. En 1931 se descubrió el primer campo. En 1952 se inició la explotación de hidrocarburos en el área. En los años setentas se intensificaron las actividades. A partir de 1978 Pemex empezó a contratar empresas certificadoras internacionales para evaluar con cierta periodicidad los volúmenes originales de gas y aceite así como para corroborar sus reservas.
El viernes cuando Peña hizo el anuncio en el Estado de Hidalgo me recordó aquel 8 de noviembre de 1980 cuando el entonces presidente José López Portillo causó un gran revuelo al anunciar que prácticamente Chicontepec era ya un emporio industrial a causa de su petróleo.
Lo proclamó al ir a inaugurar la clínica del IMSS-Coplamar, en la prolongación de la calle Adolfo López Mateos, a la salida hacia el municipio de Benito Juárez. Como reportero me tocó cubrir esa gira y recuerdo que despertó tantas expectativas el anuncio que a los indígenas ya se les veía negritos de chapopote y encendiendo puros con billetes de cien pesos de aquellos.
Desde aquel entonces ningún otro Presidente había hecho la gran apuesta por el petróleo de Chicontepec hasta que llegó el panista Felipe Calderón Hinojosa quien desde 2009 le invirtió al proyecto Aceite Terciario del Golfo, como se le denominó, 116 mil 118 millones de pesos, con resultados muy pobres, que con el tiempo llevaron al fracaso el proyecto y el yacimiento se convirtió en el primero en el mundo que generó pérdidas. La realidad se había impuesto.
En realidad petróleo sí hay, pero su extracción es demasiado costosa. Está comprobado que el Paleocanal contiene una de las mayores reservas de hidrocarburos del Continente Americano, al grado que algunos expertos han afirmado que sus reservas son equivalentes a la mitad de las encontradas en Arabia Saudita.
Pero Petróleos Mexicanos (Pemex) se encontró con que el crudo se halla en rocas con poca porosidad y permeabilidad, en un suelo con poca presión para extraer numerosos barriles de petróleo. Se trata de reservorios muy pequeños que requieren nueva tecnología, muy probablemente fracking (fracturación hidráulica).
El 22 de junio de 2016, un artículo publicado en la revista Expansión y firmado por Edgar Sigler explicó con detalles el problema: “… Gustavo Hernández, director de Recursos, Reservas y Asociaciones de Pemex Perforación y Exploración, ingeniero petrolero que ingresó a Pemex en 1992, explica que, para extraer pequeñas cantidades de crudo en cada pozo de este yacimiento, se requieren cavar agujeros artificiales, como los de un queso gruyere, en este tipo de rocas.
‘Un solo pozo en el mar te da 3,000 barriles diarios. Uno de Chicontepec te da 30 barriles. Es decir, que necesitas 100 pozos en Chicontepec para producir lo que uno en el mar’, compara Hernández”.
Se proclamaba, pues, que estábamos en jauja, hasta que la realidad se impuso. El gozo se fue al pozo.
Ahora nos salen con lo de Cosamaloapan. El yacimiento Ixachi-1, que así se llama, se ubica a 40 kilómetros al noroeste de Cosamaloapan y a 26 kilómetros al noreste de Tierra Blanca. Peña Nieto dijo que tiene un volumen de más de 1,500 millones de barriles de crudo y 350 millones de barriles de reservas, probadas, probables y posibles.
“Este es el hallazgo de Pemex más importante en campos terrestres que haya realizado esta empresa en los últimos 15 años”, informó. Y presumió: “Pemex se vuelve más rico”. Mju. A ver si no nos salen con que en lugar de petróleo lo que hay es un gran depósito de aguardiente de caña que en cantidades industriales se produce en la región (¡y de qué calidad!, amigos que lo traen de allá en grandes garrafas me invitan “pa’la reuma”).
Pero entre tanta algarabía por el anuncio se perdió una advertencia que hizo el mismo viernes el Director General de la consultora especializada GMEC, Gonzalo Monroy. Apuntó “que aún se debe ser cauteloso en cuanto al monto de las reservas que puede aportar, porque faltan estudios y trabajos, como perforar los pozos delimitadores, para confirmar su potencial” (Expansión 03/11/2017).
La misma publicación dijo que: “Los 1,500 millones de barriles de petróleo crudo equivalente que contiene el pozo aún deben someterse a un proceso de comprobación de reservas, que una vez revisadas pudieran alcanzar los 350 millones de barriles de reservas 3P (probadas, probables y posibles). A esta cantidad aún debe esperar a ver cuántas pueden pasar a ser reservas probadas, es decir, listas para extraerse”.
Ayer, El Financiero publicó que “Los costos de extraer gas en Ixachi-1, la zona petrolera recientemente descubierta y ubicada a 72 kilómetros al sur del puerto de Veracruz, no son tan baratos como lo había anunciado el Gobierno”, de acuerdo con Gonzalo Monroy.
El Director de GMEC dijo que “van a tener que ser súper eficientes para que pueda ser rentable el proyecto sobre todo porque se está compitiendo contra EU”.
Algo que no dijo Peña pero que Pemex le confirmó a El Financiero es que el 60 por ciento del contenido es gas, lo que si bien implica que podría haber un incremento en la producción nacional de este hidrocarburo, también significa un reto mayor, coincidieron los analistas, de acuerdo al periódico.
Otro experto consultado por el diario especializado en economía y finanzas, Pablo Medina, consultor de Wood MacKenzie, advirtió que si la cantidad de crudo no es suficientemente amplia el campo no podrá ser económicamente viable. “Este descubrimiento requiere tener una cantidad importante de líquidos (petróleo) contra gas para poder ser económico contra las importaciones de EU”.
Pero con una irresponsable ligereza, Peña señaló que la extracción de este petróleo se va a poder hacer “relativamente pronto, y además a costos más bajos por la ubicación del yacimiento”. “Está cerca de donde hay ya infraestructura que hoy tiene PEMEX, y va a permitir procesar de manera más fácil el petróleo que se extraiga”.
Demasiado bello para ser realidad. ¿Ese “relativamente pronto” a qué tiempo equivale? ¿A días, a meses, a años? ¿Por qué no dio el Presidente una fecha estimada? ¿Por qué no habló de inversiones probables? En realidad todo lo dejó en el aire. Pero casi como fin de sexenio y en víspera de que destape a su candidato a sucederlo tiene que ganar notoriedad.
Atrás de él se colgó del anuncio el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien siguiendo a Peña empezó a replicar las campanas: “El yacimiento… detonará la creación de empleos e incentivará la inversión en la región”. Hasta adelantó que “se podría enviar el petróleo a la refinería de Minatitlán”.
Y Cuitláhuac García Jiménez ya dijo que la concesión se le entregará a una empresa extranjera, mientras que Juan Bueno Torio se dispara diciendo que habrá ingresos adicionales y se fortalecerán las finanzas de Veracruz, en tanto que el director general para América de Hutchison Port Holding (HPH), integrado por ICAVE y por Talleres Navales del Golfo, Jorge Lecona Ruiz, afirmó que el yacimiento representará un incremento en la actividad de Astilleros de Veracruz, y el dirigente de la Canaco porteña Jesús Antonio Muñoz de Cote, quiere que los ingresos se vean “reflejados” en el puerto y el Estado y bla bla bla. Todos haciendo cuentas alegres
Pues ya está. Resulta que nadamos en petróleo y nuestros gobernantes nos pintan el paraíso terrenal. Poco faltó para que emularan a López Portillo, aquel célebre, frívolo e irresponsable Presidente, que en su locura llegó a proclamar que nos preparáramos para “administrar la abundancia” porque nos pintaba ya como nuevos jeques árabes y terminó llevando al país a una de las más graves crisis económicas y financieras de que se tenga memoria, con la consiguiente devaluación del peso que causó la ruina y orilló al suicidio a miles de mexicanos que de un día para otro se convirtieron en pobres.
Y frente al estruendo mediático de los gobernantes, está la advertencia de los especialistas. ¿Usted a quién le cree?
Distinción a Anilú
Sólo fueron cinco los delegados invitados al acto que presidió ayer el presidente Enrique Peña Nieto en Antón Lizardo: obvio, por el tipo de actividad que se trataba, estuvieron los de la Segob, el CISEN, la SCT y la PGR. Y Anilú Ingram, la de la Sedesol federal.
La política es de símbolos y por eso hubo quienes vieron ya la señal confirmatoria de que será la candidata del PRI a senadora. Como quiera que sea, fue una distinción.